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viernes, 29 de junio de 2012

Palabras


Acércate, Hermes, y responde a mi plegaria,
mensajero de Zeus, divino hijo de Maya
que las pendencias dilucidas, guía de la humanidad […].
Con pies alados atraviesas los aires,
¡oh, amigo del hombre, profeta de la palabra! […]
Con tu poder investido, el lenguaje se torna elocuente.
Hazte presente, Hermes,  y atiende a tus suplicantes.
Ayúdame en mis trabajos, otórgame la gracia al hablar
e incrementa mi memoria.

Canto Órfico número XXVIII



A nuestros seres amados (los que habitan este mundo y aquellos que abandonaron la materia),
a las autoridades presentes,
a mis compañeros que hoy se gradúan de la Licenciatura en Letras Españolas:



Justificar por qué elegimos el camino de las letras es casi como intentar justificar el origen del lenguaje. Quizá haya sido, en ambos casos, por la necesidad absoluta de transmitir, como dijo Tolstoi, el conocimiento apreciado por el corazón y que la razón no puede explicar si no es por medio de palabras. 

Ha sido el amor por el conocimiento y la manera en que éste se enuncia lo que nos ha llevado a transitar, como observadores silenciosos mirando desde un resquicio al tiempo y a la humanidad, el acto de atestiguar la creación de la palabra: “Primero es un sonido que forma otro sonido, en la concavidad nocturna de las cosas”, dijo en su momento otro observador, Fernando Pessoa, y nosotros tomamos ésta e infinidad de oraciones como instrucciones para navegar por el útero donde se engendra el sonido que da paso a la palabra; para navegar por el ancho mar de los libros, que ahora sabemos jamás terminarán de crearse: mientras exista un lenguaje en constante construcción, habrá un mundo formándose y un testigo que lo ha de describir, modificar, criticar o embellecer.

Nos hicimos devotos de la palabra y de las consecuencias de explorarla –jamás se llega a conocerla totalmente–. Nuestra generación se convirtió en la defensora del respeto por el conocimiento y su expresión estética (la literatura) que tanta falta hacen en los días en que se industrializan la vida y  la esencia de la humanidad. En las aulas y con las enseñanzas proporcionadas por nuestra facultad, juntos exploramos los matices de la creación y la apreciación en todas sus dimensiones hasta al fin encontrar la anagnórisis. Alimentamos nuestros egos a temprana edad para luego despojarnos de ellos y erigirnos en aprendices de las letras, en meros copistas que al final crearían mundos alternos para embellecer nuestro tránsito por este mundo. 

Está de más afirmar que estamos conscientes del lugar en que nos hallamos: si bien es cierto que hoy llegamos a la meta trazada por los estatutos universitarios, también lo es que apenas hemos realizado el primer paso dentro de este largo camino. 

Por lo tanto, no estará de más el procurar siempre el silencio ante cualquier acto nuevo de creación que se nos presente ante nuestros ojos o ante nuestra pluma: será la humildad de asentir la ignorancia la que nos mantenga en el verdadero estatus de alumnos, que es el de la búsqueda de la iluminación del saber, y nos reconocerá finalmente como ciudadanos del mundo. No estará de más alejarse de la tentación de formar sociedades en hipogeos secretos y en su lugar transmitir a otros la exégesis del mundo contenida en los libros. De comprender que la verdad está ahí, pero también en los ojos de quienes las escriben y más aún, de quienes le dan vida una y otra vez a los entes literarios, para mantener viva la máxima de Alfonso Reyes que reza que el ente literario “está condenado a una vida eterna, siempre nueva y siempre naciente, mientras viva la humanidad”. De mantener la inocencia del niño cuando la ininteligibilidad de la vida aparezca escrita, de jugar con ella como Julio Cortázar, de volverla nuestra amante antes que nuestra musa. De mirar bien las palabras, de cortarlas y guardarlas, para poder reconocerlas, según Tomás Segovia. De agradecer la liberación que surge cada vez que se lee algo, pues solamente leyendo se adquiere objetividad, tal como también dejó asentado Pessoa. Y en casos oportunos o de extrema urgencia, de desnudarse de lo aprendido, como lo hizo en su momento Alberto Caeiro, para volver a aprender de los demás, cada vez que alguien enuncie su yo ante la gente, cada vez que alguien escriba su caleidoscopio para entenderse a sí mismo. De abrir los ojos y recordar, seamos creadores, lingüistas o literatos, que “la mejor literatura busca persuadir, convencer o asombrar: la mala erudición sólo sabe imponer su autoridad a la fuerza”, como escribiría Enrique Serna. De ser aliados del tiempo y la geografía antes que su enemigo: si el desierto (Coahuila, la ignorancia, este nuevo mundo instalado en la todavía objetable posmodernidad) insiste en regalarnos el abandono, nosotros le regalaremos nuestras flores y nuestros cantos: nada permanece en la Tierra salvo si queda escrito. 

