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martes, 30 de junio de 2009

Fin de mes, alegría estival

Ocurre que la resequedad no es de los labios. También es del tiempo, de las ganas de comérselo, de los pies.

Por eso salí a comprarme una cubeta de agua llamada gente, llamada caos. Es imposible concebir al mundo sin un vaso de esa agua fresca que te regresa los pies a una tierra que tal vez pueda ser fango. Pero es que no he encontrado ninguna mejor para bailar tangos, huapangos y uno que otro danzón...

-Alguien que iba en el Periférico Zona Industrial
mientras se recargaba en la ventanilla.
Pude ser yo, pero en mi sueño de las cinco y media iba manejando.


Se acaba el mes, nomás. ¿Alguien sabe a dónde van a parar los meses que desechamos? ¿A dónde los recuerdos bienparidos? Los malparidos los cargamos en los hombros, en las cantinas y en el claxon que suena a todo lo que da en horas de tráfico pesado. Pero las cosas buenas... ¿Habrá cajitas suficientes para contenerlas? Ayer vi un sol enorme y estoy segura que me guiñó el muy descarado. Y sólamente a mí. Más mujer que la reina de Saba no pude sentirme en esos fragmentos de oro que se escurren por las manos de un Buda que espera ser la redención de mi esquinero particular, de mi santuario, de mi biblioteca y de mi peinador, el que siempre está intachable porque jamás lo uso...

Creo que los meses van a parar a algún lugar del clóset o del cerebro: son las partes que más usamos para sobrevivir y saborear esta realidad.

Feliz fin de mes. Feliz final de junio en martes rosa...

lunes, 29 de junio de 2009

Lunes lunero cascabelero

Si la semana empieza con el 0-0 del partido de hace rato, más vale que nos saltemos a julio de una buena vez. Me he recomendado a mí misma no encender la tele al menos en los tres primeros días: puro Michael Jackson, sus videos, su vida, sus dineros, sus deudas (algo me dice que las deudas se fueron con él...) sus obras, todo un prócer de la música. "He visto una gran luz azul en el cielo", dijo una ñora que me pareció una médium en un televisor pequeño de un puestito de nachos mientras le daba vueltas a la Alameda. Ya olvidaron que era pederasta, qué más da, a mí me importa un cuerno.

Hace rato leí el post que me dejó la Kena diciéndome que también se había muerto Beto Díaz, un señor que tenía una banda que tocaba las rolas de rock de los sesenta (con ella bailaron mis 'apás, y los amigos de mis 'apás, y así). Es algo así como si se muriera una anécdota más de tu familia, de los besos y las manitas sudadas de aquel entonces. Curiosa semana en la que hubo tanta estrella muerta. La Huesuda ahora se vio muy fashion, creo...

He tomado té de tila para dormir a pierna suelta. Como yo estoy de vacaciones, no me importa que amanezca siendo lunes. Aún así, les dejo la frase obligatoria para la humanidad mexicana (¿ah, verdad?) para este último lunes de junio:

"No dejes para el lunes lo que en martes puedes hacer mejor".

Besos!

domingo, 28 de junio de 2009

Preguntas domingueras

Me agarró una onda de encerrarme en mi cuarto a ponerme a sacudir muebles mientras afuera llovía a cántaros. Puse unas rolas del Rockdrigo y otras de la Downs. Salieron otras de los zeppelinos, de los Doors y de los Beatles.

Me detuve un tiempo y me puse a pensar (cosa tremenda en domingo, claro), si todos esos que alguna vez tuvieron las ganas de cambiar el sistema vivieran en esta época realmente pudieran sobrevivir. Luego me acordé de todos mis cuates, los que son reducidos a la nada por querer mantener sus ideales, nuestras costumbres medio vivas, por ser una canción de protesta en domingo en vez de salir a comer un helado o ir a ver una peli gringa. Me pregunto si no les dará tristeza, como a mí, ver en lo que ha quedado el país después de veintitantos años. La euforia de los setenta y los residuos rebeldes (recordemos que los yuppies llegaron con todo) de tantos próceres sin cara ni nombre está en un diccionario Larousse, en la Encarta o en la Wikipex. Pero en la gente no. En el arte oficial tampoco. Sólo quedamos unos cuantos.

Miro en mi mente a todos mis cuates, otra vez. Imagino a los que sólo son mis conocidos, pero que son como mis cuates: me pregunto si ellos se imaginaron que ahora más del 60% de lo que consumen es extranjero. Me pregunto si las calles llenas de autos de colores y menos calles para los transehúntes les darán felicidad. Me pregunto cómo le hacen para olvidarse el polvo de sus ropas y salir avante, siempre la frente en alto, sus discos y sus discursos impolutos, sus ideales en sus espaldas, Pípilas de la era global.

Y no me queda sino darles las gracias. Sin ellos, esta "landia" estaría más perdida aún. Que vivan los rebeldes, los jóvenes eternos, los idealistas de corazón. Mientras, sigo desempolvando mis libros, curiosamente todos de aquellos tiempos.

1er. aniversario

Hoy 28 de junio cumplimos un año saliendo en la versión electrónica de la revista semanal Día Siete, dentro de la sección Dardos.

Este post es simplemente para agradecer a la vida la oportunidad que me ha dado de exponer mis ideas en una página web que no es administrada por mí. Por poder decir tontera, filosofada, argumento teórico y fundamento jurídico de cuanta cosa me ocurre y veo en las calles y en la sociedad.

También quiero agradecer a las personas que hacen posible que los dardos sigan publicándose, desde el equipo de Día Siete hasta los lectores, pasando por mi carnal que paga el internet y mis ojos que ya me reclaman lentes de aumento. De entre las personas que conforman el equipo de Día Siete, quiero agradecer especialmente a Alejandro Páez Varela, subdirector de la revista y subdirector editorial del periódico El Universal, a José Guaderrama Miramontes, encargado actualmente de la sección "México" del mismo periódico, y a Jorge Alberto Castro, coordinador y administrador actual de los dardos que aparecen a diario en la página web http://www.diasiete.com/ por hacer de la realidad virtual un medio de expresión libre para que una servidora pueda conseguir su propósito: dar una versión personal, una óptica diferente de las cosas que nos suceden a diario.

Es mi primer año como dardera y me siento feliz. Esperemos que la vida nos dé la oportunidad de continuar en este proyecto que me impulsa a pensarle incluso de madrugada nuevos temas para estar siempre en un diálogo abierto con todo aquél que desee ponerse a platicar con mis hijas, mis amantes y mis extensiones: las letras.

Reciban un abrazo, feliz domingo.

sábado, 27 de junio de 2009

El regreso

Ok, regresé de Parras con la noticia de que hay dos habitantes menos en la tierra. Realmente no me preocupa que hayan muerto, pues como dijo hace una semana Cristina Pacheco, "la tierra y la muerte la lleva uno dentro, es algo de lo que jamás podremos desprendernos". Jackson invadió los radios y las grabadoras de todos, incluyendo la grabadora de mi hermano. Farrah era un ícono postmodernista, una apología de la elasticidad de la cirugía y la reencarnación de Barbie. Ambos hicieron buen dinero, le dieron felicidad momentánea al público y todo salió conforme a la Ley de la Vida: nacer, crecer...

Lo que realmente me preocupa, es qué demonios hacía el Ejecutivo Federal lamentando la muerte de un negro que jamás quiso serlo cuando en México a diario se mueren miles de jóvenes y adultos por sobredosis de droga, de tristeza, de hambre, de desempleo, de desesperanza.

Las condolencias se dicen para cosas trascendentales. Billy Jean sólo quiere bailar con un Ángel de Charlie y ya.

Pasen feliz sábado.

jueves, 25 de junio de 2009

Jueves musical


Para que no le digan y que no le cuenten, la UA de C me envió un pase de cortesía para un evento de hoy por la noche. Me llama Parras y no estaré. Pero les paso el pase para que ustedes se pasen una tarde feliz, pase lo que pase.

Feliz cumpleaños, Elisa Botti! Ya no digo cuántos, porque luego la quemada soy yo. :)

Es jueves y es 25. No hay mejores motivos para celebrarlo (podría ser lunes y 36 de junio, por ejemplo...).

Abrazos y besos!

4-0

Me he dado cuenta que a los futbolistas les gusta humillar tan pronto olvidan lo que se siente ser humillados. 4-0 es algo abrumador. Me encantaría ver ese mismo marcador, pero contra los gringos o los alemanes o los italianos... Ya saben, algo serio, por favor...

