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jueves, 31 de marzo de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

Sobre un pájaro insomne, 2

Y te preguntas del mecanismo interior del artefacto viviente y volador. Por qué vuela, te dices. Por qué late. Por qué trina. Quién hizo su núcleo rojo encendido que late a mil por hora mientras planea el cielo y por qué es invisible su grandeza interna, la sincronía de sus alas con el resto de su cuerpo, a tu mirada. Los gatos lo olerán, pero tampoco podrán ver eso. O tal vez sí y por ese motivo se los comen a los que son como él. Podrían esos seres diminutos y multicolres ser noticias celestiales, pero por qué algunos son comidos en platillos grasosos y nadie nota la diferencia, nadie se vuelve más ágil ni transparenta su alma a través de sus ojos al terminar la comida ni se vuelve mezzosoprano.

Calló el pájaro. Caíste tumbada, de cansancio: las respuestas no son parte del paquete vacacional en la Tierra.

Sobre un pájaro insomne

Es raro: afuera hay un pájaro cantando. A estas horas. Es como un cotorrito. Quizá sea procedente de Europa o Asia, así se explicaría su trinar nocturno. O a lo mejor padece insomnio por culpa de sus dueños... qué sé yo, lo han de atosigar con pasito duranguense por las tardes. No lo sé, pero canta bonito. Envuelve la noche, tras una larga jornada de barullo, pirotecnia y nachos en la casa de los saraperos, el único verde estampado en un jacal de blocks y reflectores que ayudan al calentamiento global. La rescata de la orfandad y la zozobra de la ciudad más rara de México. Me rescata a mí, que estoy sentada junto a la ventana de mi cuarto y lo oigo cantar a él.

Me recuerda las cotorritas de amor que tuve a mis doce años. Eran bien tragonas. Me gustaba su color azul, me estresaba el mugrero que dejaban cerca de la puerta. Al final ya tenían sus actitudes lésbicas: en las mañanas eran puro amor entre ellas. A mí me llamaba la atención que se dieran de comer entre sí, ignoro si era un amor desmedido o una necesidad reproductiva imperante. Nunca supe si, a falta de macho, las cotorras de amor puedan suplirlo, como ocurre con otras especies animales. Mi madre las lanzó cerca de San Juan de los Lagos, Jalisco, en su afán libertario (acuario la mujer, al fin). Cuando se enteró, su consuegra de aquel entonces le dijo que son aves domésticas y que rara vez sobreviven al mundo natural. Con razón se pescaban con las uñitas fuertemente a una jaula que era sacudida violentamente por una madre que se negaba dejar su terruño para vivir en una de las tierras más hermosas, Guadalajara. Revoloteaban tanto dentro de ella que hasta yo pude guardar una pluma. Seguramente descansarán en los restos óseos de algún gato o perro.

En fin. Verdaderamente está mucho mejor oír cantar a este pajarito que escribir esta noche, así que cierro esta entrada. Antes, una pregunta capciosa -y hasta infantil-:

Si el problema con las plantas nucleares japonesas radica en que necesitan el enfriamiento de éstas para evitar una debacle, ¿por qué no llevarles hielo desde otros países? ¿Por qué las potencias sí son tan buenas para mandar misiles a Libia y no se ponen de acuerdo en mandar barcos con bloques de hielo, u otra sustancia que haga las veces? ¿Por qué seguimos creyendo que vendrá dios a salvarnos? ¿Por qué ansiamos tanto la muerte del otro, si finalmente es nuestra muerte misma?

domingo, 27 de marzo de 2011

Librería Julio Torri, reloaded

Asistí el día de hoy a la inauguración de la nueva librería Julio Torri, ahora ubicada en el periférico Luis Echeverría y prolongación Pérez Treviño.

Con más de veinte años de acompañarnos con los libros del Fondo de Cultura Económica, el clásico concurso "¿Por qué es mi consentido?" y el montón de cosas vividas a su alrededor (por ejemplo, platicaré que me hice de mis primeros libros de Cortázar ahí, cuando me los regalaron al haber ganado un concurso de cuento; o cuando compré el Anticristo de Nietzche con el bono de regalo por haber ganado un concurso de ortografía en el ITESM -estoy hablando de cuando todavía existían las gemelas Torres-), ahora la librería se cambia de lugar para dar un nuevo concepto a sus visitantes de años: cafetería y bebeteca. Celebro sobre todo el café. La bebeteca no debería ser malinterpretada con un lugar donde se toman bebidas alcohólicas. Espero un día poder llevar un niño -ajeno- a la bebeteca de la librería, para saber en qué consiste.