Y sobre todo, nunca estará de más el agradecer la existencia de las letras: ellas nos han regalado el sentido de nuestras vidas, tal y como Jorge Luis Borges lo expresó en un poema, pues sabía que la poiesis es el sentido del todo: “Gracias quiero dar al Divino Laberinto de los efectos y de las causas  […] por el hecho de que el poema es inagotable y se confunde con la suma de las criaturas y no llegará jamás al último verso y varía según los hombres…”. 

Nuestra pasión es incluso más alta que nuestra voluntad. Adelante, esta vida apenas inicia.




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domingo, 24 de junio de 2012

A siete días

Pasan los años, y uno esperaría ver una evolución en materia electoral. Domingo antes de las elecciones: la misma parafernalia que llegué a ver de niña estuvo instalada en las plazas principales de cada municipio (atestigüé dos de la zona conurbada). Nada más ha cambiado la música de fondo, lo demás sigue ahí: madres solteras, chavos inconformes, otros, esperanzados; viejitos ortodoxos y señoras oliendo a buenos perfumes. 

Evolución electoral sería ver que la ciudadanía no requiere más propaganda para comprender que tendremos, por la vía no democrática, aquello a lo que le rehuímos. Evolución electoral debieron ser las campañas en ejidos y colonias marginadas, donde seguramente una vez más se equivocarán al votar, más por ignorancia que por hambre. Evolución electoral..., de tanto repetirlo, me sabe a nada.
Que la dignidad del voto no sea ensuciada por la falsa teología de la liberación de sus líderes. Que Cristo no salga de su capilla a alentar el voto. Por los clavos de Cristo, dejen la democracia en paz.

Tren

Ya suena el tren de las tres de la mañana, el mismo que me dijo a gritos los cuentos cuando tenía nueve años y sufría cargo de conciencia por los actos de mis superiores, en cada una de las instituciones a las que pertenecí. Llega con su canto dolorido, cansado, pero siempre lleno de regalos para mí: sabe que lo único que me pondría triste, si dejara mi ciudad algún día, sería alejarme de él. Estoy enamorada. Siempre lo he estado. Del tren y de su maldita costumbre de sonar justo cuando el galán de la telenovela de las diez le dice a la protagonista llorona que siempre no son hermanos, cuando la Selección mete gol en los mundiales, cuando el Padrino guarda en cada navidad los secretos de la mafia, cuando algún político es muerto, cuando te dan una dieta falsa para quitarte las estrías de los senos y las nalgas o cuando descubren al asesino estereotipado en las pelis del cable. 

