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jueves, 29 de septiembre de 2011

Notas a catorce días

I

Ayer soñé que escribía en la tela del lenguaje de todos los tiempos. Lo hice con vidrios multicolores, mi saliva era el pegamento de cada letra. Ayer soñé que las palabras de mi mundo se volvían una melodía. Y era agridulce. Y no solía morir, a pesar de la hora anunciada del despertar.

II

¿Por qué será que las notas de un piano -Liszt- a esta hora caen sobre mí como la gota agridulce que cierra el día? ¡Si tan solo hubiera nacido piano y no mujer! Cuántas cosas no hablaría por cantarlas, cuántas historias no sonarían en mí en vez de verlas.

III

Églogas sin estructura desde la voz de una urbana que jamás ha visto el cielo en despoblado para desmitificar el aura prístina de los campos. La fábrica, el tren. Es la reminiscencia de un siglo de luz, lo que se oye y se ve. Y con eso canto esta noche: no hay campo sin desolación, no hay vida nueva sin edificios que hablan y se iluminan solos.

IV

Dicen que el viento de otoño, si lo bebes de frente, te aclara las ideas. A mí me hundió la sangre misma, hace rato que lo tomé. Se me incrustó en el único papel que me sigue donde voy: la piel. Me dijo que no habría por qué temerle a la nada, si nada es con lo que he nacido y nada es lo que me llevaré a la hora de morir.




Alfonso Reyes, "Los Ángeles de París".

Alfonso Reyes según el método de los postestructuralistas (Jacques Derridá, Mijail Bajtín, Julia Kristeva) + la función del epígrafe según Gérard Genette.

1. El desarrollo metalingüístico y el programa de lectura planteada por el epígrafe: Ce Monsieur ne sait ce qu’il fait, il est un ange. Rimbaud (Este señor no sabe esto que hace, él es un ángel). Con este epígrafe, Reyes nos prepara el terreno: hablar de los ángeles, de esos seres que se confunden entre nosotros, porque tal vez seamos nosotros mismos. Es la metáfora de la inocencia de no saber bien quién se es, pero tener una conciencia atávica del plumaje, de las alas, del vuelo. Es la inocencia de vivir también en la inercia de los días, esa rutina que hace especial a un ser, porque, a pesar de su naturaleza extraordinaria, la sufre y la padece sin rasgos de infelicidad extrema. Es la nostalgia de ver en los ciegos funcionales que andan por las calles y no miran la fantasía que se esconde entre los hilos del aire.

2. El texto como parte de un texto universal: Todos hemos hablado u oído hablar de la fantasía más allá de la realidad, de aquella posibilidad que ansían los ángeles de vender su autonomía, de ceder su estatus místico con tal de pertenecer a la horda humana, a sentir los placeres, a entender por qué el azúcar conmueve y lo agrio amarga la vida misma. Alfonso Reyes emula a Anatole France: El parnaso contemporáneo, La rebelión de los ángeles. Y lo hace hablando del escritor como si fuera un libro: Anatole France es un texto en sí mismo, según los ojos de Don Alfonso, pues solamente un texto universal viviente es capaz de recomponer a una ciudad con “un arte sin perspectiva, vidrio de colores”. Bebió a France y le queda el desequilibrio, “el aceite del sueño y el vino de la realidad vacilan aún antes de apartarse” y por eso lo sueña-escribe: “súbitamente, se apodera de nosotros la sospecha de que el mundo es el cielo, y de que los hombres mismos son ángeles”. Comienza la danza, el juego de Gadamer también se mira aquí: bienvenidos, nos dice Reyes con su bonhomía literaria, a la “tenue compañía” de los ángeles. Regresan los salmos, los textos bíblicos, las ciudades cinceladas pensando en estos seres invisibles. Dante, las pinturas naif de una Inglaterra fingida, el parque estilo Austen dentro de ese cuadro, el sueño de “remanecer en la infancia”, el texto de sol que escribió Reyes a la distancia, la belleza rusa angelical bebiendo en Montparnasse. “Lloran siempre los que han vivido con un ángel”. Son los ochenta. Alguien le susurra al oído (un ángel, tal vez) a Wim Wenders la pena de ser ángel entre los hombres, o la pena de ser hombre entre los ángeles. Nace “Las alas del deseo”. Le sigue “Far away, so close” de U2. Corre 1999. Norteamérica no puede quedarse atrás: Un ángel enamorado es el nuevo libro que describe sólo una mínima parte del libro viviente de Anatole France, ahora a 24 imágenes por segundo. Suena en la radio “Iris”. Los ángeles se modernizan, pero vuelven a dar de qué hablar otra vez. Y entonces se actualiza el punto número siete de esta teoría: no hay páginas en blanco, se escribe sobre algo ya escrito.