Lo que más me agradó fue ver a Mondadori y Anagrama por ahí. Espero lo mismo ver a Grijalbo y Almadía (y ojalá que después pusieran editoriales independientes como Lenguaraz, por ejemplo).

La tarde estuvo muy bien, fuimos los mismos interesados de siempre -y no lo digo porque nos hayan regalado un hermoso libro: quiero que vayan otros que no han ido aún... no se rían-. La gente de la librería, como siempre, se portó muy linda con los asistentes (saludos a Flor Palacios y a toda la banda).

Lo chido del evento fue escuchar la frescura de Jorge Hernández. Verdad del Creador que es mucho más simpático en vivo que en la tele. Leyó fragmentos de su obra y estuvo platicando con la gente, como si fuera un lugareño más.

La apuesta por el cambio me pareció buena. Cierto es que la calle de Victoria le daba un realce casi decimonónico a la antigua librería, pero la nueva compensa esa ausencia con los espacios creados y su arquitectura.

Vale la pena que se den la vuelta a las nuevas instalaciones de la librería que lleva por nombre el de uno de los fundadores de la minificción. Total, no pasa que salgan de ahí con un libro en la mano.

viernes, 25 de marzo de 2011

Revelado e impresión

"Estudio leyes, igual que usted. ¿Ya ve? Si sí me acuerdo. Yo decía: la maestra Marlén estudiaba eso y era muy feliz. Así que estudio eso". Yaneth, alumna de Francés en el San Lorenzo, 2005.

Ver a Yaneth en el supermercado me reveló una parte luminosa de mi pasado. Esa que enterré porque me dolió demasiado cómo terminó.

Curiosamente, me hizo feliz: jamás pensé que alguien notara en aquel entonces toda la vitalidad que había en mí, toda la ilusión que provoca tener 21, 22 años: levantarte, dar clases de francés a chavos clasemedieros, entender sus broncas, jugar con los niños de diez años a los que también les das clase, ir a hacer tu servicio social en el área legislativa del gobierno, creer en las formas del Estado, creer en crear la justicia esta vez y para siempre. Fue como si la vida me diera una polaroid en vida, un testimonio parlante de lo que fui...

Ahora hablo con un locutor chilango sobre el suicido, y sale a relucir Cioran. "Los optimistas son los únicos que se suicidan". Es cierto.

Por eso estoy viviendo mi segunda vida.

Ojalá que a Yaneth le vaya como debiera irle a la juventud en cualquier parte del mundo.

Por lo pronto, yo los seguiré torturando con mis cuentos raros.

jueves, 24 de marzo de 2011

XX vertical

Escribiendo en hojas inservibles (de esas que tienen todas las letras pesadas del mundo que no se quiere ir, y que lamentablemente encuentras gratis en los panfletos grandes de instituciones grandes) las dos equis del siglo pasado, me percaté que éstas, al unir sus puntas, formaban un símbolo del infinito, abierto sin fin (paradójicamente).

Ahh... entonces por eso la postmodernidad: todo lo vivido, pensado, filosofado, inventado, imaginado, creado y ensayado en siglos pasados, se goteó poco a poco, hasta el infinito, como una llave mal cerrada por la cual se escapaban todas las voces de todos los tiempos anteriores, hasta anegar a la gente en el pensamiento de sus antepasados.

El infinito sería entonces un charco de ideas muertas, estancadas en la postmodernidad del siglo XX. Dicho de otra manera, el siglo XX fue un reducto o una válvula de escape por donde se salió la producción intelectual de la humanidad.

Lo curioso sería que, pasando las dos equis, quizá también hayamos superado la postmodernidad porque resulte que el ahora no sea más que el sueño del último perezoso superviviente de este alfiler de la galaxia. O bien, si ya le agregamos el "I" al siglo que vivimos, entonces no haya más infinito: el infinito tendría límites, después de todo. O quizá nosotros superamos sus no límites al agotar todo lo que era posible pensar y por eso ahora lo único que nos queda es debatirnos entre el caos y el new age.

domingo, 20 de marzo de 2011

LUNA-ZOOM

Únicamente cada cientocincuenta años se acerca tanto. Embellece a las pobres de rostro, embelesa a los insensibles, enloquece a los cuerdos, hace creer que sanan los locos y engatuza a los urgidos. Por eso no te salgas, m'ijo, que esta Luna es engañadora, me dijo mi abuela.