Ya suena el tren como cántico de serafines, reclamando un lugar que no sea otra vez el infierno (para él, las prolongadas vías del tren es una invitación a la locura, no al progreso que alguien predijo), prometiéndome que moriré de vieja y sola, porque al reconocerme su amante corro la misma suerte de cantar como él, cada noche, a las tres de la mañana.
Me sentía ridícula de andar vestida de vampiresa en la Alameda, pero cuando una niña de 15 años me preguntó dónde podía conseguir libros, hasta el pudor de mis treinta se me quitó. Creo que cada escritor debería intentar revivir los escritos de nuestros ancestros (todos los escritores, los menores y los dioses, estamos hermanados por la letra) antes de dar a luz un nuevo texto. Pero son casi las tres de la mañana y puedo decir cualquier cosa.
Hice mi primer performance oficial el jueves. Esto de la cosa escénica me está gustando. (Nota mental: leer más teatro).

jueves, 21 de junio de 2012

Y siempre que termino una obra, me dan unas ganas inmensas de llorar. Corto, largo, soy la Miss Creación por media hora.


martes, 19 de junio de 2012

Debate de los del 132 en la Plaza de Armas


La interacción virtual era casi propia de un capítulo de Crónicas Marcianas. Interesante, algo de esperarse de la generación de lo virtual (quién sabe si sea al fin del virtuosismo).

Los jóvenes participantes tenían más de 25 años. Concluí que la lucha no es de la juventud por la democracia, sino por la democratización del poder hacia la juventud: ella sabe que tiene ya mucho tiempo en manos de los viejos.

Lo más claro es lo más honesto, haber empezado por ahí...

Cuatro

Cuatro inmigrantes en una sola tarde. Cuatro. Cuatro hombres renegridos por el sol de Saltillo, en las calles coloniales que piden a gritos no ser afeadas por su acento sudamericano. O eso es lo que parece decir mi ciudad cuando estos cuatro hombres se acercan y piden un pedazo de pan, una moneda para una coca y nadie les hace caso. Que en Cáritas les vendieron el suéter que llevan puesto. No me extraña. Que pasarán la noche en una banca de la Plaza de Armas, que mi Catedral les contará un cuento de hadas y olvidarán por un rato que sus madres, sus esposas y sus hijos están muy lejos, en la vorágine de la modernidad y la pizca y una Latinoamérica violentada por esquemas neoliberales recalcitrantes. Allá está la vieja esperando en Colombia, allá la mujer de fuego en Tampa, Florida. Allá las flores, el padre, el rosario, la canción de cuna.

Buenas noches, madre, señora bonita, señorita linda, me dijeron. No hablaban unos inmigrantes. Hablaban cuatro seres abandonados que esperan cualquier gesto para volver a creer en Dios.

lunes, 18 de junio de 2012

Ginseng

Mi dedo viudo de palabras nuevas amaneció quriendo beber otra leche, menos agria que la del sueño. Si hoy sirve de algo, mi mente está muy cansada. 

Telas para bailar al final de la primavera. Serviría en verdad más danzar que tomar Ginseng, pues las flores se siembran en los pies y no en el desencanto del frasquito rojo inservible.

Para dos bellezas:

No lo haré. A doce días de vivir mi momento más preciado, de tener en mis manos mi nombramiento como lo que en verdad quise ser, en verdad les digo, criaturas divinas: no lo haré. Arrancarme la vida en este momento sería, más que un pecado, una estupidez. Y yo ya no estoy para reaccionar de esa manera, aúm y cuando me hayan expulsado de su paraíso. 

Me declaro vencida: si no logré tener la hermosura que me abriera las puertas de su aceptación, no fue porque no lo intentara: ustedes atestiguaron el paso de mi veintena entre dietas, mechas rubias y ropa casual. Pero tengo que reconocer que a mí su inteligencia femenina me fue vedada. Lo mío es pensar como hombre, aunque ame como mujer. Ya lo acepté. Ya no me siento triste por escoltar su paso señorial entre los pasillos de los perfumes y cremas de belleza. Tampoco siento rencor por no entenderlas cada vez que nos juntamos a tomar un café. 

