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miércoles, 29 de febrero de 2012

domingo, 26 de febrero de 2012

Jajaja

La risa es un don humano que nos separa del resto del universo (no imagino a un planeta, a un asteroide, riéndose: probablemente su movimiento armónico se parezca a ella, pero nunca será lo mismo). Con ella uno puede ser capaz de cambiar el destino del mundo: alguien ríe. Con su risa modifica el curso del viento que porta una semilla. Es otra flor la que será fecundada. Las reglas de la física se sometieron a la risa. Una vez más el hombre ha cambiado el microdestino del mundo. Lo que no sabe, es que la risa no le pertenece, sólo es un instrumento más, venido de un lugar inexplicable: el intelecto.

jueves, 23 de febrero de 2012

En el día internacional de la lengua materna

voy a sonar muy cursi: ¿acaso no la lengua materna nos remite siempre al corazón? Entonces, ¿por qué hacer, para empezar, una fecha así? ¿No se supone que el corazón regala una virtud, llamada tolerancia? ¿La fecha entonces significa que el resto de los 364 días (365 en esta ocasión) las lenguas maternas se olvidan y se habla... Destrucción, envidia, incomprensión, vanidad?

Que todos pusiéramos nuestra lengua en el suelo, en el agua, al viento, para entender que, hablemos lo que hablemos, somos lo mismo. La perspectiva con la que llegamos a la multivocidad de los signos de la vida es lo que le da un sonido específico: cada lengua es una canción que alimenta el silencio. Nada más.

¿Twitliteratura?

Hace unos días, el escritor Salomón Derreza me pidió una definición del twit dentro del contexto literario. Después de pensarlo varios minutos (estamos de acuerdo que los twits vienen y se van con una rapidez que sólo puede explicarse como complementaria de su valor efímero en el intelecto humano), se me ocurrió decir esto:

"Dentro de las construcciones literarias, el twit intenta ser reconocido (o mejor dicho, la gente intenta que así sea) como el hermano menor del haikú, del microrrelato y del aforismo. Su obligado carácter sintético pareciera ser que lo coloca como el símbolo representativo de una sociedad cansada de pensar en períodos largos, pues no tiene otra alternativa excepto la de condensarse a sí mismo para explicar que vivimos los tiempos de la síntesis del paso, el pensamiento y el registro de otros hombres más grandes. Así, el twit se muestra a sí mismo como el vestigio simplificado de lo que el hombre fue capaz de construir a lo largo de los veinte siglos de la era que nos atañe: no cuenta una gran historia, no emula una gran belleza (ni visual ni auditiva). Pero es lo que el hombre actual puede hacer, en tiempos del fast creation (por llamarlo de alguna manera). Es el culmen de la noción de lo efímero que filósofos y creadores del siglo XX estudiaron con ahínco. Un culmen logrado no gracias al desarrollo intelectual o al reposicionamiento de los valores estéticos en los últimos cincuenta años, sino más bien de una dinámica de intromisión tecnológica que a todos nos trae de cabeza.

"Dicho todo lo anterior, probablemente sea la característica democrática del twit lo que lo convierte en la nueva forma de expresión cultural y artística, entendiendo siempre que nos referimos a un arte menor".

Cuando terminé de escribir esto, pensé si no habrán dicho lo mismo de las creaciones literarias populares (pienso en un cantar de gesta, por ejemplo) de antaño... Luego, medito y me digo: "no, esas cosas por lo menos -sobre todo, quise decir- tienen una extensión que les da profundidad.

¿Estoy mortificada ante el boom del twit entre la gente? No. Toda creación responde a un contexto social y vivo en él (lo que significa que sí, escribo twits). Que si me preocupa la pérdida del conocimiento humano de siglos atrás, tampoco: siempre existirán los libros que hablen de él, o, por lo menos, los libros que citen a los libros que hablen del pensamiento humano. ¿El twit será la nueva literatura? De verdad espero que no, las nuevas generaciones son dignas de recibir algo más de sus padres que microhistorias y micropoemas en 140 caracteres. Que si el twit permitiría en un momento dado la apertura hacia el cambio lingüístico semiótico, es de risa. Huidobro jugó con el sonido mediante una sólida propuesta de ruptura del lenguaje. Quien twitea creyendo construir la obra totalizante del siglo XXI está en un error que va más allá del lenguaje: es un megalómano que padece el vértigo de los tiempos (es curioso, siempre se habla del vértigo de los tiempos y el tiempo avanza... Bueno, eso ya es otro tema para otro día).

