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jueves, 6 de noviembre de 2014

Leer derecho inglés a esta hora es una adicción que no he dejado de tener desde los 20 años. Siempre he creído que es el peor de los inventos intelectuales y sin embargo, su practicidad es de una admiración sin límites.

La corrupción se esconde de maneras más elegantes, aunque retorcidas, y el campo para que actúen la justicia y la libertad se agranda o empequeñece según las necesidades del consumidor. Es como uno de esos salones armables con biombos y mamparas de triplay.

La simplicidad de este sistema es lo que hace tan descarados sus gobiernos, y lo que hace que sistemas como el nuestro se torture, en su afán por insertar en un sistema global cuyos principios son de este derecho, no del romano.

Y aunque pudiera pasarme mil horas hablando del tema, prefiero seguir leyendo. No me imagino cómo le harían allá para esconder escándalos como los de Ayotzinapa, cada día más lejano de ser arreglado aquí.

Buenas marchas, buenas noches.

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