3. La relación entre textos es más intensamente intertextual cuanto más un texto tematiza (repite) al otro: La intertextualidad en Alfonso Reyes respecto a esta reseña-ensayo, es la cualidad angélica en los seres vivientes, la capacidad de hacer mímesis en los hombres hasta volverse un ángel, el brillo desconocido ante los ojos de los mortales, develado por el aleteo divino. Alfonso Reyes toma dos hilos: el angelical y el real, y comienza a tejer una tela donde sirve, a su vez, las imágenes que él –lo intuyó desde pequeño, probablemente- catalogó como parte de otro mundo: el de los ángeles.

4. La comprensión nos hace descubrir las redes de sentido que están presentes y que reviven a través de la ficción: El sentido de las acciones ordinarias son convertidas en actos maravillosos: “Ninguno de ellos cree sufrir; pero cada vez perciben con mayor relieve la existencia: hasta su retina más abstracta llegan imágenes de odio y de vergüenza que van aprendiendo a discernir. Entonces, agitan los brazos, y ascienden a la esfera de que cayeron, en la actitud del Cristo –y del Aeroplano”. Reyes no olvidó la realidad, sabe muy bien que al final del día de la humanidad, todos volveremos a ser mortales. Pero, con ayuda de la ficción, de ese campo que permite hablar de la irrealidad que se esconde en el aire, el campo donde habitan, sueñan, comen, beben y ríen y lloran los ángeles. Alfonso Reyes nos permite escindir la realidad pragmática de la divina y las ficciones creadas en torno a ella a través de la redacción de este texto, la constante fuerza de la palabra ángel, ese ojo por donde pudimos ver la realidad de todos los días, pero a otra luz.

5. La intertextualidad crea cierto grado de metatextualidad, interpreta el pretexto: Alfonso Reyes viaja más allá del Montparnasse y de los cuadros inocentes de un comedor inglés, más allá de los campos de flores del mismo cuadro y de Rusia: habla de ángeles, extraña a los ángeles, emula a los ángeles: “¡Oh ángeles, ángeles! Han perdido la eficacia humana…”. El pretexto era Anatole France y su obra, la intención era expresar una nostalgia y una oda a la belleza de la vida en la Tierra.

6. El texto es un espacio donde confluyen otros espacios y otros tiempos: Los ángeles no tienen espacio ni tiempo y sin embargo, Reyes los hace venir a vivir al aquí y al ahora, justo en el momento de pronunciar su discurso: el lector lo leerá en voz alta. Puede que haya sido escrito en los 30’s, 40’s. Pero las calles y las caras, los movimientos de la humanidad siguen siendo una misma. El tiempo se detiene, se transforma y se dispara, formando otra realidad.

FOTOGRAFÍA DE OTOÑO

En clase de fotografía. Afuera llueve. Me absuelvo de mi pesantez escapando por la lente: ¿Y si las gotas fueran las almas antiguas de mujeres retratables, guerreras como Amazonas y amerindias encajando las uñas antes de perder el nombre del terruño, lánguidas en el suelo como los cuadros simbolistas? ¿Qué me dirían? ¿Qué opinarían de mí? ¿Qué tipo de sed me diagnosticarían?

Me olvido del maestro, de que soy su interlocutor en la tercera fila (ni muy cerca ni muy lejos: así deben de ser las relaciones humanas, a priori). Olvido los muros, ellos se olvidan de darnos cobijo a mis compañeros y a mí. Disparo el flash. Advierto un ave azul plúmbago salir del obturador. Ya sé que nadie lo puede ver, porque yo padezco una ceguera parcial contra la materia de mis días: he vendido una porción de mi vista a los ángeles con tal de poder admirar aquello que otros sólamente perciben cuando sus narices han sido abiertas al regalo del otro lado del mundo, el roce del aleteo de una abeja muerta -ahora convertida en princesa de un Reino no registrado por los sabios, los exploradores, los historiadores o los topógrafos-, la luz rojiza de un rojo inexistente en este lado de la Tierra.

Siempre supe que durante el proceso de la fotografía, el fotografiado es el fotógrafo. La imagen persiste en sus pupilas, en la savia, en la sangre. Al momento de disparar entendí que no volvería a pisar la tierra misma, porque ahora estoy dentro de la imagen: en la clase de fotografía, las gotas de la lluvia y yo pudimos oler cómo nuestros sexos y nuestros nombres mojaban la faz de cada ser humano que salió a empaparse, la cabeza afuera de la ventana.

martes, 27 de septiembre de 2011

LETRAS DE HOY 10: JAVIER ACOSTA (18 Septiembre 2011)

Esta vida que ocurre

La vida pasa (life happens). La vida ocurre, pues. Pero en lo que pasa y ocurre, un sinfín de sensaciones nos advierten que solamente serán unos cuantos los que podrán registrarla, interpretarla y reinventarla para los ojos del resto del planeta.