Ojalá le hubiera hecho caso. Y ahora, m'ijo, váyasa a dormir, acuérdese que si no se duerme temprano, luego vienen las piernas peludas de su madre y se lo lleva con el conejo de la Luna, que esa noche, estoy segurito, se tapó los ojos pa' no ver tanto y tanto fulgor.

KUKULKÁN


—En unos momentos más: La tragedia en Libia sigue. Le tenemos imágenes del día. Además: Kukulkán, Kukulkán ya está aquí. Regresamos.

La música del corte le sonó como berrido de chivas a punto de ser matadas para convertirse en cabrito. Evidentemente eso lo había observado desde el cielo, cuando sabía que nadie lo recordaba (salvo uno que otro hippie o seguidor incauto del new age que a veces lo invocaba con fines afrodisiacos o de reencarnación de las cosas inertes en este mundo –jamás entendió por qué le pedían semejantes cosas: él sólo trajo el maíz y asustó a las gentes con los rayos. Y párele de contar) y sacaba su cabeza cuatro veces al año, sólo por el placer de dar calor a los seres de maíz precocido que dejó en la Tierra.

Estaba agobiado con el trato excesivamente cortés de la peinadora de copete alzado (“¿quiere que l’eche más esprái o cree que así aguanta?”), que mejor se puso a distraerse con el montón de máquinas y operarios de la televisora. Era demasiado mitote para enviar mensajes a las masas. A nosotros nos bastaban los artefactos de luz guardados en una que otra pirámide y ya los teníamos a todos bajo control: “’Hora verás, indio desobediente, ‘pa que no te sientas Kalimán”. Y zas, un rayote en pleno equinoccio de primavera y se estaban en paz y le trabajaban a uno la tierra. No cabe duda que los tiempos cambian.

—Está listo, ¿señor? Es tiempo de salir al aire —le dijo un morenito de pelos parados que le recordó a los viejos tributos recibidos allá, cuando el Popol únicamente era leído por los nobles y sacerdotes y para nada se vendía en jacalones con aire artificial y paredes amarillas.

Hizo un ademán regio. Sabía que no lo entenderían, pero igual lo hizo.

Se levantó de su asiento, pronunciando una bendición maya a la pobre mujer que lo había estado maquillando y peinando desde hacía una hora. “No me quedó como dios de los cromos de los años cincuentas, pero me cae que sí se parece al William Levy región 4. Diosito me lo bendiga, Don Cuco”, le respondió la dama.

Nadie sabía cuál era la intención del vocero oficial de las noticias televisivas al invitar a un dios en stock. Tampoco los itzáes entendieron los ánimos del viejo dios de querer regresar a la vida pública.

El señor de las noticias lo saludó nerviosamente. Sus ojos delataron el lapsus que en ese momento lo agobió hasta el cansancio: “¿Y a éste, en qué idioma le hablo?”.

Dada la universalidad de la lengua inglesa, decidió mantener el diálogo en aquel idioma. Glad to see you, Gucumatz.

El dios sonrió forzadamente.

— ¡Al aire! —dijeron otros morenitos con diademas oscuras.

El amo de las noticias se arrellanó en su silla giratoria de cuero negro para dar la bienvenida en cadena nacional al dios de los mayas y formularle la siguiente pregunta:

— Mr. Kukulkán: Why the Primavera?

Levantó una ceja. ¿Qué le pasa a este imbécil? ¿Por qué hila las palabras tan extrañamente? ¿Es que acaso viene de un mundo cercano y los mexicanos, en su estúpida benignidad, le han dado no sólo asilo, sino un puesto cumbre? ¿Por qué le pregunta esas cosas que le preguntaría un niño de primaria? ¿Cómo que por qué la primavera? ¿Sería acaso que quería saber por qué él se deslizaba en las pirámides en la primavera? ¿Y eso como que a colación de qué viene? ¿Pensará, también, que su presencia en el estudio proporcionaría, como por ósmosis, poder sexual y abundancias, con el sólo hecho de mirarlo sentado ahí? Él, el dios, estaba preparado para hablar de la transición y la posibilidad de regresar a los orígenes (Proyecto Kukulkratos), del fin del mundo según su calendario Tzolkin, del dragón que con su cola produjo la enorme ola de un mar nipón. Pero no de la primavera.