Las abrazo, las quiero. Son mi sangre. Pero siempre hay un momento de partir. Ya no busquen ver a la mujer que esperó detrás de un sueño de amor (uno que ahora sé en realidad era más por complacer al estilo de vida que ustedes abrazaron, más que por mí misma), no quieran encontrar a la pequeña ama de casa que se partió la piel diez años. Mis ojos son mi única arma y mis manos son mi ejecutora. Hay un amor que por mí espera para amarme como siempre quise ser amada toda mi vida: las letras. 

El vínculo no se va. Nada más se van el dolor y el rencor. Se queda conmigo la aceptación: yo también soy una gran mujer, aunque diametralmente opuesta a ustedes.

Buenas noches. Mañana es ya otro día. Una segunda oportunidad para verme feliz al fin está esperándome.


domingo, 17 de junio de 2012

Para mi padre

Gracias, Miguel, por tu ejemplo. Hasta estando muerto me enseñas a diario el valor de la libertad. Saldré airosa de esto, te lo juro por el vínculo intelectual que tuvimos cuando vivías (me pregunto qué opinarías de todo este desamdre político que se vive en el país en estos momentos). No puedo decir lo mismo del vínculo emocional, el escorpión de tu signo siempre tendió un muro inmenso entre los dos. Aunque puedo asegurar que es ahora cuando estás muerto que siento más seguido tus caricias, tus consejos. Precisamente ayer, mientras lavaba a mano, te escuché decir: "échale ganas, Chaparrona". No pude evitar el llanto. Sabes que la estoy pasando mal. ¿Qué ironía, no? Ganarse a pulso el triunfo de mi carrera de Letras y vivir esto que me está ocurriendo. Así es esta vida, un deber y un ganar. Te espero el jueves 21 en primera fila, voy a leer poesía para ti. Y luego, te espero el viernes 29, también en primera fila: mi título va para ti, el hombre que salió del microuniverso para volverse un semidios en vida. 

Te extraño mucho. Mil besos a tu parcela azul.

sábado, 16 de junio de 2012

15.06

Te di mi rosario de cuarzo de Real de Catorce, el único rosario en el que creo: debe ser porque en ese lugar el orden cósmico regresa, borrando las leyes divinas de barro humano. Lo hice entre el tumulto de la gente embriagada de un frenesí propio del animal en cautiverio. Te recé no sé qué palabras y besaste mi mano. Vino a mi mente una serie de recuerdos prestados, llenos de horror y desesperanza. Vi tu cabello menos cano y tu mano limpia de sellos de pasaportes interestatales, rancherías y sueños de madera podrida. Que la luz te proteja, dije. Y lloré en medio de la calle Juárez, entre amarillos y naranjas hiperbolizados, una primavera-verano exacerbada en sus jugos y olores, el tercer viernes de junio.

viernes, 15 de junio de 2012

Regreso de Ítaca

15 de junio de 2012: liberé mis prácticas y me enteré que concluí mi semestre con 98 de promedio final. Oficialmente ya terminé mi Licenciatura en Letras Españolas. Gracias al cosmos, al destino, la vida, mis seres amados, mis amigos, mis compañeros, la circunstancia: soy muy afortunada. Gracias a mi Escuela de Letras Españolas por permitirme concretar el único sueño que he sostenido desde los 15 años. Gracias a esta canción y al último viernes de mayo de 2006 en la ruta 2A, que abrieron mis ojos y pusieron mi corazón donde debía estar: la literatura. Ahora todo es luz.

jueves, 14 de junio de 2012

Pérez Treviño

Qué pinche fea está la calle de Pérez Treviño, pero cómo la amo. Haber caminado hoy a la una de la tarde entre sus puestos y su gente acalorada y llena de música (literalmente) me hizo sentir que aún hay cosas por las que se debe mantener la vida.