Algunos lo harán con música, otros, con pintura. Unos muchos pensarán que será más fácil hacerlo con poesía. Pero se equivocarán cuando, llegado el filtro, entiendan que la metáfora y la verdad del hombre en comunión con eso llamado sagrado y que está más allá de nuestra materia, se otorgan a unas cuantas lenguas cada cien años. El resto será simplemente un hilo bordado —con delicadeza o con violencia, con estética o sin ella— en la tela de la voz colectiva que tejemos, atemporales, los hombres.

Javier Acosta trae consigo la virtud ser uno de los elegidos para hacer fluir la palabra desde el primer estrato, donde nacen las ideas divinas y adonde se repliegan las conclusiones del ser humano. Su estrella así lo dijo desde que decidió hacerlo nacer en Estancia de Ánimas, Zacatecas, en 1967. De ahí en adelante, su vida no ha sido otra cosa más que la de reinterpretar y construir los cantos de todas las generaciones, las lejanas, las próximas, las vivas y las muertas. Abrazar las secoyas para renovar sus votos personales con el universo mismo, abrazar el viento hasta descubrir la medida del perímetro del aire, fabricar las tijeras de agua dulce que usará mientras mira a Harpo Marx desplazarse dentro de una película sin sonido, una noche de verano. Escribir un tratado sobre el abandono en todas las direcciones, que tarde o temprano convergen en aquello que solamente él, el también filósofo, puede descifrar por el método de la intuición adiestrada por la inteligencia: dios, ausencia (de dios y de todos), el espíritu contra el ego, la materia y la soledad, la curiosidad por mirar a la ventana a ver qué hay más allá de este escenario.

“Que me sea permitido cantar esta canción, / pero no otra. / Que me sea permitido vivir mi vida ajena, / no otra. / Que me sea permitido arribar a mí mismo, / a ese nadie. / Que me sea permitido cantar a ti, / a ese Otro. / […] Que me sea permitido escribir / este poema. / […] Que todo eso sea en tu servicio, / señorío del canto”.

A “Vivir la poesía”, eso es lo que el Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde” 2006 y Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2010, conocedor de la Regla de Tres del poema y de la importancia del sonido y del silencio en la poesía, nos invita la tarde de hoy domingo 18 a las 18, justo cuando la Fiesta de las Letras llega a su fin.

http://www.vanguardia.com.mx/estavidaqueocurre-1101275-columna.html

LETRAS DE HOY 9: SERGE ZAITZEFF (17 Septiembre 2011)

El puente hasta la Patagonia

Lartinoamérica, ese gran territorio hermanado por una lengua y por la inquietante búsqueda sin parar de una identidad capaz de sacar adelante a la colectividad que dentro de un mismo suelo, alongado por la fuerza del vientre de la Tierra, sueña, come, crea y transforma su realidad. Un tablero de ajedrez donde sus piezas no combaten entre sí: dialogan, cuestionan, abren cielos y cierran filas a la opresión y sobre todo, soportan los resultados vertidos en una escala de color tan amplia como sus costumbres y sus creencias.

Para entenderla, se necesita de un puente, tan amplio como la cantidad de ideas generadas en cada punto neuronal que la habita. Este puente inicia en la frontera desértica del norte de México y culmina en los hielos de la Patagonia. Nació el primero y le replicó el segundo: la voz fue una noticia cantada, epistolar, ensayada de un extremo al otro. Todos la escucharon, entre todos la hicieron más fuerte. Sus cimientos están ahí: se rompe uno y el otro extremo estará imposibilitado de sostener a toda una cultura que ha sido capaz de revolucionar al mundo del arte con su exotismo, su realismo mágico, su boom y su interpretación propia de la vida.

El francés Serge Zaitzeff lo entendió así desde hace muchos años y decidió describir este puente a partir de sus investigaciones literarias. De Julio Torri (por quien tiene una especial predilección, dada la genialidad de su legado principal: la ficción breve) y Alfonso Reyes hasta José Juan Tablada, el Doctor por la Universidad de Indiana y Premio Xavier Villaurrutia 1983 por su obra “El arte de Julio Torri” estudia las palabras del tablero de la literatura mexicana y sus creadores, y analiza el proceso concreto de la dinámica expresiva entre éstas y las generadas en Argentina, de donde sale la conferencia que hoy, en punto de las 18:00 horas, estará impartiendo en el Salón de las Letras. Asomarse al “libro de arena de fusilamientos” es una experiencia literaria enriquecedora que usted debe presenciar.

