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martes, 30 de septiembre de 2014

Acabo de llegar y me entero que el domingo un montón de saltillenses hicieron una marcha en contra del matrimonio gay. Qué tristeza, qué vergüenza siento: ¿ahora seremos la Cuna de la Involución? Ciertamente el matrimonio es un contrato legal a través del cual se establecen ciertas pautas por las que habrá de seguirse el negocio de formar una familia, y ciertamente este legado institucional, más que favorecer al amor, favorece intereses egoístas de una u otra parte. A pesar de que todos piensan que quien es gay es un ser libre, debería ponerse a pensar que bajo este contrato TAMBIÉN obtendrá los derechos sucesorios correspondientes a su cónyuge, así como prestaciones del IMSS y del ISSSTE. Entonces, ¿somos o no somos iguales ante la ley? Es un acto de verdadera ignorancia el que los mismos ciudadanos actúen en contra de su prójimo: el día de mañana, cuando haga falta unir esfuerzos en contra de las medidas opresoras que el Estado (entiéndase como figura jurídica, puede ser a nivel municipal, estatal o federal, y en sus tres poderes), la sociedad estará francamente dividida y llena de rencor. ¿Así es como la sociedad saltillense avanza? A veces resulta decepcionante vivir en esta ciudad, cuando los ilotas hablan.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

El sonido es la unificación de todos los movimientos del mundo. Su luz y su sombra, el hueco entre uno y otro. No podemos saberlo si atentos estamos a la formación individual de sus componentes. Sólo cuando alguien es capaz de conferirle el sonido de otro a su mundo, se hablará de totalidad. Y eso es poesía.

Mientras plancho, la plancha emite el trinar más bello que anuncia la caída del verano.