Cada que pierdo los recuerdos de la joven esperanzada, ilusionada que fui, voy a esa calle a recuperar los taconazos de mis veintidós, a comprar chucherías para luego regalarlas al tiempo, a visitar los olores varios que ahí se gestan. Y todo vuelve a la normalidad...

miércoles, 13 de junio de 2012

Haikus y detergente





La sorpresiva lluvia de la tarde escribió poemas chinos en el patio de mi lavandería. Dicen que somos estrellas miniaturas transitando la geografía del destino.

lunes, 11 de junio de 2012

Romance-Larghetto de Chopin

Estoy triste. Enferma y triste. Hoy escuché las más finas historias del desencanto en un lugar alejado del ojo del dios cristiano que volteó su espalda y dejó a estas niñas a su suerte, a la suerte de los hombres-orangutanes que se van comiendo uno a uno sus ojitos de princesa, su boca de rielera y sus entrañas de Amazonas. Una guardia las asusta con historias de mujeres en verdad malas -ellas han recibido la patada de la sociedad, ellas hicieron lo que hicieron porque en verdad a ese espacio las mandaron vivir. Ellas son más santas que los criminales que se han robado los trece mil pesos que ahora adeudan, sin saberlo pero también sin comerlo, sus familias. Ellas no robaron, exigieron de manera inadecuada su parcela de sueño en este mundo-: la mató con sesenta cuchilladas, le gustaba jugar con sangre, les dice la mujer que pone canciones tribales en su celular mientras las niñas tejen un cuento que se parece más a sus vidas. Cállate o te mando a la teniente canina, la que tiene más fueros y come mejor que las tres, la que rasguñó a una de mis niñas nada más porque no tuvo a bien tratarla como a su superior. Estamos en la India. Mis niñas son parias de tercera categoría y creen que no tienen derecho a reír otra vez ni a soñar. La una, se van a comer una historia de asado y frijoles, una fotografía o un comercial. Y así se les habrá acabado otro día.

En el camión lo mismo, más jóvenes alabando la inercia con sus camisas refulgentes de incertidumbre. Cansados, a su manera, de la cárcel que los rodea (tanto auto para qué, tanta escuela para qué, tantas lecciones para qué, tantos preservativos para qué, tanta ruta desde sus casas hasta el sistema, para qué). Me siento culpable por algo que no hice. 

Cuando fui joven, además de hermosa, tuve un sueño y lo enterré de nubes. Creía en la justicia hasta que un día ella me mordió y fui a dar a un cuarto violeta (el mío) donde dormí mil días con mil noches. Dije que no más a las ficciones jurídicas y me dediqué a vivir de las ficciones literarias. Son más hermosas, me han traído más alegrías y han evitado el desprendimiento anticipado de mi carne de este mundo. Pero es ahora, cuando regresé el rostro a aquello que dejé estancado, que me pregunto si la injusticia también habrá sido el evadir la justicia, olvidándola, dejando que estas personas cayeran donde ahora están. 

No more, pas plus, no más: mañana me imaginaré dentro de un cuarto blanco y sin paredes. Del punto de fuga de mi cuadro saldrá una mancha roja. Me pararé sobre ella hasta que me vista por completo. Y pondré de nuevo esta pieza mientras me voy yendo de todo y vuelvo otra vez al mundo. ¡Chopin, y a otra galaxia!



¿A quién quiero engañar? Haberle puesto punto final a este cuento me costó la depresión preverano que ya veía venir en mi vida. Me siento fatal, hay un hoyo negro comiéndome las entrañas. Ya no tengo llanto, ya no tengo horas de sueño para habitarlas con mi tristeza. Todo ha sido demasiado y se fue desde hace mucho tiempo. Apenas ahora me voy dando cuenta.

Ojalá pudiera fumar (ojalá quisiera en verdad fumar). La vida es humo. Yo me quiero ir con el viento.

domingo, 10 de junio de 2012

Pañuelo y postal

Saqué, cuando hacía mi maleta para mi viaje de mayo, el pañuelo de Miguel, y no lo he vuelto a guardar. Está ahorita conmigo, mientras escribo esto y me pongo a pensar que los recuerdos a veces no se quedan en la memoria, sino en las repisas, cuidándolo a uno en vez de que seamos nosotros quienes los cuidemos: de no ser porque he dormido poco, juraría que el pañuelo camina por las noches, me rellena el vaso de agua y me cuenta historias cortas para que olvide a la Baba Yaga de Margarita y mañana crea en la posibilidad del género humano.