Wow / shhh!

La Literatura no está hecha para relatar los grandes momentos de la vida, quiero decir, aquellos que implican tal impronta de luz en el entorno y en los ojos, propia de una inmensidad completamente indescriptible. Los poetas lo saben y se lamentan en cada verso: la belleza que alcanzan es acotada en comparación a los milagros de hermosura que el ser humano está acostumbrado a sentir (o le han contado que existen y por eso viene a la Tierra a intentarlos). La Literatura está hecha para describir en fragmentos los eventos mayores. Ahí sí: que se den vuelo los escritores perfumando pasajes, fechas, caras, actos con cada letra, cada coma, cada signo hijo suyo.

Quizá por eso es que muchos aceptan la supremacía de la Música al respecto: no habla palabras, pero en una sóla nota puede atraer innumerables gotas de tiempo precioso, las gotas de un Cronos que deja el grifo medio abierto para que sus hombres beban un poco de agua, se encapsulen en ese estado agustiniano llamado presente pasado y vayan por más y más. La Música no pretende elogiar al fragmento: reconstruye con piezas delicadas el todo. Aún así, la Música tampoco se salva de la fuerza única de los milagros, de los eventos únicos que distinguen unas eras de otras, unas vidas de otras. El hombre viene aquí a reproducir el encanto, esté éste contenido en la tragedia o en la felicidad. Pero la tragedia y la felicidad siempre serán mucho mayores al resultado obtenido.

Acto sobrenatural e inexplicable, pudiera ser, sobre todo para aquellos que creen fervientemente en la existencia de algo más. Acto inabarcable, eso sin duda: el hombre es pequeño y bello. Su belleza crece cuanto más intenta recrearla en un solo acto creativo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Miércoles de ceniza

La viejita con su cruz en la frente me da miedo. Tiene peinado a la Margaret Tacher, tiene la posibilidad económica de la prima venida a menos entre las primeras damas. Su mirada refleja todo el odio de los tiempos, sacros y paganos, archivados celosamente y expuestos como mujeres bonitas de cuadros. Ojalá no hable, presiento que emanará azufre de su boca. Huele a un incienso requemado, sus ropas han sido puestas tres o cuatro veces sin lavar, igual que sus prejuicios y los míos, que chocan: ver a la sesentona con la cruz en la frente me recuerda una pesadilla llamada infancia, dos listones de hija de María y el montón de culpa que aún por las mañanas hierve mientras pongo la cafetera.

No hay muchas personas esperando pagar en la fila. Yo sólamente llevo tres pares de medias caladas y la congoja de soportar a la señora con su cruz perfecta. Me retiro, voy hacia una fila interminable. Ahí soy nadie. Ahí puedo leer un TVNotas para llenar el hueco de los minutos que gasto (también se gasta tiempo en los supermercados) que me miran asustados aún, tras el acecho de la cruz de un miércoles de ceniza que tampoco cayó en jueves.

Pero la viejita de la cruz de ceniza volverá, estoy segura, el próximo año. "Por sus marcas los reconoceréis". A la viejita la veo en cada cruz.

lunes, 20 de febrero de 2012

Diálogos por el Echeverría

Dios, ¿por qué no me regalas un mp3 para mi carro? Arjona y yo compartimos más tiempo juntos del que paso con el resto de mis músicos predilectos. Sí, ya sé, mejor el silencio, pero, ¿es que acaso tú no has manejado por los magníficos puentes de Saltillo?

domingo, 19 de febrero de 2012

sábado, 18 de febrero de 2012

Mi estatus sabatino:

Comiéndome una Paleta Payaso con secuelas de embolia (parálisis facial), celebrando que el Cruz Azul se posiciona como El Rey del Empate en lo que va de esta temporada.