Enanos y Gigantes

Es junio y es veintitantos. Los mismos adolescentes incendiados por la primavera juegan a "Enanos y Gigantes" al son de los dedos del prefecto. Los hay de todos tipos, todos tan diferentes entre ellos y al mismo tiempo tan parecidos: creen haber inventado el nuevo look de la época. Se decepcionarán cuando encuentren en el google algunos verdaderos vestigios.

Pero mientras eso pasa, los balones de basquet se quedan solitos, parados, arrumbados. Las uñas de acrílico son reportadas a una reina saliente de la restricción. Saliente porque sale de quienes ensayan la entrada a lo que será su última congregación, en ese hormiguero escolar de 1200 (tal vez más) alumnos.

Es la primera prueba de fuego contra el olvido que tanto amamos fomentar los humanos: acá, psst, no hay bronca, total, ni se van a dar cuenta. Empiezas con R y yo con C y qué le hace... Bueno, ahorita nos vemos, mugre prefecto, me puso al lado de este wey. Soy una isla. No hay indicios de bolis en verano reventados en las camisetas blancas que mamá lava a mano partida. No hay trabajos de dibujo técnico hechos al vapor por estar cantando las de los Hombres G y los Caifanes. No hay cólicos premenstruales coincidentes con la vieja gritona de mecanografía I. No hay apodos, no hay peleas, no hay elotes desgranados ni conchitas preparadas.

No está la pastorela ni el profe de la Peña. Tan sólo unas ganas de ir a nadar. Sí, a la tarde te llamo, a lo mejor vamos a El Molino...

A veces Dios es un haragán: la misma foto de hace once años, algo borrosa por la transición de Pokemon a Spiderman y no sé qué más. Pero todo es igual. Nadie se reirá del espantoso coro que canta horriblemente Let it Be en español. Ni siquiera hay coro ya.

Pero estoy segura que hay una cabeza enmedio del patio que está segura de que tan pronto termine el ensayo de graduación de la secu, todo será igual.

Y hasta me parece que se ríe igual que yo. Hay una puerta a la ironía, que debería traspasar... No seré yo quien la invite a hacerlo.

Seguí caminando. La Berrueto sigue siendo la misma. Me da gusto: aunque perdiera mi foto, mil veces puedo ir a recuperarla mientras exista el prefecto Balandrán y la disposición de las filas de los alumnos por ideas de la Mafafa (algún día recordaré su nombre, lo juro).

martes, 23 de junio de 2009

¿Hasta cuando?

No contentos con haber hecho sus desmanes el año pasado con lo de la remodelación de la calle Victoria, y el antepesado con la remodelación (para dejarla con suelo falso supliendo la cantera), ahora ooootraaaa vez a aguantar los boquetes de la reconstrucción de la calle Purcell, justo frente a la Alameda.

Me sentí como en la Luna: puros cráteres. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar esto?

lunes, 22 de junio de 2009

Varias frases y un candelabro

Crédula que soy, siempre creí que era cierto que las personas se desmayan cuando alguien les pega con algo en la cabeza.

Ayer un candelabro se me cayó encima (de esos tipo "Lumière", de La Bella y la Bestia -¿o era al revés?-) y vi estrellitas. Pensé que el acto seguido sería desmayarme como los de la tele, pero no. Nomás un dolor de poca, un atarantamiento que yo le atribuyo más bien a mi cansancio de estos últimos días y al extraño calor con lluvias torrenciales que se ha presentado en mi ciudad. Nada extraordinario, sinceramente... Qué desilusión (deeeh).

En fin, les digo todo esto para justificarme ante mi falta de creatividad en este fin de semana...

Las frases siempre son buenas para empezar un día chido, y más si es 22... (también son buenos salvavidas cuando una no trae material "insólito" -saludos, Joaquín!-).

Abrazo monumental.


Homero habló...

"Dí algo o van a creer que eres idiota... A lo hecho, pecho".


"¿Todavía estás triste por la muerte de Krusty?
No es nada malo, tú mismo puedes aparecer muerto mañana".
(a Bart)


"Siempre que aprendo algo nuevo se me borra algo viejo,
¿te acuerdas cuando tomé esa clase de vinos y se me olvidó conducir?"
.
(a Marge)

"Todo aparece cuando dejas de buscarlo" .


"¡Tú no puedes saber la verdad, Marge! Porque cuando levantas la mano para tocar la cara de lo que era tu mejor amigo y ves que está hecho una basura, no sabes qué hacer.
¡Olvídalo Marge, éste es el Barrio Chino!"



"¡Lisa! ¡En esta casa respetamos las leyes de la Termodinámica!"


sábado, 20 de junio de 2009

Dicen...

Que cuando inicia una estación, es bueno salir al sol y poner las palmas de las manos hacia arriba, como dando gracias por lo que se recibió y dando gracias de merecer lo que viene. Conviene destacar que hay que ser si no optimistas, al menos no fatalistas: el cosmos a veces anda algo borrachito y luego entiende todo mal. Tal vez por eso nos caigan las plagas, las epidemias y las depresiones. O tal vez sea un intento más por quitarnos la responsabilidad en el cosmos y ya.

Dicen también que en día de iniciar veranos es un buen homenaje a uno mismo cantar y bailar. No importa que nunca lo hayan elegido para participar en la Academia, o si se quedó en la semifinal de la eliminatoria de Bailando por un Sueño. Cante feo y recio. Baile con dos pies izquierdos.

Volvió el momento de volverme luna
volvió el momento de volverme sol
volvió el momento de volverme día
volvió el momento de volverme noche
volvió el momento de volverme pájaro
volvió el momento de volverme flor...
volvió el momento
volvió el momentoooo...

Tmben K'aay, Sut u Suutuk (Volvió el Momento)

Feliz verano. Y que la fuerza (la de la Guerra de las Galaxias, no la bruta) de verdad, pero de verdad, nos acompañe.

viernes, 19 de junio de 2009

Las lágrimas negras de Betsabée Romero

Este miércoles 17 asistí al museo MARCO a ver qué me encontraba, aprovechando ahora que estoy de vacaciones.

No suelo elegir mis itinerarios, soy una mujer a la que le encanta agarrar su bolsa o su morral para irse a la calle. Las buenas películas son las que he visto sin planear, sin saber siquiera que existen y sin saber un día antes que iría al cine.

Pues bien, lo mismo me ocurrió con esta visita al museo regiomontano: codosaltillense que soy, aproveché también la entrada gratuita que éste ofrece tradicionalmente los días dedicados a Hermes (Mercurio), no sin confesar que cierto gusanillo de mi memoria de mediano plazo me decía que algo de Pixar estaba exhibiéndose ahí.

Si hay algo que amo de la vida, es caer en sorpresas como la que tuve al toparme con el trabajo de esta artista plástico. Entré como un elemento más de una manada de humanos que olían a lo mismo, me pegué el boleto rosa en el cuello a falta de adhesivo mejor que lo dejara en mi vestido, y lo primero que veo en la sala 1 es una llanta de plástico intervenida con chicles.

Debo reconocer que al principio mi prejuicio ya catadísimo (por el tiempo que lleva fermentándose) respecto de las nuevas propuestas plásticas del arte mexicano hizo que la comenzara a catalogar como una loquita más que pierde el tiempo tasando neumáticos y poniéndles grecas y otros motivos de estilo prehispánico y oriental (principalmente hindú y árabe). Sentí que sus sellitos neumáticos se burlaban de mi existencialismo dominical.

Pero hubo un clic que cambió definitivamente mi perspectiva y mi tendencia clasificadora (la burra no era arisca, la hicieron), y es que de pronto me encontré con un proyecto padrísimo, hecho en 1997 y llamado El Ayate Car, consistente en disponer de un auto antiguo (sesentero, por ahí) como objeto o material principal para hacer de él una propuesta plástica que incluía el arte objeto y la instalación con un evidente mensaje social, existencial y artístico subyacente: era toda una oda a la riqueza de la cosmogonía que nos trajo el sincretismo mexicano, una poesía al arte hippie pues emulaba la libertad. Y era también una denuncia a la exclusión del arte femenino -o de lo femenino dentro del arte, vayan ustedes a saber- al realizar en animación un recuento de la historia del carro itinerante por ciudades como Tijuana, de donde fue lanzado inmediatamente fuera de sus límites geográficos.