Hay voces que no se olvidan y objetos que se encargan de refrescarnos la memoria. Yo no lo necesitaba, papá. En mi cara veo al osado que murió antes de ser un estorbo. Pero tenerte aquí conmigo me da en cierto sentido la paz que a veces pierdo a ratos. Tu pañuelo se convierte todos los días (desde que te dejé afuera del cajón) en tu postal: tú estás bien, yo estaré bien, la vida no es un proceso, no valen los términos jurídicos. Tampoco es un carnaval, no hay que hacernos los ilusos. La vida es un  juego, papá. Uno como tu risa.

viernes, 8 de junio de 2012

Final del juego


Viernes ocho de junio de dos mil doce, cinco y media de la tarde: 

Acabo de entregar el último ordinario de toda mi carrera en Letras Españolas. Se siente muy extraño, de pronto vienen a la memoria todas las desveladas por cada una de las 56 materias.

El umbral del final me espera. Es la misma puerta por donde entré hace cuatro años. Hay una luz potentísima. Son Miguel, Francisco y Jaquelin diciéndome música silenciosa al oído (porras de luz). Son todos estos años esperando por esto, dejando a un lado la otra vida que no viví, esperando la nueva vida que deseo compartir, ahora que sé un poco y comprendo que no he amado nada por saberlo. Es mi regalo divino envuelto en el calor de junio, el mes que me ha querido siempre como su hijastra, aunque sepa que yo soy hija de mi padre Invierno. 

 Gracias a mi Escuela de Letras Españolas por el viaje, por cumplir mi sueño. Ahora todo es Luz.

sábado, 2 de junio de 2012

La falsa primavera de mayo y el 132

Que la primavera de mayo llegó. Que la primavera de la juventud al fin se instaló en México. No estoy tan segura de ello. Cuando un movimiento emerge de una clase social que no ha sufrido para encontrar oportunidades en materia educativa, que jamás ha sentido lo que es comer lo mismo toda una vida, que mira al otro México como un destino turístico y pintoresco, su origen ya está viciado. Cuando ese mismo movimiento instiga a otros sectores (a los que probablemente en otras circunstancias jamás habrían tomado en cuenta) a involucrarse en una protesta aparentemente social, pero que en el fondo enmarca el deseo de la reivindicación de sus derechos económicos y de tener un futuro digno del prototipo de vida que sus padres y abuelos les dieron, pone en tela de juicio su validez. 

Todo movimiento social, sea del tipo que sea, tiene una base ideológica sólida, o al menos una base existencial fuerte que permita proponer la construcción de un nuevo modelo paradigmático capaz de sostener, resolver y replantear las condiciones de vida actuales. El cambio jamás deriva de una protesta si la protesta no está fundamentada en una filosofía o un contexto ideológico sólido. Es mentira que todas las primaveras sean iguales. No se puede decir que la primavera de Praga haya tenido las mismas bases que la de Arabia: en la primera, grupos intelectuales defendieron con el conocimiento a su país. En la segunda, miles de jóvenes murieron por protestar para un cambio. No hubo cohesión ideológica que los salvara de la muerte, con lo que resulta evidente que alguien más estuvo detrás de dicho movimiento. 

