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jueves, 31 de mayo de 2012

Cansancio

Otra vez al filo de mayo. Otra vez con veinte horas dormidas en diez días. Otra vez quedarse vestida con la falda larga toda la noche. Otra vez trabajos interminables, pérdida de peso, ansiedad: ¿y si no queda lo suficientemente bien? Seis años y una llega al lugar donde dice: "todo es cíclico". La única diferencia, tal vez, es que ahora me ilusiona llegar al final, llorar el gran día como lo hacen las misses cuando ganan. La ocasión anterior era querer llegar al final y no mirar hacia atrás, desnudarse, quemar la ropa, brincarse los cinco años, afuera no hay justicia y yo qué chingados hago aquí. "Aquí hay todo, aquí está la alegría que le debo a Miguel, la libertad que me debo a mí". Y por eso no apagué la luz, como las otras nueve noches anteriores. 


miércoles, 30 de mayo de 2012

Las rayas ígneas del Tigre (1)

Nueve y tantos. Hay en mi cama un extraño fulgor.

Me siguen las rayas ígneas del Tigre. Me bañan las rayas ígneas del Tigre. Me humectan, desenredan mis cabellos, se cuelgan en mi vestido melón, se vuelven la brocha con la que pinto mis párpados. Me alimentan: me nutre la fruta de las rayas ígneas del Tigre.

Alabado sea el Tigre que llega siempre desde su selva por Oriente. Alabado sea mayo, porque las rayas del Tigre llegaron a deshacer el letargo.

domingo, 27 de mayo de 2012

Quiero ser más lista que hermosa, la hermosura se la llevará el viento. Quisiera ser más amante que lista, la sabiduría no sirve si no tiene amor.
La melancolía es una mujer taimada.

jueves, 24 de mayo de 2012

"Cuando estás en la Tierra eres hombre. Cuando estás en la tumba te conviertes en un animal". Eso dijo Mariana. Y cuánta razón tiene.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Bienaventuranza de mayo

Bienaventurados los ángeles prietos que de arriba descienden, porque de ellos son las vajillas de porcelana que engalanan los artificiales cielos.

(Para los obreros de la planta Cifunsa, que viajaron conmigo en la 13A esta tarde).

Viento de mayo

Antes de conocerte me soplaba el viento de la primavera de los camiones, mitad acre mitad dulce, y me hablaba de un destino de atardeceres iguales en mi ciudad polvorienta. Mis ojos no cuestionaban, yo simplemente ponía las manos como una cuenca y esperaba a que la primavera me determinara, triste o solitaria, mujer o marquesina repetida. Era lo mismo. La primavera me conocía y era mayo. Yo tenía veintitrés. Yo no tenía otro sueño excepto el de escribir el viento. Todo eso era antes de conocerte.

Después de conocerte he fabricado redes suaves con pequeños versos para atrapar el mismo viento, para que te platique y conozcas de mi carne y de mi fuego, para que hables con mi espíritu de las cosas que no te he dicho mientras uní mi boca a tu boca. Desde que te conozco el viento no es más del otoño ni de invierno. Dejé las estaciones del viento para eternizar la primavera, así ande en camiones o en el metro, en mi nave blanca o a pie. Mitad naranjo, mitad cereza, este viento me determina al oído una sola cosa, y esa cosa es que te pienso durante tres segundos en las horas dobles. Y luego lo escribe al pie de mis poros y me saca una fotografía, porque nunca me había visto florecida, porque jamás me había visto sonreír.


martes, 22 de mayo de 2012

Ojo de Tigre

Ojo de Tigre -flashazo al interior de mi vaina, cámara oscura pariendo colores. Ojo de Tigre -ofrenda de matices sellados por el viento central. Ojo de Tigre -escucho tu latir en mis dedos. Ojo de Tigre -piel erizada por la voz diciendo el oro del fuego. Ojo de Tigre -vengo a ti para darte la píldora de una comida de Sol. Ojo de Tigre -he venido a cantarte este himno vespertino. Ojo de Tigre -come esta fruta almibada escondida en las vocales de mi nombre.

jueves, 17 de mayo de 2012

DOSIS

Dosis de la risa sensual traída del Tigre: Aplíquese hoy por la tarde luego del vértigo que deja leer doce días seguidos sobre semiótica. Úntese generosamente en la piel hasta que brille a imagen de su carcajada celestial y mundana sin proclamar palabra alguna: así como el Wu-Wei dice que el Sol es Sol sin que lo diga, se es mujer emitiendo la risa porque así lo ha transmitido el Tigre, una tarde de árboles cantantes.
"No hay pena sin ley". Eso no es cierto. Creo que es más difícil hacer poesía sin amor. Y cuando digo amor me refiero a amar todo, incluyendo al conocimiento, ése por el que a veces nos catalogan como mártires en un mundo de artificio y sobreproducción. Naturalmente siempre aparecerá el engendrado entre dos espíritus, pero hasta ellos mismos saben que sin una meta inasible, todo amor se vuelve apenas un acto ilusorio, una acrobacia circense de medio pelo.

"No hay pena sin ley". Es mentira: conozco gentes que han vivido las penas que nacen de la entropía. Por el contrario, no conozco a poeta alguno (entiéndase que si hablo de poeta pienso en un creador absoluto) que haya podido engendrar una página sin sentir algo que eleve su consciencia al momento de crear. 

No hay poiesis sin amor. En verdad que no la hay.



martes, 15 de mayo de 2012

Extrañeza del polvo

Llamé hoy por la mañana a un lugar donde me conocían y resultó que mi nombre se les había borrado de su memoria. No habrá arraigamiento. Sigo siendo liberta entre la tolvanera y mi sierra violácea (lo único que sigo amando aquí) cuando llueve o despierta el día. No habrá raíces. Comienzo mi red para el desapego: hoy voy a dormir en mi hamaca de pelo dulce, hoy voy a soñar con que soy y no estoy más aquí, donde se esconden las voces de mis muertos tras las rendijas del estacionamiento del cine donde ahora proclamo mentiras los domingos. Hoy voy a dormir, hoy que tengo mucho cansancio le he hablado al más largo sueño y le he pedido que venga en blanco.

domingo, 13 de mayo de 2012

Pequeña nota para un Tigre

Agarro la pluma y dejo desnudo el papel. Te digo: Has sido y eres mi luz.

No se puede hablar de poesía cuando te vive la poesía.

No se puede hacer poesía cuando ella te está escribiendo.

Entenderás que no quiero escribirte poesía porque te has vuelto la poesía misma, Tigre.

Salgo al patio a respirarte en la primavera.

Yo soy la primavera otra vez, desde que emergí de tus fauces.