Por si esto fuera poco, al ir avanzando por las salas 2 y 3 me encontré con otra serie de carritos y camiones que eran hechos a escala y en tamaño real: había uno muy singular que estaba hecho de pura talavera y que en una serie de pinturas hechas a manera de story board a colores, nos contaba la historia de un carrito colorido que era así por genética ambiental. El carrito decidió un día ir a conocer las grandes urbes para admirar los grandes edificios, pero al llegar todo lo encuentra muy gris. Poco a poco y mientras el carrito paseaba, la gente comenzó a ver una serie de cuadritos con grecas y dibujos muy coloridos que eran dejados en las instituciones gubernamentales, en las oficinas burocráticas, en las calles, en los edificios de los bancos y hasta en las escaleras de emergencia. Pronto se emitió una alarma para alertar a los habitantes de una nueva posible epidemia colorida. Sin embargo, poco tiempo después unos investigadores se dieron cuenta que los mosaiquitos de colores eran los residuos del mofle del autito de talavera.

Hay otros ejemplares como el camión o pecera que está forrado de papel blanco con rayas dibujadas a manera de cuaderno de doble raya que tenía una frase repetida (muy al estilo de las odiosas planas de la primaria) que no se las diré porque quiero que vayan a verla. Está el Carro Molotov, hecho con puras botellas de cerveza pegadas en su base por toda la superficie del carro,
y un vocho con nubes de fondo y una escalera, dedicado a las muertas de Juárez.

Realmente no se necesita tener mucha capacidad de crítica para reconocer que la corriente de Betsabeé Romero pertenece al postmodernismo rebelde o reaccionario: habla a través de sus piezas, un abraxas compuesto de lo masculino, lo fuerte, lo tosco, lo burdo y finalmente, lo capitalista, mezclado con la caricia femenina constituida en flores dispuestas de manera natural o como esmerilados de unos preciosos espejos de auto a través de los cuales fue retratado el Zócalo del D.F., dando como resultado una imagen que invita a la nostalgia, un himno que evoca un pasado que se condensa en una masa gris que aún es capaz de enamorar cuando es visto a través de las rosas. Espejos cóncavos con flores en su superficie que enamoran a la mujer más reacia a mirarse excepto para lo necesario, llantas envueltas en pan, decoradas con plumas en rojo y blanco, retrovisores de todos los tamaños que cohiben al narcisista o al ególatra que mira siempre para sí mismo pero que en ese momento lo obligan a ceder y mirar a su alrededor: un escenario gris pero al mismo tiempo prometedor. La herida visual y al mismo tiempo el placer óptico se fusionan cuando se llega al punto donde habita una mezquita hecha de llantas. La crítica al corporativismo y a la institucionalización de la vida humana se encuentran presentes de una manera tan irónica que se antoja poética, como los preciosos poemas que están dispersos en los muros de las salas de exposición, mismos que ya no alcancé a saber si eran de ella o de alguien más. Todo esto se encuentra en las salas 1 a la 3 de la planta baja del MARCO.

Y qué mejor manera de cerrar esta exposición que seguramente volveré a ver, que con una parodia bellísima y muy bien pensada titulada "El misterio de los capiteles". Toda la sala 4 se vistió de una gala hermosa, primaveral, muy mexicana que pende de los aproximadamente 6 o 7 manteles hechos en papel picado con figuras diseñadas por la artista. Como una burla al famoso título de "El misterio de las catedrales", Romero hizo colgar sus piezas a modo de cúpulas que permiten que pase la luz, la única que transporta la verdad.

La exposición "Lágrimas Negras" de Betsabée Romero estará hasta septiembre de este año en el MARCO, en la planta baja, salas 1 a la 4. Vayan a verla.

Ah, también están unos BMW pintados por Warhool y unos monitos de Pixar, por si les queda tiempo después de este viaje en auto hacia la verdad mexicana, una bofetada con olor a neumático.

jueves, 18 de junio de 2009

Un notario público no nos sacará del atolladero

Entiendo que el señor Alejandro Martí esté tan mortificado en asuntos de seguridad pública. Perder un hijo en manos de secuestradores no es para menos. Lo que no entiendo es por qué los políticos respaldan la propuesta del señor Martí consistente en invitar al pueblo a votar únicamente por aquellos candidatos que avalen sus propuestas referentes a estrategias de seguridad pública mediante notario público.

El problema no es que los partidos políticos se respalden en la exigencia de un hombre en duelo porque las cosas cambien. Hemos aprendido hasta el cansancio que ese tipo de estrategias de campaña -ser tolerantes y abiertos a todo tipo de propuestas, e incluso ser un poquito rebeldes- funcionan muy bien en tiempos electorales.

El problema tiene que ver con la diseminación de una idea jurídica que a priori se antoja correcta, esperable, previsible, lógica, y hasta cierto punto, plausible, por contener una sanción positiva que invita al candidato en cuestión a observar cierto respeto a los lineamientos que el marco jurídico estadual señala como aptos para dar legalidad y validez a un acto jurídico.

Resulta que esta moda de respaldar cada promesa política, gubernamental y administrativa a través de notario público es una pérdida de tiempo: el notario público es un funcionario que da fe y legalidad de un acto jurídico de carácter civil, es decir, de derecho privado (entre personas morales y/o físicas, ambas con personalidad jurídica dentro del ámbito del derecho privado), nunca de derecho público, toda vez que el derecho público no requiere de la presencia de un notario para que su acto jurídico -cuando éste es realizado con todos sus elementos atingentes a la esencia y validez del mismo- pues es un derecho que deriva de la potestad del Estado como eje rector de la vida jurídica de los habitantes de un espacio determinado.

Así, un notario público servirá para validar los actos en su forma y esencia (que quien los suscriba tenga la capacidad jurídica para hacerlo; que exista una voluntad exenta de vicios -como el error, el dolo, la mala fe, el miedo reverencial o la lesión-; que exista licitud en el objeto del acto, en su fin o el motivo del mismo, y la forma -todos los requisitos "protocolarios" indispensables para que un acto celebrado sea considerado como válido; así como el objeto física y jurídicamente posible, el consentimiento y la solemnidad, respectivamente). Un notario público puede servir, entonces, a la hora de realizar un testamento, en la compraventa de algún bien mueble o inmueble, entre otras muchas cosas que encuadran dentro del derecho privado.

Sin embargo, la naturaleza de la promesa de un candidato como acto jurídico no puede ser encuadrada dentro del derecho civil o privado por las siguientes razones:

Primera: De concretarse el convenio entre pueblo y candidato, automáticamente la "promesa" se convierte en un acto meramente gubernamental o administrativo, y todo acto administrativo es considerado como un acto unilateral de la voluntad por emanar del Estado en favor de la colectividad. De esta manera, al no existir un convenio directo entre gobernado y gobernante (porque se supone que ese "convenio" o "contrato" se pactó al momento de la elección que hizo el representado respecto del representante ejecutivo electo), no puede originar a un acto jurídico de carácter civil.

Segunda: El acto jurídico que atañe a los candidatos a las diputaciones en este 2009 es la de legislación, proveniente también de una potestad del Estado encaminada a mantener el status jurídico y legal dentro del cual se circunscribirán las acciones tendientes a conseguir el bien público temporal de sus habitantes. Es también unilateral porque no precisa de la autorización de la colectividad civil ni de la validez que le otorgue corredor o notario público alguno: el legislador realiza su función legislativa como una consecuencia natural de su encargo tras haber sido electo por el pueblo para emitir los ordenamientos jurídicos compatibles y necesarios para el buen curso de las acciones de la sociedad. Digamos que el "convenio" o "contrato" entre el pueblo y el diputado se consuma en el momento de la elección, la cual le otorga de facto la legalidad y validez necesarias al constituirse como un procedimiento que incluye las formas y reglas necesarias para que el acto jurídico tenga los elementos de validez y esencia que en un momento dado pudieran exigirse por parte de quienes estén obstinados con la idea de validar un acto jurídico público de manera análoga con un acto jurídico civil (y dicho sea de paso, la analogía no es permitida en nuestro sistema jurídico).

Queda pues, atenernos a la ética jurídica que cada candidato maneje, al ordenamiento jurídico que le obligue a responder debidamente frente a sus representados, a las instituciones correspondientes cuando sea necesario exigir el correcto desempeño del electo en su cargo. Cruzar los dedos, prender veladoras, pedir por un mejor destino para este país, también.

miércoles, 17 de junio de 2009

Exhorto


Sonríe: la vida te está viendo.
Y dentro de unas horas, lee: tu cerebro lo agradecerá.