Es sabido por todos que en los últimos veinte años, Estados Unidos ha incursionado en una especie de avanzada pro neoliberal, que consiste en erradicar dictaduras y sistemas de gobierno prolongados, cuando éstos no coadyuvan a la libre interacción de los principios fácticos del neoliberalismo. La caída de la URSS y los recientes eventos suscitados en Medio Oriente lo demuestran: Mubarak debía salir: Arabia debe interactuar de una manera económica y políticamente favorable con los Estados Unidos. Sin embargo, el comportamiento del sistema que lo respaldaba era tan sólido que se mostraba casi imposible erradicarlo. Estudiando la psicología del ente llamado gobierno, Norteamérica comprendió que la labor era sencilla: había que incitar al monstruo para que éste reaccionara. Ahora solamente faltaba encontrar el elemento cuya acción tuviera más impacto mediático (recordemos que en el siglo XXI la justicia está en los medios de comunicación). Entre obreros, profesionistas y jóvenes, los terceros resultaron los elegidos. 

La labor persuasiva seguramente no costó demasiado, la juventud siempre será la etapa del idealismo. Sólamente tendría que llegar al grupo con mejores oportunidades de vida, es decir, los estudiantes, convencerlos de la necesidad de que otros jóvenes, situados en condiciones de mayor desventaja, se unieran. La primavera de Arabia ocurrió. Se obtuvo la respuesta esperada: el monstruo, las manos del ente llamado dictadura, masacró a una juventud. Escándalo mediático. Cadena perpetua para Mubarak. Fin de una etapa histórica. Alegría, libertad, neoliberalismo, consumismo, consolidación económica para los Estados Unidos. 

El regreso del PRI al poder representa un retroceso para Estados Unidos. Tras doce años de neoliberalismo bien nutrido por las acciones políticoeconómicas del PAN, la instalación de Enrique Peña Nieto en el poder representa la ruptura de la secuencia óptima en estas acciones. Como es imposible repetir el fraude electoral, saben que la única manera de erradicarlo del mapa político es mediante un escándalo mediático. Una vez más los jóvenes son llamados a escena. Y no son cualquier joven. Son los descendientes de un criollismo que se ha caracterizado ya en dos ocasiones por llevar la delantera en los movimientos armados. México debe su independencia al criollismo. La revolución mexicana tuvo un buen final gracias a él: al final, son las fuerzas de una élite criolla las que se desplazan hasta lograr el panorama perfecto para sus objetivos económicos; al final, son las fuerzas del pueblo las que materializan ese sueño de cambio, progreso y democracia. 

Resulta más que evidente la presencia de grupos externos entre los miembros originarios del 132, quienes son incapaces de pensar autónomamente por ser parte de una generación (la segunda) que olvida leer para comprender su entorno. De nuevo las políticas se desplazan de manera piramidal: hoy somos nosotros, la élite, mañana ustedes, pueblo, se unirán a este movimiento. Si la UNAM y otras escuelas libres han respondido positivamente al llamado 132 de la Ibero es por razones también históricas: todos esperan ser parte de un movimiento estudiantil, para rendirles tributo a los jóvenes del 68 que, a diferencia de estos jóvenes, sí tenían motivos respaldados en el conocimiento. A todos les gusta salir en las fotografías que la gente postea en Facebook, a todos les encanta poner likes ahí, a todos les fascina salir con López Dóriga o Youtube. El discurso no importa: hace dos semanas, en un reportaje del noticiero de Televisa, salieron  hablando cinco jóvenes acerca del movimiento antiPeña Nieto. Los cinco dieron puntos de vista diferentes: uno de ellos apoyaba el voto nulo; otro dijo que no estaba en contra de las coaliciones, pero que no quería el regreso del PRI al poder; otra, que estaba ahí porque le molestaba la participación directa de Televisa. El discurso no importa, el chiste es salir en la televisión, pintarse la cara con tres números, salir con blusas de manta (no importa si prefieres Liz Clairbone o tu camiseta de Evanescence) y hacer el símbolo de "amor y paz" con la mano. Lo que importa es vivir la primavera que todos hemos visto en las películas (Janis, te ves hermosa con tu cabello largo; Jim, cómo quisiera tu sex appeal para tener novia). Jugar a la protesta, cantar las de Chávez y Mercedes Sosa sin entender el sufrimiento que se vivió en aquel entonces. Vamos a las plazas. Gritemos, tomémonos fotos y subámoslas al FB o al Twitter. No nos demos cuenta que esta hermandad resulta ser un comportamiento atípico. Salgamos a las calles y ya.

