Me gustaría vivir en Marte este martes. Alguien me dijo que los martes, a la gente que padece el síndrome del tiempo ajustado lo mandan a Marte, le canjean 24 horas humanas por 72 marcianas, y aquello se vuelve vida y diversión. Las horas que sobran las puede uno usar en Venus, floreciendo el amor -esa "cosa" que los enfermos del síndrome añoran abarcar al-mis-mo-tiem-po que sueñan hacer todo lo que su mente les viaja en sus sueños de las cuatro de la mañana- en tal cantidad, que los enfermos olvidan sus temores y todo lo desesperante se vuelve una hormiga sideral.
1 comentario:
muy ingenioso tu escrito, logro lo que muchos no pudieron hoy en mi, hacerme sonreir, escelente post...hasta la proxima
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