(Y los ojos, las manos, el día, la gente, también).

martes, 16 de junio de 2009

Baños de historia (vigencia sólo hoy martes 16)



“De la provincia a la capital: Soledad González Dávila 1897-1953”‏



La Universidad Autónoma
de Coahuila a través de la

Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural

El Recinto de Juárez, la Casa de Cultura de San Pedro Coahuila

La Universidad Autónoma de Guanajuato

La Comisión del Bicentenario de Guanajuato

El Departamento de Estudios de Cultura y Sociedad de la División de Ciencias Sociales y Humanidades del Campus Guanajuato

Se complacen en invitar a la presentación del libro titulado:

“De la provincia a la capital: Soledad González Dávila 1897-1953”

De la autoria de la Dra. Patricia Campos Rodríguez, y la presentación a cargo del Dr. Felipe Macías.

Martes 16 de junio

11:00 horas

Recinto de Juárez,

Juárez # 186 esquina Bravo


Escuchar y oír



Me preguntaron la diferencia entre escuchar y oír. Realmente no entendí el sentido de casi nada, sólo entendí el sonido de la segunda. Luego, recogí algunas piedras, las lancé al charco más próximo a mi casa. Supe entonces que las piedras hablaban su propia canción.

Dicen que saber escuchar es aprender a vivir. Yo me morderé la lengua mientras siga siendo humano en esta tierra de fertilidad inaudita.


lunes, 15 de junio de 2009

Sobre el tiempo


El tiempo es el ángel del hombre.
-Frederich Von Schiller (un ángel medio juguetón, creo...)


A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas.
-Marcel Proust


Sólo aquél que construye el futuro tiene derecho a juzgar el pasado.
-Friedrich Nietzsche


El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el presente.
-Gustave Flaubert


Haría cualquier cosa por recuperar la juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar, o ser un miembro útil de la comunidad.
-Óscar Wilde (por eso creó a Dorian...)


Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora.
-John Lennon


La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente.
-Albert Einstein


Nunca se pierden los años que se quita una mujer, van a parar a cualquiera de sus amigas.
-Proverbio Chino





A que les gustó la última... no se hagan.

Feliz lunes


domingo, 14 de junio de 2009

Los 81 del Ché



14 de Junio de 1928 - 9 de Octubre de 1967


CONSTERNADOS, RABIOSOS Mario Benedetti


Vámonos, derrotando afrentas.
ERNESTO "CHE" GUEVARA



Así estamos
consternados
rabiosos
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles

da vergüenza mirar
los cuadros
los sillones
las alfombras
sacar una botella del refrigerador
teclear las tres letras mundiales de tu nombre
en la rígida máquina
que nunca
nuca estuvo
con la cinta tan pálida

vergüenza tener frío
y arrimarse a la estufa como siempre
tener hambre y comer
esa cosa tan simple
abrir el tocadiscos y escuchar en silencio
sobre todo si es un cuarteto de Mozart

da vergüenza el confort
y el asma da vergueza
cuando tú comandante estás cayendo
ametrallado
fabuloso
nítido

eres nuestra conciencia acribillada

dicen que te quemaron
con qué fuego
van a quemar las buenas
las buenas nuevas
la irascible ternura
que trajiste y llevaste
con tu tos
con tu barro

dicen que incineraron
toda tu vocación
menos un dedo

basta para mostrarnos el camino
para acusar al monstruo y sus tizones
para apretar de nuevo los gatillos

así estamos
consternados
rabiosos
claro que con el timpo la plomiza
consternación
se nos irá pasando
la rabia quedará
se hará mas limpia

estás muerto
estás vivo
estás cayendo
estás nube
estás lluvia
estás estrella

donde estés
si es que estás
si estás llegando

aprovecha por fin
a respirar tranquilo
a llenarte de cielo los pulmones

donde estés
si es que estás
si estás llegando
será una pena que no exista Dios

pero habrá otros
claro que habrá otros
dignos de recibirte
comandante.





sábado, 13 de junio de 2009

Leer a Diderot

¿Quién tendrá ganas de leer a Diderot a 35ºC, un sábado como hoy?

Sálgase a imitar a las lagartijas. Cómprese un día de sol. Ya vendrá el otoño para leer a Diderot.

...Y gracias por venir

A este cierre de mi primer año en la escuela de Letras Españolas. Un año donde pude concretar mi sueño. Un año donde conocí gente extraordinaria (y non grata, también). Un año donde comprobé por enésima vez que los chavos tienen ganas de ser alguien, y no algo más. Sí hay arte, señores. Y sí hay creatividad. Y el que no me lo crea, que venga y le muestro...

Gracias a mis profes por las tareas que me sacaron canas verdes, me regalaron otro poco del amor por el arte, me dieron madrugadas y me enseñaron. A Carmelita por el cañón y por su paciencia. Y a las hamburguesas de El Lobito.

Gracias a mi familia, que me apoya aguantando a esta loca que les aterrizó en su azotea hace 26 años.

Gracias a la vida, porque bien pudiera estar en algún otro lado.

Y citando al Cerati: gracias por venir.

viernes, 12 de junio de 2009

Poema-recado

Planeo ser feliz el día de hoy:
melancólicos
tristes
pesimistas
infelices;

amargados mala onda
y obstinados
en seguir la vía
del gris que no vive,

dejen recado para otro día:
que hoy me llamo egolatría
y sólo para Felicidad
estoy.

jueves, 11 de junio de 2009

Para hoy jueves 11

Lindo número, el once...


Ceremonia de Premiación
Segundo Certamen de Ensayo

"Roberto Orozco Melo"


ALEJANDRO PÉREZ CERVANTES

Ganador

GRACIELA LUMBRERAS.

Mención honorífica



Jueves 11 de junio

Centro Cultural Vito Alessio Robles

19:00 horas.



Espacio4

miércoles, 10 de junio de 2009

Amanecer de primavera

Siempre he amado la hora en que amanece en primavera. Más aún si la ha precedido una noche de intenso calor que impide conciliar el sueño enajenante que te lleva más allá, a una dispersa realidad.

Amo, por ejemplo, esta hora: el sol sale como si fuera un guerrero que se enlista poco a poco para librar una batalla entre la apatía del hombre y la euforia de la naturaleza. Si por alguna razón el día anterior regañé a las golondrinas que anidan en el foco de la entrada de mi casa por dejar sus miserias sobre el techo de mi auto o sobre la cochera que me tardó tanto limpiar, en la mañana les doy las gracias por rezarle a la vida con ese énfasis que hace que el mundo, la Tierra, lo que de verdad importa, se despierte y lo intente todo otra vez.

Los pajaritos chileros también hacen lo suyo. Tengo un nido de ellos en la copa de mi naranjo, junto al nido de tórtolas. Es raro, pero entre estas tres clases de aves jamás ha existido un roce o una pelea. Me pregunto si algún día esto será posible entre los humanos.

Respiro hondo: siempre huele a fábrica con obreros recién bañados, a cielo limpio -en mi Ciudad aún puede respirarse algo de pureza- a árboles mojaditos, a flores bañadas como de caricias de la noche. Huele a cambio cromático del paisaje, a carros apurados con niños tomándose su chocomilk, a una Marlén que siempre se ha parado en el mismo punto del patio para sonreír siempre mirando hacia arriba, como cuando era niña y agarraba ánimos para ir a estudiar.

Me quedo con esta foto. Que tengan un maravilloso día.

martes, 9 de junio de 2009

Algo en común


la misma cara y la misma suerte,
las mismas ganas de siempre,
un mismo rumbo un mismo paso,
dando tumbos por el mundo, el mismo lado.

¿como preguntas si tenemos algo en común?
¿como preguntas si tenemos algo en común?

el mismo silencio el mismo tiempo,
el mismo humor y descontento.
la misma tristeza y cansancio acumulado y de la mano,
a una misma esperanza.

¿como preguntas si tenemos algo en común? ¿como preguntas si tenemos algo en común? ¿como preguntas si tenemos algo en común? ¿como preguntas si tenemos algo en común?


Enrique Bunbury - Algo en común.

lunes, 8 de junio de 2009

Up!

Fui a ver la de "Up!" de Pixar, y lloré. Ok, empiezo a notar que ya me doy permiso de sentir en público. Eso está bien, pero, ¿por qué con una peli para niños? Me sentí algo extraña, sinceramente esto saca de control a mi coraza de Ninja Turtle... en fin. Está buena la peli, vayan a verla (no, no me regalaron cortesías para el cine ni me darán nada por recomendar una peli comercial en este blog).

