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jueves, 12 de abril de 2012

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Las mariposas seguramente deben su vuelo más alto porque ahora estás en ellas. Con tu éter ellas se limpian las alas y escriben poemas a medias por el cielo. Con tus cabellos ellas tejen el sueño donde habitas, platinada, el simbolismo, el lenguaje nuevo de tu existencia. Tu virtuosismo se traduce ahora en la música que yo sigo sin oír, porque tengo los oídos en este tiempo. Yo sólo intuyo que si veo a las mariposas maquinando una revolución polícroma, debe ser porque tu aura viajera por las estaciones de Dios les sopla en las antenas las fórmulas para la libertad.

Shhh, silencio: las mariposas están imaginando nuevos nombres para la Tierra con tu semilla no florida en este mundo. Míralas volar.


Para Jaquelin (cómo pasan las semanas).

martes, 10 de abril de 2012

Uno Galleta

Antier me revelaron que, según mi tzolkin maya, nací en el año 1 galleta. Ahora comprendo tantas cosas, como el que mi madre hiciera esparcir chochitos de colores el día de mi bautizo en vez de burbujas o el que mi abuela me dijera, antes de morir: "Tómate la vida con leche, las personas como tú son redondas". Por fin entiendo a mi maestro de secundaria cuando me dijo que yo estaba destinada a trabajar con las masas. "Masa y poder", enfatizó, salpicándome de saliva enfrente de mis compañeros, y yo creí que me había visto apta para practicar el marxismo que hasta la fecha enarbolo por las calles, no sin cierta frustración. Con razón una vez que me atropellaron recuerdo que el paramédico me gritaba: "No vayas hacia la chispa" y yo, cegada frente al inmensurable estadio del aroma de la vainilla y el jengibre, dudé en regresar. Pero una voz dulce me dijo: "Querida hojarasca mía, debes volver para reencontrar tu esencia interior". Desde entonces las marcas comerciales me hacen daño en el estómago.

Escribo esto en un ataque de ansiedad, pues he decidido firmemente no volver a comer una galleta hasta comprender su esencia y tal decisión me atormenta de madrugada, cuando necesito redescubrir el sentido de la vida a través del bolo azucarado en mi boca. Pero deseo ser digna guerrera de las masas y por ello debo privarme del diálogo superficial con mis hermanas, las crujientes ninfas del mundo al que pertenezco. Y lo lograré.

lunes, 9 de abril de 2012

Espejo

Nostalgia, no te apoderarás de la última gota de alegría que me queda. Los abedules se borraron de mi carne. La piel ya no brilla como un durazno ni está perfumada de la real primavera. Mis cabellos crecieron nuevos y ahora son espirales por los cuales se desplaza el aire. El rojo se perdió en el ímpetu de mi antigua casa, todo se ha lavado en el trayecto. Es verdad. Pero mi piano de marfil está intacto, óyelo cómo resuena la vida, cómo espera enredaderas de flores blancas gritando "el día es otro". Oye cantar a mi vestido el himno a mis futuros años. Aunque de momento creas que ha vencido la ola taciturna de mi verdadero nombre (María Magdalena, María Magdalena Vencedora De Héroes, María Magdalena Perdición -tú sabes que no ha sido cierto- De los Hombres) cayendo a gotas por el grifo del fregadero, borrando la película de las fotos donde era más ilusión que materia, Nostalgia, te digo que no vencerás.