— Why in English? I’m a Mayan god, not the ambassador of Chichén Itzá in your country. And why are you asking me for the spring, aren’t you afraid about the end of your tiny, stupid TV-world? —respondió severo al conductor.

Te pasaste, Kuku. El conductor se puso más nervioso aún. Todos acá sentimos penita ajena y hasta agradecimos que nos pusieran el arcoíris mocho en la pantalla. Parecía que habías ido a Saltillo y no a la tele, dijo Tepeu. Pero es que el señor sí estuvo muy manchado. Mira que preguntarte por la primavera. Si supieran que les queda bien poquito en la Tierra, chance y hasta te hubiera preguntado qué podrían hacer para congraciarse con nosotros.

Pero sabes bien que no podrían hacer nada, Tepe. Cuando decimos “hasta aquí llegó”, no hay nadie que nos persuada de lo contrario. En cierta forma, fue bueno que no llegara a mayores las preguntas de ese hombre. Dejémoslos que vivan sueños mexicas otro rato. Total, en esta vida todo se llega… Why the primavera… Hazme tú el favor.

sábado, 19 de marzo de 2011

Un sólo por hoy

Estoy de manteles largos. Hoy 19 de marzo cumplo seis meses de haber dejado el Tivanyl y con ello, clausurar una etapa de siete años en la que estuve sometida a medicamentos como el Victán, la Paroxetina y el Lexapro.

A todas las personas que estuvieron involucradas en dicha etapa, tanto víctimas como victimarios, les agradezco que ya sean parte de mi pasado. A la gente linda que me ha sabido mantener en pie con su corazón (especialmente mi familia), mi agradecimiento más humilde. Espero con fe ciega que la alegría por estar limpia de sustancias que me impidan ver la realidad con todos sus claroscuros y matices, dure en mí tantos años como pueda aguantar sobrevivir en este caótico mundo.

En estos seis meses he descubierto que las sustancias sólamente sirven para esconder la debilidad del espíritu, al igual que las drogas, el cigarro o el alcohol. La vida no es bella, la vida no es fácil y la vida es tan pinche como le permitamos que sea con nosotros. Pero si a esto le agregamos que la encararemos fuera de nuestros cinco sentidos, la afrenta es peor. No hay peor cobardía, creo, que enfrentar la vida fuera de nosotros mismos. Y eso fue lo que estuve haciendo durante siete años.

Me reconozco como una mujer obsesivo-compulsiva, maniática y con ataques de ansiedad desde los seis años, terca como una mula cansada, incapaz de apoyar los progresos de la ciencia médica. Pero realmente quiero saber a qué sabe la vida sin ayuda de otras sustancias que no provengan de mi cerebro. Y la verdad es que no me ha ido tan mal hasta el momento. Ha habido de todo.

Naturalmente mis crisis seguirán, aunque no sea mi deseo. Lo que sí deseo es que siga habiendo oportunidades para hacer mi poesía y narrativa extrañas, de escuchar y sentir la música, de ver una magnífica pintura, una obra de teatro o una película. De vivir, hacer, experimentar y sentir al arte en general, desde todos los ángulos. También espero que siga la clase de salsa que tomo de lunes a jueves para mantenerme cuerda (por utilizar un término ordinario, ya se sabe que yo jamás podré ser cuerda). Creo que me cae bien la idea de saberme tan loca y distinta como quién sabe cuántos millones de seres humanos en este planeta. La ecuanimidad es una utopía.

Y después de todo este choro, les confieso que ya sé lo que deben sentir los de AA cuando pronuncian su discurso de aniversario. Yo también vivo al "un sólo por hoy".

miércoles, 16 de marzo de 2011

BLEACH

Y porque lo quería tanto y estaba como ciega, blanqueó la noche acercando un tercio de la Vía Láctea para que se distinguiera del resto, y así no perderlo nunca más. Y la blanqueó tanto, que todos los gatos se entrecruzaron, deslumbrados, formando nubes alargadas con cada zarpazo que dieron, incluyendo el suyo, que dejó de ser pardo para ser un fulgor como de estruendo solar.

martes, 15 de marzo de 2011

Frase para un martes descolorido

¡Qué agradable sería un mundo en el que no se permitiera a nadie operar en bolsa a menos que hubiese pasado un examen de economía y poesía griegas, y en el que los políticos estuviesen obligados a tener un sólido conocimiento de la historia y de la novela moderna!