Tengo muchas ideas y no sé cuáles escribir. Tengo días escribiendo demasiado y no sé dónde quedó la línea entre el trabajo, la escuela y el placer de escribir. Por primera vez en mi vida, tengo tres aspectos distintos de ella que se fusionan. Es todo un privilegio estar en este columpio, en este momento, en este lugar.

La primavera se acaba, pero yo siento que ha sembrado girasolitos en todo el espacio donde se desplaza mi yo.

No es un lunes cualquiera, es un lunes para reclamar el derecho de la existencia feliz.

sábado, 6 de junio de 2009

Restos

Y uno se pregunta para qué buscar entre los restos lo que un día fue pura luz y vida, amplitud del color.

Si no hay restos de aquel avión, mejor sería recordar lo que cada integrante dejó en algún lugar del globo terráqueo.

Hoy es sábado, el primero del mes de junio. No esperen milagros si no están dispuestos a creer en ellos. O mejor aún, si no están dispuestos a crearlos con sus manos (y una sonrisa de las chidas, tal vez).

viernes, 5 de junio de 2009

Cuentas no mochas

Horas sin dormir entre las dos últimas semanas de mayo y la que va de junio: 294
Comidas que no hice en forma: 10
Vestido quemado sin querer: 1 (me estrené en esto de la quemada de ropa)
Lecturas en atril: 1 (Benedetti, ayer)
Decepciones con mi capacidad de análisis estadístico: 4
Problemas con la interpretación de datos estadísticos: 14
Exámenes perdidos por andar papaloteando: 1
Exámenes recuperados por tener un maestro que comprendió que andaba papaloteando: 1
Cuentos realizados para el trabajo final de sintaxis del español: 4
Cuentos analizados para el trabajo final de sintaxis del español: 2
Cuentos presentados para el trabajo final de sintaxis del español: 1
Investigaciones mochas sobre la doble cara de la mujer: 1
Exenciones: 1
Tentativa de extraordinaro: 1
Panzadas: 1
Pasadas al "leve": 1
Calificaciones pendientes por recibir esta semana: 2
Exámenes pendientes para la próxima semana: 2
Ensayos realizados desde el mes de abril para el taller de redacción avanzada: 7
Ensayos presentados al titular de la materia anterior: 3
Ensayos rechazados por el titular de la materia anterior: 2
Ensayos pendientes por recibir crítica: 1

Que descubras tu primera (y última, ah cómo chingados no) cana un miércoles 3 de junio a las 10:37 de la mañana; que el jueves 4 de junio a tu impresora le diera flojera de imprimir, y que tu maestro de redacción te acepte el trabajo a pesar de los quince minutos de demora, no tienen precio...

miércoles, 3 de junio de 2009

 JULIO, ESE (GRAN / DETESTABLE) CRONOPIO
(Un intento de explicación de lo que es un Cronopio)


A que un día le dijeron que si de verdad lo admiraba tenía que leerle –y gustarle– este engendro surrealista que se supone es una de sus mejores obras. Y a que usted aceptó el reto y lo perdió porque no terminó de leerlo debido a su incomprensible (e incluso, a simple vista, sicodélico y sangrón) discurso. Estoy segura que jamás lo volvió a abrir. Es más, adivino que lo tiene por ahí, todo empolvado y sujetando papeles o deteniendo lapiceras.
     …Y casi creo haberlo visto cuando intentó aplastar mis letras dándole vuelta a la página en cuanto leyó la palabra cronopio… Lo oí suspirar hasta acá justo cuando leyó también “intento de explicación” y lo convencí de quedarse.
     Verá, hace veinticinco años murió Julio Cortázar, apodado por sus faná­ticos “El Gran Cronopio” (no se rasque tanto, que le faltan otros treinta y tantos cronopios por leer). El autor de Rayuela ha sido considerado por mu­chos el único escritor latinoamericano contemporáneo –uno de los protago­nistas del Boom Latinoamericano– que de verdad se aventuró a jugar en los linderos de lo lúdico y lo ilógico como vía de creación y expresión literarias sin caer en mamarruchadas propias de creadores de segunda que lo único que hacen (aparte de gastar tinta y papel en vano) es un reverendo ridículo. En su haber literario existe una larga lista de cuentos, una novela estilo “be­beleche”, alguno que otro poema… y un libro raro, de esos verdaderamente extraños, que se titula Historias de Cronopios y de Famas. Qué mejor homenaje, creo yo, que intentar explicar su libro más experimental, pero al mismo tiempo, más personal, más íntimo (a ojos de una estudiante de le­tras, claro), más libre y con más derechos que otros de ser llamado literal­mente un “hijo de tigre”.
     Cortázar no escribió cosas raras. Simplemente escribió y ya. Tomó a la literatura como un mecanismo de expresión artística que para su eficacia no debe ser atado a las reglas de la lógica que comúnmente usamos en nues­tras vidas cotidianas, sobre todo si hablamos del género de la ficción. Las cosas comunes no son musas para lo ficticio, pues de ser así dejaría de serlo. Alguien que se dedique a fabricar realidades a través de las letras –como Cortázar– lo sabe muy bien. Lo que sucede, es que este tipo de crea­ciones han sido desplazadas por imágenes estrambóticas y completamente incoherentes (ilógico no es lo mismo que incoherente) que aparecen de la nada en nuestros televisores y en las pantallas de las computadoras; y se quedan como si nada deambulando en nuestras vidas. Es como si la locura suplantara a la imaginación. Y ya veremos que tampoco es lo mismo estar fuera de nuestros cabales que imaginar.

Leer en pelotas… mentales
Para poder agarrarle el gusto a la lectura de este librito tan singular, le pediré que se despoje de todas las ideas cuadradas y todos los prejuicios que a lo largo de su vida le han ido inyectando los diferentes sistemas, desde el familiar hasta el educativo. Vaya, hágalo no porque yo se lo requiera (después de todo a mí ni me conoce). Más bien, hágalo porque es un requisito esencial para entender a un cronopio llamado Cortázar.

Instrucciones para leer a un Cronopio
Si usted realmente desea entender a Cortázar en esta obra hecha a base de viñetas, ensayos líricos y cuentitos surrealistas, le sugiero que empiece a leer el libro como Dios manda, y no al estilo Rayuela. Es decir, desde el prin­cipio y sin alternar las secciones de que está compuesto. De otro modo,
le será muy difícil, por no decir que imposible, comprender lo que este escritor, que también fue maestro de primaria y nació en una embajada argentina en Bruselas, quiso decir.
     Con el afán de que sus lectores lograran entender y convivieran “sana­mente” con los objetos húmedos y verdes que son los cronopios (o simple­mente con el objetivo de jorobar almas cuadradas de mente y corazón), Cortázar nos da un curso profiláctico con tres secciones raras que antece­den al plato fuerte, que es precisamente la historia de la aparición y desa­rrollo de los cronopios, los famas y los esperanzas.
     Estas tres secciones contienen cuentos que no tienen nada qué ver con los cronopios, salvo que son hijos del mismo creador, quien también se en­cuera para mostrar la puerilidad auténtica, sarcástica y feliz con la que ve al mundo.
     La primera sección se llama Instrucciones. Y quien lo lea ya “en pelotas mentales”, entenderá que un Cortázar desnudo hecho niño le avisa a través de una introducción-cuento que él no está para repetir la misma monotonía
de siempre, e incluso lo exhorta a romperle la cabeza al mono que tiembla de frío en la mesa, que corra desde el centro hacia la pared y se abra paso. Ahora, lo invita a escuchar una canción:

¡Oh, cómo cantan en el piso de arriba! Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal [p. 14].