LETRAS DE HOY 7: GUSTAVO SÁINZ (15 Septiembre 2011)

Y la tarea valió la pena...

“¡Si hubiera podido escribir esa noche! Escribir una palabra tras otra como si fuese la tarea más importante del mundo, con la condición de actuar, de tener algo que hacer, de rechazar el desamparo agobiante...Escribir...Como si la tarea valiese la pena...”, podría ser, tal vez, la consigna latente en el intertexto de la obra de este autor, quien asumió, entre varios del mundo, la tarea de reivindicar el valor la palabra para no volver a soltarla.

Desde “Gazapo”, Gustavo Sainz supo que lo suyo era estremecer a la nueva literatura mexicana de sus tiempos. Personajes intrincados, únicos, descritos a partir de sus experimentos narrativos enfocados a la reinvención del diálogo entre el narrador y el lector. Cómo olvidar ese formato de diálogo con receptor anónimo en “La Princesa del Palacio de Hierro”, o los comentarios en retrospectivas vertidos a lo largo de “Compadre Lobo”, interrumpidos por esos lapsos que rompen como pequeñas olas a la narración. Con Gustavo Sainz (Cd. de México, 1940) el factor sorpresa se desdobla en un tejido literario complejo, único de los microuniversos que maneja para cada una de sus obras. Así pues, la experimentación no llega únicamente con la trama: se entrevera por las letras y ofrece texturas nuevas.

Su capacidad para llevarnos al vértigo a la hora de la lectura sigue estando tan vigente como en sus inicios. Prueba de ello es la novela “Cadáveres Exquisitos”. El erotismo, el miedo, el renacimiento en el otro a partir de la pareja, problemas de índole mundial, y sobre todo la singularidad narrativa con que nos transporta a lugares lejanos, se encuentran nadando entre sus páginas, regalando al lector pasajes sin puntos seguidos, pues todo en esta vida es una continuidad, incluyendo la muerte.

Asista a ver a uno de los mejores exponentes de la literatura contemporánea de nuestro país en punto de las 20: 00 horas en el Salón de las Letras.

http://www.vanguardia.com.mx/ylatareavaliolapena...-1097772-columna.html

LETRAS DE HOY 6: GONZALO ROJAS Y ESTEBAN ASCENCIO (14 Septiembre 2011)

Filosofía contra la prisa

“Yo soy las palabras que he escrito”. Pero también era la libertad silvestre de Lebu, el expueblito minero “feo por la fealdad y las limitaciones”, pero inmensamente bello para él; el colegio implacable y frío de aulas hermosas cuya sección de libros prohibidos de su biblioteca —que incluía la Colección Rivadeneira, Safo, Catulo, Baudelaire y San Agustín de Hipona— leyó sin parar; el no llanto a pesar de la muerte del padre; el qué se ama cuando se ama, el recuerdo de la amante de burdel que murió un mal día de su juventud; el corazón del poeta en la sacralidad de Atacama y su exilio en Rostock por su participación allendista. Pero sobre todo, el gran juego que es la poesía, el único que fue capaz de llevarlo al asombro.

El nombre de Gonzalo Rojas (1917-2011) le dio continente al don que aquel ser había recibido directamente del río natal: la poesía. Adentrarse a su obra es lo mismo que bucear en la profundidad de la boca de la mujer, esa creación sin la cual los hombres están incompletos, según la creencia de este poeta chileno, ganador del Premio de Literatura José Hernández, pero también acreedor de la filosofía contra la prisa. “Hay poetas precoces. Yo fui lentiforme (…). Es la prisa que los yanquis nos impusieron con el proyecto del éxito incesante lo que me parece un asco (…)”.

Y a pesar de que él era sus palabras, hacía falta conocer, a través de un testimonio, todos los elementos que formaron al ser y al poeta. Solamente pudo lograrse a través de la voz del escritor mexicano Esteban Ascencio, quien, luego de convivir un tiempo con el poeta fallecido este abril, entendió que tras escucharlo solamente le quedaba “sujetarse de él para aprenderlo”. Esta sujeción queda registrada en su libro “Memorias de un Poeta. Diálogo con Gonzalo Rojas”. En sus páginas, podemos escuchar el “nadie: tú: / Tú, / Poesía, / tú, / Espíritu, / nadie: / tú, / que soplas / al viento / estas / vocales […]” que resguardan la puerta del universo de sus letras.

Escúchelas esta noche, a las 19:00 horas, en el Salón de las Letras de la FILS 2011.

http://www.vanguardia.com.mx/filosofiacontralaprisa-1097246-columna.html

LETRAS DE HOY 5: RAÚL ZURITA (13 Septiembre 2011)

Testimonio de supervivencia

Cuando queda el desierto, ocurre la canción. En el mundo hay muchos desiertos, desde los naturales hasta los creados por gobiernos opresores que empujan a la conversión de la aridez que más tarde obligará a la creación de una nueva melodía, nacida desde lo más profundo del vientre colectivo.