-Bertrand Russell


domingo, 13 de marzo de 2011

El adiós a una rockera

Rita Guerrero se murió el viernes 11 de marzo, y yo no sé muy bien si lo que diré aquí suene a una palabrería más de esas que se unen, como en cadena invisible de efectos físico-matemáticos, en ocasión de lamentar la pérdida; o si por el contrario, demuestren lo triste que estoy.

Para mí, más que una rockera, era un ejemplo de la supervivencia de lo femenino-idealista en un país esencialmente machista, agreste, sin lugar para las ideologías alternas ni la producción estética y filosófica que arrojaran, de querer hacerlo. Aún me siento un poquito consternada con su partida.

Entiendo que se haya tenido que marchar. Todo el mundo está destinado a morir el día que nace. Lo que aún no me queda claro es qué se irá a hacer ante la carencia de personajes como ella, que poco a poco se van muriendo -algunos incluso se llevan su filosofía consigo- y no hay quien los reemplace o al menos cumpla cabalmente las funciones que tenía el papel de quien deja este sitio (el mundo).

Últimamente he visto reductos de rebeldía en canales de paga y la verdad no me resultan muy convincentes. Siendo aún más franca, más que el miedo a ver desaparecidos para siempre esos vórtices de luz y fuerza en la escena artística, intelectual y cultural del país, me da pánico el saber que ni mi generación ni las subsecuentes estemos haciendo algo por remediar la ausencia. Me miro a mí y a los que están a mi alrededor y veo un monstruo gelatinoso que se arrastra al ritmo del reguetón o de un pasito duranguense, del hip hop, o del pop más atroz que haya sido creado. Estamos dormidos. Tenemos miedo, apatía, indolencia. Le falta color a nuestras acciones. Le falta amor a la mezcla resultante de los colores que pudieran ser creados. Vivimos en burbujas de aire, alimentadas de un no sé qué que hace pensar que vivimos en EE.UU y nos parecemos a los protagonistas de las series de televisión norteamericanas. No cuestionamos ni aportamos ideas en nada. Confundimos la participación artístico-cultural con la creación de meros clowns de medio pelo que vagabundean en una contracultura que ya dejó de ser contracultural, pues todo lo que anteriormente llevaba el sufijo "contra" se estabilizó tras la globalización (de otro modo no me explico por qué el rock de los setentas ahora es digno de convertirse en logos de camisetas fabricadas en serie, o desde cuándo lo punk se compra en tiendas departamentales).

Siempre quise estar presente en un concierto de Santa Sabina. Cuando era chavita -trece, catorce años- la vi cantando en la televisión y dije que quería ser como su vocalista: elegante en su trazo escénico, de voz única, movimientos corporales exquisitos, también únicos, que sabían combinar en dosis adecuadas la combatividad del espíritu contestatario de la Guerrero con la gracia y delicadeza de su esencia yin. La ví china y dije: yo puedo. La vi mujer, al frente, entre hombres, y pensé: yo quiero. La vi entregada al arte y sentí: yo busco y anhelo eso.

Se fue Rita Guerrero. Yo creo que el mundo la expulsó demasiado pronto de sus linderos. Qué pena y qué triste que la guerra interior no la haya podido ganar. Es que, aquí entre nos, la vida es una cabrona que no se ríe contigo, si no de ti, del ridículo que haces cada día al tratar de demostrarle que puedes más que ella. Está equivocado el que piense que el paraíso es este mundo. Hay lapsos, sí, como cuando prevalece el amor, en los que pareciera que el mundo al fin mudó de piel. Pero son instantes, nada más.

Rita Guerrero, descansa en paz. Ojalá que allá sí exista otra vida en donde tengas oportunidad de seguir siendo tú misma. Gracias por tu ejemplo de fuerza femenina en un mundo donde poquísimas veces se pueden combinar la gracia y la combatividad del espíritu, una dualidad que llevamos dentro por ser reproducciones a escala de uno que se llama Abraxas. Que tu espíritu ascienda con la música que creaste y nos dejas. LUX.

Civilidad Saltillense

Los hechos que sumieron a esta ciudad en un profundo estado de alerta, miedo e inseguridad el pasado viernes 4 de marzo, evidenciaron ciertas condiciones poco eficaces para un verdadero progreso de la capital del Estado.