Wassily Kandinsky. "Succession", 1935



Ta jsa’ tik jbeluk k’op k’ uchal xkaltik

“Chuvajil tse ‘ej ta sob”

Ti va ‘ay k’ ope sk’ an xtun

yo’ xijtse ‘in xchi’ uk jk’ obtik, xijtse ‘in xchi’ uk kakantik,

k’ uchal xvalk’uj sutbij ti tse ‘ eje, ti tse’ imol ta yute,

ti o’ lol tse ‘ eje xchi ‘ uk skotol ti tse ‘ imoletike

Me oy bu la atae, albunkutik… Me mo’ oje tse’ intabunkutik.


Buscamos una palabra para decir

“Risa loca por la mañana”

Esa palabra debe servir

para reír con las manos y reír con los pies,

para la risa al derecho y la risa al revés.

Debe caberle la risa grande, la risa por dentro,

la media risa y todas las risas.

Si la encuentras por ahí, dínosla… O ríenosla.



Tomado de “Los hilos que nos tejen”, de Gabriel Quiroz. Traducción al Tzotzil de Enrique Pérez.



martes, 14 de febrero de 2012

Un topo sísmico

Recuperándome de la belleza visual, discursiva y auditiva que resultó ser para mí "Topo" (Himizu) de Sion Sono. Una bomba estética. La película vendría siendo la réplica del terremoto que occidente no sintió, en marzo de 2011. Una sacudida telúrico-cinematográfica. Quiero volverla a ver, aunque me vuelva a dar cefalea.

lunes, 13 de febrero de 2012

Desfile entre fanfarrias

Fascinante, fabuloso, fantástico. Las sílabas fas, fa y fan irrumpen en la boca con un halo que tal vez únicamente los simbolistas le podrían atribuir otro valor que no fuera el perteneciente al típico (o mejor dicho, al más conocido) cuento de hadas. Fascinación, fábula, fantasía... Si fuera músico quizá podría remitir su magia a la cuarta nota musical. Escríbanlas y el papel brillará con luz propia. Pronúncienlas y su día se vestirá de cierta fastuosidad pertinente al siglo XIX.

Y me dirán que también existen las palabras fantoche, faquir, falacia, fastidio... ¡Pero claro! Ellas tienen su razón de estar en el grupo. A ellas les corresponde alertar el engaño, excluir aquello que no es digno de la imaginación, de los placeres atraídos por los sentidos e incluso, de los signos que no se ven ni pueden ser nombrados, pero no por ello dejan de existir...

Uno puede decir lo que sea (o casi todo lo que sea) en tanto las sílabas no vengan y reclamen. En lo que a mí respecta, por hoy ha sido suficiente para mi apreciable falta de sueño.

viernes, 3 de febrero de 2012

Relato breve de la ternura

Tomó al dolor entre sus brazos. Le puso nombre y lo arrulló con una canción dulce, venida desde muy adentro de sus recuerdos, como hacía ya muchos años. Le tomó tanto amor que llegó a no darle un solo reproche, puras caricias para ese hijo-dolor que le había tocado tener. Simplemente lo cuidó con ese don que nada más se les da a quienes son llamadas como flores, estrellas o mares. Esa noche, igual que las otras, miró hacia el resto de la ciudad, silente, como de cristal acabado de nacer. Era imposible el nacimiento de las mariposas. Mejor era seguir arrullando al dolor con esmero.

Dicen que cuando nadie espera nada suceden las cosas. Y sucedió que al día siguiente, en vez de dolor, amaneció un canto sutil que se escapaba por entre sus dedos y fue a dar justo en el pecho. "Ternura", dijo llamarse la niña. Y salió brincando una vez más de su boca. "Ternura". Todas las aves la amaban, todas las nubes se vistieron de sol para la niña. La ciudad silente siguió siendo de cristal, su nombre no cambió ni tampoco el de los seres que la habitaban. Ella simplemente cantó mariposas de aire, de agua, de metal y de trigo. Y luego dejó la casa triste para contar la algarabía a los otros seres que aún arrullaban a sus tristezas con decoro.