La expresión de los muertos y los vivos, el color de la sangre disparando nuevos matices hasta pintar un cuadro con palabras, gestos y memorias. Es entonces cuando la carne atiende al espíritu, y el tema de la religión se redimensiona hasta alcanzar su verdadero sentido en este mundo.

Raúl Zurita (Chile, 1950) entendió que era parte de la canción. El domingo 11 de septiembre él cumplió 38 años creyendo en la posibilidad del cambio a partir de las acciones artísticas. Dijeron muerte, tortura, sombra, desaparición, y él contestó Atacama, como si la palabra fuera más que una porción de tierra ocre que cobija osarios: madre, mujer, guarida, cielo terrestre: “Y si los desiertos de Atacama fueran azules todavía / podrían ser el Oasis Chileno para que desde todos / los rincones de Chile contentos viesen flamear por/el aire las azules pampas de Desierto de Atacama.

Hay quienes afirman que el verdadero artista logra apropiarse del espacio natural y del tiempo hasta convertirlo en un canal expresivo, en la casa donde habita el discurso personal del creador, quien está consciente de su labor creativa para fines de la reestructuración social y cultural de sus congéneres. Zurita ha sido de los pocos poetas que ha ido más allá de la impresión en papel para dar a conocer su obra: generó “La Vida Nueva” en un cielo neoyorquino de 1982, escribió “Ni pena ni miedo” en el desierto de Chile en 1993 con letras tan grandes que solamente podían mirarse yéndose a dormir, o a volar, o a dormir y volar para siempre en el lienzo favorito de este poeta: la bóveda celeste.

Un testimonio de la supervivencia y, algo más, de la reencarnación dentro de la propia vida, es lo que usted podrá admirar esta noche en punto de las 20:00 horas en el Salón de las Letras.

http://www.vanguardia.com.mx/testimoniodesupervivencia-1096631-columna.html

LETRAS DE HOY 4: BENITO TAIBO (12 Septiembre 2011)

La astucia que hace leer en tiempos de wi-fi


Sólo los irreverentes cambian el mundo. Los irreverentes, claro, que poseen el don de la pasión y la entrega, incluso hasta los límites de la obsesión.

Quizá por eso Benito Taibo haya conseguido cambiar, durante los 51 años de vigencia que lleva en este mundo, la concepción del periodismo cultural, el cuento, la poesía, la televisión y hasta la antropología y la historia. Taibo (Ciudad de México, 1960) no es un guerrero idealista más que escriba para soñar mundos felices. Como un integrante de la dinastía Taibo, a Benito no le costó trabajo entender que su mejor manera de ganar las guerras perdidas en un México donde a veces pareciera que la cultura se genera a paso lento, es precisamente blandiendo la espada intangible del verbo.

Benito Taibo es de los poquísimos escritores de México que toma el kit completo del proceso literario: está presente en su gestación, mira crecer el producto como quien tiene un experimento herbolario en casa. Lo cuida, lo siente propio. Y luego lo regala en espacios abiertos, en periódicos, en pláticas con los nuevos amigos que se acercan sin saber por qué, pero seguros de que se llevarán alguna encomienda literaria, disfrazada de “buena puntada” por parte de este señor.

Él es del tipo de personas que sabe observar al mundo. De otra manera no podría dársele una explicación a su carrera tan diversa: periodista cultural, poeta, cuentista, guionista, productor de televisión, y un ferviente promotor de la lectura. Eso, ferviente. Una palabra que nada más los osados, los locos y los genios comparten. Benito Taibo es un genio capaz de construir de la nada un mundo donde la lectura en tiempos agrestes es posible, y hasta necesaria. Con él no hay niño o puberto que se escape a su astucia: “¿Ves este libro? No lo leas”, asegura que con esta prohibición no podrá resistirse a la sensualidad de la literatura la generación del i-pod y el wi-fi. Máximas de un conquistador de la lectura, esa mujer difícil de entender en estos tiempos. Eso es lo que usted encontrará el día de hoy en punto de las 15:00 horas en el Salón de las Letras.

http://www.vanguardia.com.mx/laastuciaquehaceleerentiemposdewifi-1094013-columna.html

LETRAS DE HOY 3: JENARO VILLAMIL (11 Septiembre 2011)

Villamil y la cajita monopolizada

La televisión, esa cajita donde pueden ocurrir las mil maravillas que le da la luz al pensamiento humano, generando su evolución.