La circunstancia de orfandad en que se vio Saltillo aquel día al encontrarse el poder Ejecutivo completamente acéfalo, nos permitió a la ciudadanía conocer a escala el mapa representativo del comportamiento político, jurídico y social que se vive actualmente en el país. Esta radiografía comprende una verdad que duele y que ha sido poco comentada tanto en medios de comunicación como entre las personas mismas: los principios de soberanía y democracia en los que buena parte de la población ha depositado si no su fe, al menos su esperanza política, resultan demasiado pocos o insuficientes al momento de encarar una realidad como municipio, estado o federación. No es lo mismo hablar de cultura de legalidad, políticas de seguridad y otros conceptos que ponerlos en práctica. El escenario donde se desplazan los elementos básicos que han de sostener el panorama político y jurídico de una sociedad, entre ellos, la seguridad, el acceso a la información y la libertad -en todas sus facetas-, resulta entonces endeble y hasta vulnerable ante cualquier fenómeno que sobrepase sus estructuras básicas.

Este problema podría solucionarse de encontrar la manera ciudadana de generar, de dentro hacia afuera, una conciencia ciudadana que permitiera exigir clara y responsablemente cuáles son sus intereses y necesidades, así como el rumbo que realmente desea tener como una sociedad instalada en los parámetros progresistas que inevitablemente aporta la vertiginosidad de la segunda década del siglo XXI.

La concientización de lo que se requiere socialmente y la manera en que se realizará no es únicamente propia de un acto político. Es una cuestión de educación civil que emergiera de un ser colectivo profundo, capaz de argumentar sus anhelos no en base a lo que comúnmente la superficie pudiera pedir (verbigracia, la presencia de un veterano del futbol americano), sino más bien a la visión futura que tendría como prioridad el engendramiento de ideas, normas, conductas y finalmente personas que puedan vivir un bienestar social y político más allá de los colores, los spots y los miedos, dentro de dos o más décadas.

El fomento, revaloración y respeto por la cultura propia tal vez, pero sobre todo, el respeto hacia lo construido -generacional y no materialmente hablando- eficazmente en el pasado ayudarían a la creación de valores axiológicos realmente establecidos y completamente funcionales en la sociedad, tales como la justicia real, la libertad (individual y colectiva; política, económica y jurídica) de facto, y el acceso a la información.

A este respecto y sobre este último punto (acceso a la información), también a la población saltillense le ha quedado claro el panorama que los medios de comunicación locales pueden brindarle en estos tiempos, luego de la fallida función que tanto televisoras como periódicos demostraran ante los acontecimientos del viernes antepasado.

Es totalmente cierta y justificable la red ciudadana de información creada en un mismo día a través del Twitter y es un buen ejemplo para demostrar que quizá la ciudadanía puede prescindir de ciertos mecanismos institucionales acotados cuando de extender un manto de protección civil se trata. Estamos hablando de establecer acciones contundentes que suplan la mala funcionalidad de quienes se supone juegan un papel determinado -en este caso, la comunicación veraz y oportuna en casos de extrema inseguridad civil-.

Es indudable que la transmisión de información debe ser administrada objetivamente a fin de no degenerar esta incipiente red de comunicación civil en un periódico amarillista más; de otro modo no tendría sentido su existencia: para alarmar con notas sanguinarias ya se cuenta con al menos dos ejemplares de empresas distintas. Aquí lo importante es saber la pertinencia de la información otorgada y evitar caer en la invención de hechos: a nadie le sirve una mentira, menos en estos tiempos. Finalmente, lo que se hace es para mantener viva y a salvo a una sociedad civil que no tiene responsabilidad directa de la violencia sui géneris que está caracterizando al país en los últimos años, sino que al contrario, resulta ser una víctima más, como en tantas otras ciudades ha ocurrido, de estos actos tan tristes y violentos.

Lo anterior también ayudaría a consolidar y ganar el respeto y la confiabilidad respecto de la red creada, para así argumentar la invalidez de decretos gubernamentales como el emitido en 11 de marzo, donde se estableció que serían multadas las personas que generen rumores y caos a través de estas redes.

Dicho de otra manera: si se usa adecuadamente y con respeto el Twitter como vía de comunicación para la salvaguarda de la ciudadanía, no habrá necesidad de acotar a la ciudad ni de anegarla en un estado de indefensión absoluta.