     No intente explicar la imagen descrita en el párrafo anterior. Simple­mente imagínela (que por algo es imagen) y ya. Una vez logrado esto, hemos entrado a la dimensión cronopiana de Cortázar.
     En Cortázar se puede apreciar la confluencia de tres aspectos más o menos visibles y que pueden ser admirables o detestables, a saber del jui­cio de valor que el lector imponga. Dando por sentado que a este célebre niño escritor le importaba un cuerno lo que pensaran los demás de él, a no ser que se tratara de Mafalda (“No importa lo que yo pienso de Mafalda, sino lo que Mafalda piensa de mí”), [1] entonces no nos meteremos en hondu­ras como éstas, y nos limitaremos a exponer esos aspectos visibles:
     El primero, que el Gran Cronopio era un escritor. Ya sabemos lo que se piensa de los escritores: que son ególatras, burlones de la inferioridad inte­lectual de los que no son artistas, indiferentes al entorno social por cuanto a las actividades superficiales que mantiene el resto de los hombres entre sí, egoístas, individualistas tirándole al ostracismo, hedonistas, con un poten­cial de imaginación enorme que muchas veces es confundido por ese resto como el estado cumbre de un marihuano felizmente en éxtasis; y hasta sangrones. Pero también –y en especial los escritores latinoamerica­nos del siglo XX– son conocidos como los que dieron nombre a lo existente, a la tradición, a lo ausente de la misma, a las formas del pensamiento y de la naturaleza, de las relaciones sociales y sus productos. Se les conoció como autoexploradores de un mundo raro llamado Latinoamérica. Como Alejo Carpentier tiene a bien decir, “el escritor latinoamericano es el Adán que nombra las cosas de su mundo”.[2] Y eso es lo que hace Cortázar: definir su mundo a partir de sí mismo.
     El segundo, es la imposición de facto y total derivada del desempeño de un rol infantil y creador. Si usted ha tenido la oportunidad de jugar con algún engendrito de unos seis u ocho años, verá que apenas el enano de cando­rosa aura lo ha hecho partícipe de sus juegos, usted ya ha perdido toda fuerza de voluntad y derecho de ejercer la palabra. Se convierte en un ju­

guete más (acaso distinto porque usted es un ser animado) que juega con otros juguetes (los que el monstruito le da) al juego que el enanito ha deci­dido jugar. No se le ocurra cambiar los patrones de juego, o aquello se con­vertirá en la erupción del Vesubio del año 79 d.C. Quién diría que el duen­decillo tierno e indefenso puede convertirse en todo un dictador. Pero todo tiene sus ventajas: apegarse a las reglas inamovibles y rígidas del juego de los niños le permite volver a ese lugar en el que alguna vez usted también estuvo, pero que por tantas cuentas por pagar, tantas mujeres (o tantos hombres) por conquistar, tantos lastres de vida por cargar, se le han olvi­dado. Julio Cortázar lo sabe y lo invita a participar en su juego sin oportuni­dad de que usted imponga excepción a regla alguna de las que él minucio­samente ya ha preparado con anterioridad. Sí, Julio Cortázar era un niño.
     El tercero, que Julio Cortázar era argentino. Ya lo dijo Márgara Francisca
en su prosaico programa del Telehit:[3] “En realidad, todo argentino es un chi­-lango de clóset y viceversa”. En toda la obra de Cortázar siempre se encon­trarán restos de un aire de soberbia natural que de alguna manera tiene re­lación directa con el país de embalaje de su autor, Argentina. Esto, lejos de ser irritante, si se tiene la voluntad de dejar de ser un lector común para convertirse en un participante de un juego feliz, pudiera resultar interesante por el dinamismo que otorga a sus letras, muy similar a una mano que sale de su libro para picarle la panza hasta hacerlo reír.
     Tenemos así que en los siguientes textos de la sección “Instrucciones” se encuentran elementos muy sui generis –resultado de meter en la licuadora los tres aspectos a que ya hicimos referencia– como los de entender a tra­vés de los ojos de Cortázar una obra de arte (léase las “Instrucciones para entender tres pinturas famosas”, toda una apología al caos explicativo y a
la crítica irónica de la teoría clásica de la apreciación artística); cómo se ven
los escalones y cómo pueden ser subidos en el cuento “Instrucciones para subir una escalera”: “Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas” [p. 27].
     Y el más importante, el que le da color al terreno lúdico “cortazariano”, es el elemento desarrollado en el “Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj”, en donde habla de su concepto personal del tiempo como una imposición social más que agita las nociones de la libertad del ser y del mundo de la creación humana:

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj, te regalan un pequeño in­fierno florido, una cadena de rosas (…); te regalan la obsesión de aten­der a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías (…). No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj [p. 29].

     Y es que a Cortázar le gustaba ser irreverente con el tiempo, “chorearse” a Cronos. Esto queda claramente expuesto en el cuento “El perseguidor”, cuando su protagonista, el saxofonista Johnny Carter, lanza la frase célebre “Esto ya lo toqué mañana”.
     Hasta aquí, la fase de iniciación. Si usted ha seguido al pie de la letra las instrucciones que le da Cortázar, le encantarán las dos secciones siguien­tes.

Los Locos Adams Gauchos
Si se va con la finta de que la sección “Ocupaciones raras” le hablará de coleccionadores de medicamentos caducos o “limpiamondadientes”, se ha equivocado otra vez.
     Esta sección es la historia en presente de una familia rara, muy al estilo
de Los Locos Adams, a la que Cortázar le dio vida con gran cariño, pues sugiere la representación gráfico-literaria de lo que para él sería el ideal de la clase media argentina de los años cincuentas y sesentas. Es la imagen que Cortázar tiene de la utopía de esta clase social, en la que mezcla la apoteosis del lenguaje prosaico de sus personajes y quienes al mismo tiempo presentan características que difícilmente encajarían en la verdadera clase social a la que alude. Un ejemplo de ello viene en el cuento “Etiqueta y prelaciones”, donde el narrador hace alarde del buen gusto que tienen él y su familia para describir a las personas y a las situaciones:

(…) bastará citar el caso de mi tía la segunda. Visiblemente dotada de un trasero de imponentes dimensiones, jamás nos hubiéramos permitido ceder a la fácil tentación de los sobrenombres naturales; así, en vez de darle el apodo brutal de Ánfora Etrusca, estuvimos de acuerdo en el más decente y familiar de La Culona. [p. 39].

     Los miembros de esta numerosa familia retan a la sociedad normal construyendo entre todos un patíbulo en su casa, domando tigres en la sala, regalando globos en la ventanilla de correos o llorando a franco pulmón abierto en velorios de desconocidos cuyos parientes lloran por cortesía o por pura hipocresía familiar.
     En síntesis, esta sección es un “agente coadyuvante” del desprendimiento de los estándares familiares que a veces (o mejor dicho, siempre) impiden el desarrollo de la imaginación en la etapa adulta.

Material plástico (o los cuentos antisociales de Cortázar)
Siguiendo la ruta estrafalaria de Cortázar, nos adentramos a una sección que si bien tiene las notas extrañas de las dos secciones anteriores y que vendría a dar un soporte e incluso la consistencia final al pensamiento cro­nopiano (como sinónimo de íntimo) de su autor, da al inicio la impresión de
que pudo ser integrada en otra obra que hablara de surrealismos varios, pues es la que, a pesar de ser una conexión o puente entre la historia de los cronopios y el mundo feliz por el que Cortázar confiesa desplazarse, posee mayor autonomía de las cuatro secciones. Pero ya se verá que no es así.
     En realidad, esta sección es el punto cumbre que arranca del lector en su totalidad toda clase de imposición –empezó por la personal en “Instruc­ciones”, continuó con la familiar y la del entorno social inmediato en “Ocu­paciones raras”–, incluyendo aquella que está fuera del alcance directo del ser humano y que se circunscribe a la realidad geopolítica de la que es ob­jeto por interactuar sin alternativa dentro de una sociedad mundializada.
     A diferencia de “Casa Tomada” y “Ómnibus”, ambos cuentos de su obra Bestiario, en esta sección es probable que Cortázar únicamente haya de­jado ver entrelíneas y a través de estos cuentos fantásticos y sumamente
graciosos sus críticas a los sistemas sociales, culturales y políticos, tanto mundia­les como argentinos, porque así lo pedía la naturaleza de la obra que estudia­mos, la cual es más íntima y más personal. Recordemos que para muchos, en especial para los argentinos, Cortázar es un escritor que no se adueña del contexto peronista al que otros sí se adhirieron en su momento; por el contrario, formó parte de las filas antiperonistas junto a Borges y Bioy Casa­res, dejando así muy en claro en todas sus obras que su labor era creativa y no de defensa de un postulado político o ideológico, acaso una suerte de reproche contra la contaminación a la esencia de la expresión creativa del ser encabezada por la actitud de las masas creyentes de la es­trategia política de Perón.[4]
     Un ejemplo lo tenemos en el “Cuento sin moraleja”:
     —Vengo a venderle sus últimas palabras —dijo el hombre—. Son
muy importantes porque a usted nunca le van a salir bien en el momento, y en cambio le conviene decirlas en el duro trance para configurar fácil­mente un destino histórico retrospectivo.
     —Traducí lo que dice —mandó el tiranuelo a su intérprete.
     —Habla en argentino, Excelencia.
     — ¿En argentino? ¿Y por qué no entiendo nada? [p. 111].