La utopía de la influencia de un medio masivo de comunicación como lo es la TV probablemente haya tenido su germen en el interés de cosificar al hombre, disfrazado de una auténtica intención de apoyarlo en su evolución como la especie más importante dentro de una escala evolutiva de corte naturalista. El resultado, la inutilización de la vastedad del conocimiento humano, al destilarse su información gradual y generacionalmente hasta quedar en el reducto de cápsulas informativas, que igualmente salen en horarios poco accesibles o a la par que el resto del contenido puramente comercial de quien la genera. George Steiner decía al respecto: “los propios medios pueden trivializar aún más tanto el conocimiento como la experiencia, (…); puede anestesiar la sensibilidad hasta el punto de la inercia (el teleadicto frente a la pantalla del televisor) [...]”.

Pero también (y además) está la televisión mexicana, esa cajita monopolizada primero por aquella empresa llamada Telesistema Mexicano, emporio de una familia apellidada Azcárraga, y ahora oligarquizada por lo que actualmente se conoce como Televisa y TV Azteca, aunque la acción de esta última sea, en comparación con la primera, bastante menor. Un medio imponderable para fines políticos, de organización de masas y de una profunda capacidad de persuasión en lo concerniente a los estándares morales propios de una sociedad feudal, analfabeta funcional y lista para ser parte de ese otro gran mercado llamado capitalismo.

Con una extensa trayectoria en materia periodística, una capacidad crítica, aguda y pertinente de analizar el entorno de los medios masivos de comunicación y su influencia directa en el tejido político y social mexicano, Jenaro Villamil (Mérida, Yucatán, 1969), escribe en 2010 su libro “El Sexenio de Televisa”, el recuento periodístico más veraz que habla del posicionamiento en el poder de una empresa que lo ha logrado todo, a través de la masificación, hasta llegar al punto de volverse infaltable en la dinámica de la política mexicana. No deje de ver a uno de los colaboradores de mayor presencia de la revista Proceso y heredero de la dinastía crítica de Monsiváis pues esta tarde, en punto de las 16:00 horas, estará abriendo, una vez más, los ojos de los telespectadores a una luz distinta a la emanada por la pantalla que todos tenemos en casa.

http://www.vanguardia.com.mx/villamilylacajitamonopolizada-1093623-columna.html

LETRAS DE HOY 2: MARGO GLANTZ (10 Septiembre 2011)

Margo: La fragancia de México

La obra de Margo Glantz (Cd. de México, 1930) bien puede ser descrita como la Fragancia Mexicana para el mundo. Penetrante pero con elegancia, persistente y al mismo tiempo etérea.

Sus letras recogen los aromas no solamente de muchos países, sino también de todos los países que han vivido en México a lo largo de más de 500 años. Ahondar en sus ensayos es casi igual que percibir el sándalo de la India, la suntuosidad y la vainilla de Francia o el chocolate y el lujo que rigió el comportamiento hipnótico de quienes protagonizaron la Nueva España. Crítica, Académica, Novelista, Ensayista. Una de las pocas voces mexicanas que se atrevió a estudiar aquello que otros escribieron para mostrarlo al mundo como si fuera la contrarrespuesta al espejo donde se engendró la conquista. Margo Glantz le da sentido al México que vivimos a través de la literatura y las cartas de viajes de sus extranjeros. Margo Glantz toma su pluma y la convierte en un hilo dorado con el que reconstruye las caras, voces y anécdotas de un país que fue muchas naciones. Y lo sigue siendo. “En el mundo geográfico del exotismo encontramos un territorio impreciso e infinito en el que las tierras y la imaginación se confunden como en los mapas maravillosos que trazaron los primeros cartógrafos”. Así es Margo Glantz: un mapa maravilloso hecho de todos los mapas que ha recogido a lo largo de su fructífera vida.

Una gota del toque ecléctico de la fragancia de Margo Glantz basta para entender la esencia y significado del barroco, el neoclasicismo, el modernismo y el poderoso exotismo mexicano. Esta noche, en punto de las 19:00 horas, Saltillo podrá gozar de las múltiples esencias de este perfume único. Perderse la oportunidad de disfrutarlo, es casi igual a caminar por una nación con los sentidos apagados.

http://www.vanguardia.com.mx/margolafraganciademexico-1093182-columna.html

LETRAS DE HOY 1: JUAN GELMAN (9 de septiembre 2011)

El Imperio del Verbo (Los Imperdibles)


Viendo a la gente andar,

ponerse el traje,

el sombrero, la piel y la sonrisa,

comer sobre los platos dulcemente,

afanarse, correr, sufrir, dolerse,

todo por un poquito de paz y de alegría […]