Estamos hablando de una sociedad donde conviven adultos, jóvenes, ancianos y niños, todos con la misma intención de progresar esencialmente y de dejar atrás a la barbarie que resulta ya imposible de reconocer y de experimentar, como parte de un proyecto de nación joven que recién acaba de celebrar con bombo y platillo su independencia y revolución.

sábado, 12 de marzo de 2011

No sé qué será más deprimente, si traer una faringitis sabatina de porca miseria, o echarme cual vaca en el desierto a mirar "Espanglish" en el WB durante tres horas (con su correspondiente cargo de consciencia por haber perdido tanto tiempo, claro).
PD: ¿A quién rayos le importará esta entrada de blog?

martes, 8 de marzo de 2011

La mujer no necesita días para ser felicitada. Es como si quisieran felicitar a un árbol por su naturaleza. Fomentémonos, pues, en el arte de respetar la equidad y dejémonos de fechas intrascendentes, sobre todo ahora, que nuestro país requiere de ideas con neuronas para salvarlo de nosotros mismos.

viernes, 4 de marzo de 2011

Clap clap clap vs. Bang bang bang

Los adultos hemos errado el destino del país. Es cierto. Nos cansamos profiriendo vituperios unos contra otros, llevando una guerra sin inicio ni sentido ni fin, alquilando sueños de otros lares, proclamando leyes inconexas y creando ideas políticas y económicas absurdas para ver a dónde nos lleva el barco.

Eso lo acepto. Somos partícipes del teatro que hemos creado con nuestra melodramática existencia, tan triste y patética que ya hasta da risa.

Lo que no acepto, es el horror en las caras de los niños y jóvenes de mi pueblo-ciudad.

Los sonidos sordos y reiterados, cual tambor descompuesto, deberían venir de las canciones estridentes, de los corazones precoces latiendo a mil por hora, del correteo en las horas del recreo. No de los disparos.

miércoles, 2 de marzo de 2011

MARZO

-Toc-toc.

-¿Quién es?

-Soy Marzo. Me manda decir el Padre Tiempo que dejes de ser cursi y no esperes a la primavera.

Pero yo sabía que era un impostor. Agarré el mazo que estaba detrás de todos los años de siempre y, al abrir la puerta, lo vi, muy peinado para atrás y oliendo a orquídeas frescas.

Le di un golpe tal, que por un momento callaron todos los pájaros del mundo. Sí, oí el silencio de la China, el sollozo de una mujer en Libia y las serpientes mecánicas corriendo veloces por las entrañas de la antigua Tenochtitlán. Oí el asombro de los muros ataviados de jaulas silentes y sus mujeres atónitas. Pero no escuché el canto de pájaro alguno por todo el ecuador y sus anillos subsecuentes.

A pesar del terrible destino que traía consigo el presagio, permanecí con la barbilla alta en la entrada de mi casa, mirando al cretino aquél desplomado con la verdura tierna desparramada y su savia prematura remojando los dedos de mis pies: estaba satisfecha por mis heroicos actos. La cursilería del rosa en toda una estación había que defenderla a capa y recuerdo... o a esperanza y espada. Los impostores no tenían derecho a suprimirla de tajo.

No pasaron más de veinte días para que yo me diera cuenta del mal que había cometido. Empezó cuando la serpiente ya no quiso bajar por la pirámide, ondulante y sensual como otros años. Le siguieron una ristra de mujeres fanatizadas y hombres charlatanes que perdían, uno a uno, sus trabajos: el afelio interrumpido por la ruptura imprevista de la sucesión de los meses y las estaciones impedía la clarividencia en asuntos humanos y la comunicación con los seres de otras galaxias y dimensiones. Se le sumaron las parejas que ya no pudieron ser, en estricto orden alfabético: desde las abejas mexicanas hasta las zebras africanas, pasando por los peces arcoiris de Corea del Norte y Joaquín y Marieta la del 15B.

Maté a Marzo. Sin quererlo, hice una fisura en el espacio-tiempo del calendario gregoriano: enero, febrero, abril. La secuencia lógica de la rutina de siempre había sido rota a mazazos por una loca desquiciada -yo- y que además era rosa.

Para enmendar el daño, propuse ante la ONU (pues la laguna causada había traído estragos entre las mujeres, abismales, profundamente perdidas y prestas a dar batalla campal sin razón alguna a su contraparte, donde quiera que lo vieran) la creación de un nuevo mes: Onziembre. Si Julio y Augusto lo habían hecho, ¿por qué yo no? ¿Qué tenían esos mortales que no tuviera esta plebeya?

El mes constaría de treinta y un días de sueño soporífico, ajustable a los deseos del soñante (se adoptó esta palabra en vez de soñador, pues ya se ve que esa sólo habría quedado bien para Marzo, en paz descanse). Una fortuna adquirida en un concurso de premios ("Fijándole el precio a tu vecino", por ejemplo), un harén de mujeres voluptuosas e infértiles, una tarjeta de crédito que se paga sola al ser utilizada en compras de marcas reconocidas de zapatos y ropa de diseñador... incluso podría soñarse que se vivía en Marzo y todo era igual que antes.