     El rechazo a una ya anunciada globalización –que como todos sabemos es el sobrenombre de lo que en los anales de una historia futura se cono­cerá como Imperialismo Yanqui­– se observa en los cuentos “Posibilidades de la abstracción”, en donde el narrador es el protagonista que posee una inusitada capacidad para abstraerse de su mundo de negocios al disfrutar de “papar moscas” antes que desempeñarse diligentemente en la Unesco; y
en “Pequeña historia tendiente a ilustrar lo precario de la estabilidad dentro de la cual creemos existir, o sea que las leyes podrían ceder terreno a las ex­cepciones, azares o improbabilidades, y ahí te quiero ver”, en la que cuenta cómo los miembros de una imaginaria OCLUSIOM (burla total del sistema oclusivo) eligen por unanimidad la nueva mesa directiva de su comité a puras personas de diferentes naciona­lidades que ostentan el nombre de Félix, con lo que quizá el autor quiso dar a entender que aunque sean de puntos geográficos diferentes, todos los políticos son iguales. Y cuánta razón tenía…
     Muy bien, dejémonos de activismos políticos y continuemos. Si usted ha llegado al cuento “Las líneas de la mano”, felicidades. Ahora está usted perfectamente acondicionado para leer lo que realmente importa, que es la vida de los curiosos cronopios y sus amigos esperanzas y famas.



¿Qué es un cronopio? Etimología de la palabra
Desde su aparición, la palabra cronopio dio de vueltas en la cabeza de muchos etimólogos, lingüistas, semiólogos, críticos literarios, escritores chafos y envidiosos y, por supuesto, fanáticos de Cortázar.
     Seguramente que lo primero que tanto usted como yo (o quizás nada más yo) hicimos, fue consultar en el Pequeño Larousse Ilustrado  la palabra. Al ver que no existía, comenzamos una serie de conjeturas alrededor de este sustantivo –debe ser un sustantivo, ¿o será un adjetivo?– con el que Cortázar no sólamente hizo un libro y deshizo mentes obtusas con sus cuentos surrealistas en donde algunos poseían cierta rítmica (y que para acabarla, en su conjunto, eran una especie de historia que incluía fases mí-
ticas y toda la cosa); sino que tuvo el descaro de usarlo para describir (¿entonces, sí es un adjetivo?) al saxofonista Louis Armstrong (“Louis, enormísimo Cronopio” –y de inmediato nos suena como a un gran sapo, a un caleidoscopio chido o a un pelmazo de proporciones gigantes–) en una crónica realizada en 1952 sobre un concierto de jazz ofrecido por el conocido “saxofonista de color” en los Campos Elíseos como pocos cronistas de jazz han sabido hacerlo.[5]
     Y de tales conjeturas, sacamos varias hipótesis, de las cuales, tres nos parecieron más o menos aceptables, y que por estar hablando de cosas surrealistas, las llamamos “ondas”, y así nos vemos muy ad hoc (o muy nacos, vaya usted a saber) al estilo empleado por el autor. Tales hipótesis son:
     Hipótesis 1: Onda Metafísica. Si partimos de la definición del surrealismo como una de las grandes corrientes artísticas del siglo XX que consiste en la superación de la realidad fragmentaria que nos presenta nuestra lógica, nuestra moral y nuestra estética rígida, para llegar a una realidad superior del hombre: el inconsciente,[6] y siguiendo las bases de la RAE para la formulación de palabras compuestas, podríamos decir que la pala-

bra cronopio viene Cronos (tiempo), y… ¿opio? Teoría que todos acepta-
mos porque, desde una perspectiva de hombre común y corriente, podríamos entender a esta obra de Cortázar como una serie de textos resultantes de varias sesiones de fumadas de opio.
     Entonces, en la hipótesis 1, la palabra cronopio se definiría como “un ser que es un disidente del reino de Cronos porque fue emancipado por el opio, por lo que es libre y feliz”.
     Hipótesis 2: Onda Lúdica.  Dado que Cortázar era un escritor al que le gustaba jugar a ganar con sus lectores, no resultaría descabellado pensar que probablemente haya pensado en que algunos llegaríamos a la hipótesis 1 como resultado de un juego inicial por entender su libro y entenderlo a él.
     Entonces eligió ambas palabras (Cronos y opio) para dar espacio libre a la imaginación. Y sonrió infantilmente malicioso al ver impreso el primer tiraje de este libro.
     Hipótesis 3: Onda Cruel. Derivado del mismo juego, no debería sorprendernos que Cortázar, al fin escritor (y además argentino) quisiera divertirse un poco presentando no solamente la palabra cronopio ante sus posibles víctimas, sino también el legado consistente en un conjunto de textos rarísimos que no tienen sentido porque no fueron escritos utilizándolo. Y entonces resultaría que ni es Cronos + Opio, ni es un juego de la gallinita ciega, ni nada por el estilo: Cortázar nos estaría viendo la cara de tontos y ya.

La refutación del método científico (o fíjese que por ahí no va la cosa)
     Sin embargo, ninguna de las tres hipótesis es la real. En una entrevista
que Cortázar le da a Omar Prego Gadea, revela el origen de la palabra cronopio:[7]
Ahora, de dónde venían no lo sabré nunca (…). Esto pasó poco tiempo después de mi llegada a Francia. Yo estaba una noche en el teatro Des

Champs Elysées; había un concierto que me interesaba mucho, yo es-
taba solo, en lo más alto del teatro porque era lo más barato. Hubo un entreacto y toda la gente salió (…). Yo no tuve ganas de salir y me quedé sentado en mi butaca, y de golpe me encontré con el teatro vacío, (…) y de golpe vi (…) en el aire de la sala del teatro, vi flotar unos objetos cuyo color era verde, como si fueran globitos, globos verdes que se desplazaban en torno mío (…). Y junto con la aparición de esos objetos verdes, que parecían inflados como globitos o como sapos o algo así, vino la noción de que esos eran los cronopios. La palabra vino simultáneamente con la visión.
    Sobre esa palabra muchos críticos se han partido las meninges porque han buscado por el lado del tiempo, de Cronos, para ver si había una pista metafísica. No, en absoluto; es una palabra que vino por pura invención, conjuntamente con las imágenes. Bueno, después empezó a entrar la gente, siguió el concierto y yo escuché la música y me fui.
    
     Y ése es el origen de la palabra cronopio. Y de ahí pa’l real lo han usado indistintamente para designar a su creador y a todo personaje que sea un fregón de las grandes ligas, muchas veces sin saber qué quiere decir cronopio. Juzgue usted.

La fase mitológica vs. la fase real de los Cronopios y los Famas: O invéntese algo y compleméntelo después
Hay algo raro en la manera en que tanto los cronopios como los famas y los
esperanzas se desplazan a lo largo de la obra, y es que los primeros textos que aluden a la aparición de estos seres (ubicados dentro del capítulo I, conocido como “Primera y aún incierta aparición de los cronopios, famas y esperanzas. Fase mitológica”) son verdaderamente extraños e incluso, como


se verá después, su contenido no tiene repercusión alguna en el capítulo
siguiente. Aquí un ejemplo, tomado del cuento “Costumbres de los famas”:

Sucedió que un fama bailaba tregua y bailaba catala delante de un almacén lleno de cronopios y esperanzas. Las más irritadas eran las esperanzas porque buscan siempre que los famas no bailen tregua ni catala sino espera (…).
     (…) Pero el fama bailaba y se reía, para menoscabar a las esperanzas.
     Entonces los esperanzas se arrojaron sobre el fama y lo lastimaron.
     Los cronopios vinieron furtivamente (…). Rodeaban al fama y lo compadecían, diciéndole así:
     —Cronopio, cronopio, cronopio.
     Y el fama comprendía, y su soledad era menos amarga [p. 121].
     