Y a los que aún no se animan, no les faltarán amigos que los inviten. "¿Dónde están los estudiantes?", pregunta una comunicadora que egresó por la puerta chica de Letras Españolas. Yo le pregunto a ella: ¿dónde está tu artículo que invite a la sociedad entera a participar de este movimiento sin ideología y con mal fin?

Mal fin, porque, si tomamos en cuenta el reciente modelo histórico ocurrido en Arabia (delimitación del problema, análisis del comportamiento psicológico del sistema en el poder, análisis de los personajes que conforman al ente llamado gobierno y su clasificación: articuladores, pensadores, manos ejecutoras; enfocamiento a las manos ejecutoras y estudio de su comportamiento psicológico individual -todos se caracterizan por tener respuestas agresivas-; delimitación y búsqueda del elemento capaz de provocar una respuesta agresiva entre los sectores sociales; persuasión hacia este elemento; construcción de un escenario que detone la respuesta esperada; respuesta esperada cumplida; implantamiento de nuevas políticas y directrices) se puede asegurar que está ocurriendo lo mismo. 

Es una pena que el movimiento juvenil haya llegado bajo estas características. El escenario artificial en el que se desplaza, más que dar coraje, da una profunda pena y una melancolía terrible: melancolía porque jamás será lo que debió ser, melancolía por lo que, de continuarse este movimiento, será.

Que me perdonen los intelectuales y periodistas de izquierda que desean enviar a los imberbes como carne de cañón, pero yo no pienso mover un solo dedo a favor de este movimiento. No puedo creer en ustedes, los mismos que nos deben escenarios mejores. Lo digo, por ejemplo, por aquel que ha salido a exponer a los jóvenes, usando cinco malas palabras en cada cláusula, la situación del 68 y la urgencia de que los jóvenes se sumen a este movimiento sin cerebro. Para empezar, no entiendo por qué él no murió, como los demás jóvenes. Tampoco comprendo por qué, cuarenta años después, publica con tanta autoridad libros de historia y vende sus conocimientos a NatGeo para hacer documentales. ¿Que en nuestras manos está el futuro? En las suyas se encuentra el presente y no veo que haga otra cosa excepto protestar. ¿Por qué mejor los intelectuales y los periodistas que apoyan el 132 no les dicen a estos hijos del analfabetismo funcional que vayan y alfabeticen en los ranchos, las zonas marginadas, que dispongan de un día de la semana a visitar centros de readaptación juvenil y les cuenten de sus derechos y los apoyen para que sigan estudiando? ¿Por qué siempre ha de ser que la gente espera un cambio inmediato y cree, malamente, que eso se logra con una pancarta y fotografías? ¿Por qué no entender que los cambios se hacen a mediano y largo plazo y que en el verdadero cambio no hay aplausos ni fotos, que todo se queda en la sombra? ¿Por qué felicitar la ignorancia de estos jóvenes, en vez de advertirles que está en peligro su vida, pues el movimiento no emanó de ellos, sino de una política extranjera? ¿Por qué no unirse a las ideas emitidas por otro intelectual, de centro moderado, que entiende que la única utilidad práctica de este movimiento artificial es el coaccionar al PRD y al PAN a pactar su coalición en caso de que el PRI gane?

La primavera del 132, si no se detiene a tiempo (o bien, si no se nutre de una filosofía sólida a tiempo), corre el mismo riesgo que la de Arabia: convertirse en un mero elemento mediático que produzca un escándalo internacional que justifique a su vez la destitución de Peña Nieto del poder, esta vez no porque el pueblo lo haya así dispuesto, sino por la presencia del Tío Sam en la vida de este país.