Los científicos y sabios se reunieron para hablar de los pros y los contras que traería la aceptación del nuevo mes. Los literatos, por su parte, se permitieron imaginar la cantidad de cuentos y poemas y hasta establecieron qué tipo de clima sería el mejor para que tanto poetas como novelistas pudieran ajustar sus nuevas obras a los nuevos tiempos. Los músicos, siempre instalados en el romanticismo de la nota sublime, pensaban cuál sería el estilo perfecto para darle la bienvenida al nuevo mes y hubo quién se aventuró a escribirle una sinfónica, describiendo los matices de color. Los políticos se aventuraron, rápidos, a hacer promesas con el mes propuesto: "En onziembre daremos ese brinco a la democracia que tanto hemos deseado desde que somos un país independiente. Vamos por un onziembre sin ataduras", decían. Yo verdaderamente no imaginaba cómo los treinta y un días del nuevo mes les abarcaría para tanto, pero como soy un poco lerda para esas cuestiones, dejé que se ajustaran a sus agendas raras y a sus campañas. Por su parte, los astrólogos establecieron que era mejor tomar otro oficio, pues ya había sido suficiente el cambio de signos como para ahora cambiar un mes completo, mientras que los contadores seguían haciendo sus cuentas: eso verdaderamente no les importaba. Los ancianos y budistas no le prestaron mayor atención. Para ellos, el tiempo era una especie de lugar común.

Cuando los científicos y sabios estuvieron de acuerdo, llegó un emisario del Padre Tiempo:

-Manda decir mi Señor que dejen de estar jugando a fijar lo que está fijo y sólo puede moverse en virtud del Gran Motor inamovible. Dejen de ponerle nombre a lo que es inasible. Marzo debía morir a manos de esa loca histérica por el bien del mes, para alejarlo de la nefasta cursilería de fechas como el día de la mujer y esas cosas raras que solían festejar.

Todos callaron en el recinto. Esta vez, yo pude oír el canto de los pájaros en Japón.

Una feminista gangosa se levantó de su asiento:

-Meuda estubidez la e manda deir u badre diempo. Guereos a la brimaera de uelda.

Los traductores simultáneos aprovecharon el lapsus para hacer la broma que siempre quisieron hacer y sus receptores lo agradecieron: el caso de la desaparición de un mes ya les estaba causando hastío.

-Marzo debía morir en manos de una loca histérica para renacer en la pluma de un grupo de trece histéricos. Mi "adre diembo" -se oyeron las risotadas de la gente- no quiere que sea recreado por nadie más.

Y así fue como los hemos contactado a ustedes, escritores nóveles, muchachos que pisan la treintena y piensan que aún son adolescentes (y muy probablemente lo seguirán siendo, por lo que el grupo de los científicos y sabios y una servidora leímos de sus trabajos). Los hemos elegido a ustedes porque tienen la visión exacta de lo que sería Marzo: en palabras del jurado, ustedes están despojados de la mentalidad ilusa del preveinteañero y de la amargura del sesentón. Yo la verdad me guardo mis dudas (pero eso no importa realmente aquí).

De más está decirles que las líneas de creación no están marcadas por nuestras peticiones ni que habrá una beca anual jugosa ni la correspondiente impresión de un libro que a la postre será embodegado. Es más, no habrá siquiera dinero en pago ni premio que figure en sus estancias vacías y ávidas de estatuillas. Únicamente recibirán la anuencia del Padre Tiempo para la creación de un nuevo mes, donde todo sea equilibrio y creación, como en los inicios de la era humana.

Les adjunto el documento que deberán tomar en cuenta a la hora de crear el nuevo mes, el cual, cabe decir, deberá tener carácter cosmopolita y universal, aunque sólo aplique para el hemisferio norte de la Tierra.

Reciban un cordial saludo de una servidora.


PD: Disculpen el atrevimiento de mi ecléctica carta. Me he entusiasmado tanto con el tema de la cración que pensé que sería posible hacer un nuevo estilo epistolar, introduciendo ciertos elementos de la realidad fantástica o ficción de la que tanto se sirven ustedes. Me habría encantado hacer poesía, pero para eso, tendría que saber hacer rimas.