      Nótese que ya comienza a verse el mundo raro de los cronopios al ingresar las palabras catala, espera y tregua como nombres de bailes. Por favor, no intente consultarlos, pues resultará una tarea infructuosa y frustrante que quizá lo lleve a darse por vencido y no leer el resto del libro. Como dije antes, limítese a leer y a sentir lo que dice el autor.
     Elegí este fragmento porque considero que es el que más evidentemente muestra una oposición a los roles de cada uno de los personajes, los cuales se verán a continuación. La confusión se presta porque en el capítulo II, de-
nominado ya propiamente “Historias de Cronopios y de Famas”, a los famas se les presenta diametralmente opuestos a como se presentaron en un inicio –ser vulnerable y alegre, temerario e incluso retador social–. A esto, Cortázar dice:

(…) llegó un día, cuando terminé de escribir esa fase mitológica, en que
yo ya los veía con suficiente claridad como para empezar a escribir historias más definidas. Creo que a partir de entonces hay una coherencia.
Porque al principio hay cosas muy contradictorias en relación con su conducta. Pero a mí me pareció bien darle el conjunto del trabajo al lector, para que él hiciera un poco el mismo camino.[8]

     Esto es lo único que creo que pudiéramos criticarle a Cortázar: ¿Por qué poner sus borradores de cronopios en un libro que vio la luz en 1962? ¿Para hacer más voluminoso el libro? ¿Para hacerle al cuento de una posible fase mitológica?
     Entendemos por fase mitológica aquella que habla de una posibilidad de un origen primitivo y cuyos datos se acercan más al mito que a la realidad; pero que en todo caso, las características, si bien primitivas, corresponden más o menos a lo que en una etapa más concreta se puede determinar del sujeto u objeto del que se está hablando. Y en la fase mitológica de Cortázar no existe una correspondencia lógica que sustente el planteamiento de estos seres ilógicos. Es decir, una cosa es que los personajes sean ilógicos y otra que no haya lógica en su evolución.
     Y ante este dilema, no nos queda más que decir que ésta es una costumbre que se da en los escritores de renombre; es algo así como la puesta en práctica del refrán “crea fama y échate a dormir”.

Los cronopios: artistas para algunos, vagabundos para los famas.
Si hay algo por lo que este libro ha sido considerado como entrañable por varios artistas, críticos literarios e intelectuales, es precisamente por las características del personaje principal, que son los cronopios.
     A pesar de que el escritor desde un principio tuvo bien delimitado el alcance de los cronopios, en la fase mitológica se les presenta como seres a
los que la sociedad les pasa por alto su negligencia (o que son pasados con negligencia su altura); situación que luego se modifica al ser ellos los que encarnen al artista, al idealista por excelencia, el que a pesar de muchos avatares, es feliz con las ciudades a las que viaja: “La hermosísima ciudad”, dicen a la hora de dormir porque creen que estas cosas les pasan a todos, mientras que los famas se previenen hasta con las listas de los doctores en turno del hospital de la ciudad a visitar. Es el que deja que sus recuerdos anden jugando libres por la casa, llenándola de gritos, y haciendo que los famas se exasperen porque ellos embalsaman sus recuerdos para dejarlos inmóviles.  
     De alguna manera, los cronopios vienen siendo la creación del alter ego de un Cortázar que veía la vida de una manera distinta e incluso, pudiera ser una especie de confesión de todas las experiencias restrictivas que vivió por ser el Cronopio Mayor, por así decirlo.
     Por otra parte, los famas hacen el contrapeso al personificar la esencia de la burguesía dedicada a las tareas comunes, aburridas y planeadas, sería algo así como la sociedad en general. Pareciera que es una crítica a la comodidad argentina de los años cincuentas y sesentas.
     Cortázar tiene la capacidad de proyectar la imagen que los famas y los esperanzas reciben del cronopio, al grado de que el lector bien puede asociarlos –si se identifica más con los famas o los esperanzas– como unos vagabundos lelos:
Un cronopio iba a lavarse los dientes junto a su balcón y poseído de una grandísima alegría al ver el sol de la mañana (…) apretó enormemente el tubo de pasta dentífrica (…), entonces empezó a sacudir el tubo por la ventana y los pedazos de pasta rosa caían por el balcón a la calle donde varios famas se habían reunido a comentar novedades municipales.
     (…)—Cronopio, has estropeado nuestros sombreros, por lo cual ten-

drás que pagar. (…)
     —¡¡Cronopio, no deberías derrochar así la pasta dentífrica!! [p. 163].
                                                                                      
Esperanzas: ¿Lo que nunca llega?
Un elemento raro en este libro, es la inclusión de los personajes llamados esperanzas. A simple vista uno pudiera pensar que se trata de una especie intermedia que proporciona a aquel lector inconforme con la aparición de los extremos “encarnados” en los cronopios y los famas.
     Pero en realidad es como una reflexión triste que Cortázar hace de lo que llamamos una esperanza. En todo el libro, son pocas las veces que se les da el rol protagónico de los cuentos. A excepción de “Filantropía” y “Su fe en las ciencias”, los esperanzas rara vez aparecen realizando acciones que llamen la atención del lector. Hay incluso una sentencia en el cuento “El canto del cronopio” donde dice “los famas son buenos y las esperanzas bobas” [p. 145].
     En realidad, la lectura de los esperanzas, de sus acciones y de su poca participación, dan una impresión de mediocridad, justo a lo que probablemente sintiera Cortázar que es una esperanza: algo difuso, lánguido, poco firme, algo que nunca llega.

Cuento “El almuerzo” La cosmogonía cortazar-cronopiana
Existe un cuento que el mismo autor lo define como un híbrido entre fichero y curriculm vitae llamado “El almuerzo”. Aquí nos explica cuál es la esencia de cada uno de los personajes, utilizando términos psicológicos y algo marxistas:

Aplicando sus descubrimientos estableció que el fama era infra-vida, la esperanza para-vida, y el profesor de lenguas inter-vida. En cuanto al cronopio mismo, se consideraba ligeramente super-vida, pero más por poesía que por verdad. [p. 137].

     Si nos ponemos a estudiar minuciosamente lo que quiso decir Cortázar, encontraremos la ironía más sutil expresada a lo largo de su libro. El decir que un fama es infra-vida nos remite a la noción de que para él, ser una persona común está por debajo de los estándares de vida; y el que una esperanza fuese para-vida nos intenta decir que la esperanza corre paralelamente a la vida en sí misma, es algo que no se alcanza por su capacidad de abstracción de las cosas terrenas. De la super-vida existe una clara tendencia a verter en el cronopio el objetivo último del artista de estar sobre los estándares comunes de la vida; concepto que él mismo constriñe al decir que se piensa así más por poesía que por verdad. Es decir, se siente que ese es su final por responder a la creación sublime y estética, aunque sepa que la realidad es otra muy distinta.
     En cuanto al profesor de lenguas, es divertido ver que lo introduce como personaje, pues con ello intenta decir que para entender a estos tres tipos de personalidades se necesita un intérprete, ya que ninguno de los tres mira la vida de la misma manera que el resto.

Una tortuga voladora
Seguramente y después de tantas palabras, a usted ya le dieron ganas de sentarse a leer y reír de la aparente nada con este librito chistoso e hipersurrealista, que si hubiera sido escrito en el apogeo de la época hippie quizá no habría salido igual.
     Y aunque no debería ser un fin último el desear que usted se fuera convencido de que vale más la pena vivir la vida como un cronopio que como


un arrogante fama –o peor aún, como una escuálida esperanza–, reconozco que no me importaría mucho que me criticara por insistir en ello.
     Es por eso que cierro este breve ensayo con un extracto del cuento “Sus historias naturales”, que es el último de los cuentos de este libro, esperando que sepa elegir al mejor de los tres:

TORTUGAS Y CRONOPIOS
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
     Las esperanzas lo saben, y no se preocupan.
     Los famas lo saben, y se burlan.
     Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.



[2] Citado por Andrei Kofman en su ensayo Los estereotipos artísticos y su función en la formación de la literatura latinoamericana”. http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena38/Aguijon/Kofman.html

[3] Sabemos que es lo suficientemente conocida en el medio como para abundar en el personaje de Lalo España.

[4] Léase el conjunto de artículos de Iván De la Torre “Peronismo versus escritores: entre el amor y el espanto” en http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Delatorre/Peronismo.htm

[7] Tal entrevista puede ser revisada en el sitio: http://www.geocities.com/juliocortazar_arg/sobrecronopios.htm que hasta el día 19 de abril se podía ver, pero que por fallas tecnócratas en los momentos en los que hago los pies de página no.

[8] Ibid.

POSTDATA: Todos los cuentos provienen de Julio Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas, dentro de la antología Cuentos Completos/2. Punto de Lectura, 2ª ed., Buenos Aires, 2007