Leer a Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) es captar con los cinco sentidos (y dos más) la fuerza lírica hispanoamericana, testimonio de una lucha que guerrea con el sonido y la pluma. Esperanza, erotismo, dolor, lucha. Búsqueda. Reinvención. Esas son las notas características de su obra. Dueño de una voz lírica única, el Premio Cervantes 2007 nos otorga en cada verso, un trozo del mundo que él mismo concibe a partir de la musicalidad y el espacio donde habita el hombre: a veces la nada, a veces el todo, a veces ambos. Corre la década de los 60. Gelman escribe en vesre “Gotán” (tango) y emerge, plateada como del río de su tierra, la nueva poesía hispanoamericana. A partir de entonces y a pesar (o tal vez debido al) del exilio, la pérdida y la búsqueda, Gelman no hace otra cosa más que renombrar al tiempo y al espacio hasta dar con el verbo Mundar: a través del lirismo, Juan Gelman hace del mundo otro mundo.

Un paraje obligado visitar, el viaje que ofrece la presencia del Maestro Juan Gelman en la capital coahuilense: claroscuros, fulgores, anocheceres impregnados de aquello que llamamos emociones y de pronto se convierten en plaga. La filosofía de la libertad jugando sensual a dejarse ver entre las líneas más sugerentes de su obra. Una vida entera y veinte mil más: la del que escribe, y la de quienes la perciben, la sueñan y la pronuncian, incluyendo su propio autor.

La prohibición en el universo de Gelman no existe, salvo hoy, cuando queda prohibido dejar de lado este regalo poético.


http://www.vanguardia.com.mx/elimperiodelverbo%28losimperdibles%29-1092829-columna.html

FILS 2011: LETRAS DE HOY (COLUMNA DE VANGUARDIA)

Algunos me pidieron los archivos de mi colaboración en Vanguardia durante los días de la XIV Feria Internacional del Libro 2011. Agradeciendo el gesto, pondré las columnas en este blog, con el link abajo para que las lean en el espacio original.

Mi agradecimiento a Humberto Vázquez, Livio Ávila y Laura Morales por cobijarme tan bonito en su equipo de redacción de la sección Artes en esos días. Me siento feliz y orgullosa de haber formado parte de un equipo que, siendo tan joven, le pone todas las ganas para cambiar el panorama crítico atingente a las artes y la cultura de mi estado y mi país. Un abrazo para ellos, esperemos que sea ésta la primera de muchas participaciones.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Agradecimiento

Agradezco a mis ojos porque por ellos puedo entregarme a mi única pasión en este mundo, que son las letras.

Agradezco mis manos y mi hemisferio izquierdo, porque por ellos creo otros universos con la pluma, la pintura y el papel.

Agradezco mis pies, porque puedo entregarme, cuando bailo, al latir del universo que duerme en el centro de la tierra.

Agradezco mi garganta, el arpa heredada por mi abuela, porque gracias a ellas yo alabo la nada cuando rompo el silencio con mi cantar.

Y agradezco mi lengua y mi saliva, mis labios pequeños, porque con ellos pude comunicar aquello que a diario me cimbra: la pasión.

sábado, 10 de septiembre de 2011

FILS 2011. Día Uno: La Palabra y el Todo, una Epifanía

Cada año, desde hace como cinco años, espero pacientemente la llegada de la Feria del Libro de mi ciudad. Es la única temporada del año en que otras ideas convergen en este lugar, la única época en que el caos y la materialidad gritan "¡alto!" y emergen, vertiginosas, hambrientas de quorum, voces distintas.

Hace unas cuantas horas dejó de ser viernes 9 de septiembre, día en que inició la primera Feria Internacional del Libro aquí, en Saltillo. Me parece que la fecha es inolvidable no solamente por la nota mayor de tener el adjetivo "internacional" en un evento que lleva catorce años realizándose, sino por el tipo de escritores que tuve la oportunidad de conocer este día.

Me llevo conmigo a la cama y a los días venideros de mi existencia la minuciosidad, la cadencia, el silencio (silere), el dolor y la fragilidad de un libro triste, pero grande y maravilloso. Me hago un dije con los ojos de la madre que lo parió. Hablo de "Vestigios", un poemario precioso escrito por una argentina radicada en México (que yo considero más bien es una mexicana con raíces en otros tiempos hispanoamericanos), Sandra Lorenzano. "El paso del caracol sobre el piso frío", decía con sus manos pequeñas, pero de dedos largos y delicados, muy a tono con los cabellos que cubren la espalda que sostiene todo un batallón de palabras dispuestas a combatir en nombre de la poesía. Para Sandra Lorenzano -igual que para mí- la poesía es lo único de lo que podemos asirnos en tiempos aciagos. Y no se trata de hablar únicamente de cosas rosas o cursis. Lorenzano erige todo un ensayo sobre la muerte y la fragilidad del ser humano frente a su presencia. Habla del viento, de los huesos y de los ruidos pequeños que se escurren en tiempos de notar la soledad. La acompañó el virtuosismo de la violoncellista Jimena Giménez-Cacho, quien con sus ojos verdes y su voz de madre de todos los eones convirtió las notas de un violoncello en el vehículo sagrado de la soledad y el desencanto.

Guardo también en el equipaje de mi memoria a largo plazo, el regalo epifánico de haber escuchado a Sealtiel Alatriste con su conferencia "Sobre la naturaleza de las ilusiones". Alatriste hablaba y yo sentía que ya había estado ahí, y no me refiero a la sensación clásica del déjà vu, sino a esa consciencia casi atávica de pertenecer al recuerdo del otro sin saber muy bien por qué ocurre de esa manera. Mientras platicaba-leía (su texto era una mezcla deliciosa de ensayo, prosa poética y plática cotidiana) cómo había enmudecido en una sesión radiofónica ante la aparición de sus otros yoes escondidos bajo la tierra de el otro Sealtiel que conversaba con los caminos, los tiempos y el espacio que iba desnudándosele de a poco hasta formar eso que se llama vida, casi pude ver que también mis otros yoes han estado ahí, latentes, pendientes del momento epifánico que tanto me obsesiona lograr en mis cuentos y por el cual vivo pendida de un hilo casi plateado, colgando todas las esperanzas de mis vidas: ésta que vivo y las que dejo dormir mientras me dedico a pulir la otra. Hablaba de encuentros determinantes para toda una obra literaria, como el caso de Joyce, y yo me puse a pensar si algún día seré capaz de recibir el regalo que cambia tu vida hasta el punto del contagio, donde, por ejemplo, no se salvan las letras de uno. Una cabellera roja que se instale en mí para saber distinguir los dos tipos de enamoramiento que nos contó, y que no sé por qué, pero también ya he vivido: el que te regala el misterio en el primer contacto, provocando la incertidumbre del descubrimiento del futuro, y aquel otro que remueve todo el pasado habitando, capa tras capa, en la piel que nos cobija.

Recuerdo cada palabra, cada sonido, como si hubiera ocurrido el año pasado. Lo escribo para dejar testimonio de que pude abrazar a seres llenos de un conocimiento que forma parte de aquel otro, infinito. Mirarlos de frente era casi como recibir la respuesta a esas cosas que uno va dejando olvidadas en los semáforos, los titulares violentos que agobian a mi país, las crisis económicas y los desastres mundiales...

Las crisis económicas y los desastres mundiales. Repito con descaro unas cuantas palabras del universo poético del maestro Juan Gelman y logro pintar una sonrisa inamovible en mi rostro. Resulta que esta noche muchos saltillenses y yo habitamos un Saltillo más lumínico, producto de la luz resultante de la presencia inolvidable de este gran poeta. Siguiendo el camino del maestro Sealtiel (que a su vez nos refirió otro de mis textos favoritos, El camino de Swann), ese que rastrea los elementos químicos, etéricos, formales e informales de las marcas que dejan las ilusiones, podría aseverar que tener la oportunidad de ser la presentadora de un poeta que me habló, casi epifánico (y el maestro Alatriste regresa, pertinente), a mis 24 años (cuando yo no sabía lo que mi alma pedía y solamente atinaba a reconocer la sed de algo más que no era tangible, sino duradero), de eso que se llama poesía y que es escrita por mi gente, en el siglo en el que nací y se dieron tantas revoluciones, ha sido casi como soñar que me encuentro un billete de lotería en el suelo y la gano. Le escuché hablar de su tío Juan que hacía pío mientras le cremaban y yo atiné solamente a dejar correr algo que se rumora era un laguito donde paseaba la duda sobre si la muerte se llora o se canta. Esperé cuatro años para sentir su mano, esa de la que salen los versos más lindos que han plagado mis noches de estudiosa de la soledad, de amante del amor, de mujer curiosa y extraña, y creo que si me hubieran retardado el regalo otros veinte años bien lo habría pagado. En Gelman todo es de una tesitura casi angélica, una textura moldeable únicamente a partir de su don, heredado por Catulo, de renombrar las cosas. Dice mundear, gotán, vos, y la vida de quien lo espera, lo oye, lo subraya, lo evoca y lo abraza ya no es la misma.

Realmente no sé a qué debo tantas cosas buenas llegadas a mi vida de un solo jalón. Seguramente ha sido que alguna vez me llamé mujer de palabra. Y esta noche, señores, La Palabra llegó a mí con sus múltiples caras, todas ellas parte de un mismo todo entrañable y vital para mi existencia.