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viernes, 15 de julio de 2011

La horda que viene

Que detuvieron a Mariel Solís Martínez (indignación nacional frente a la televisión y la compu: consideremos que la nación se encuentra ubicada en las coordenadas del Canal de las Estrellas y las redes virtuales). Que liberaron a Mariel Solís Martínez. Qué bueno. Aplausos y entrevistas todo el día ("Pensé que tendría un día tranquilo, pero me la he pasado hablando en los medios", dijo la joven que festejó su libertad yendo a ver la última película de la saga de Harry Potter). El problema ahora está en saber dividir el problema o mejor dicho, en desglosar las preguntas que generan el problema:

1. ¿Qué pasa con la procuración de la justicia mexicana? ¿Acaso estamos volviendo a los tiempos de la inquisición, donde un delito era creado e impuesto a la fuerza por quienes detentaban el poder eclesiástico? Peor aún: ¿estaremos regresando a los viejos cánones del México postrevolucionario -o quizá jamás nos hemos ido de la inquisición y por eso Díaz, el PRI, el PAN, el PRD y todos los que vengan siempre hacen lo mismo: la naturaleza de los sistemas y métodos no mutan, las personas que los ejercen y sus agrupaciones, sí-, donde todo era rigidez y paz, imposición y justicia, tortura y celeridad?

2. ¿Verdaderamente estamos tan mal, jurídicamente hablando -tanto en teoría como de facto- como para permitir que sean los medios de comunicación, el Facebook y el Twitter quienes se encarguen de ejercer presión? ¿Los conceptos de Comisión (estatal, nacional, cualquiera) de Derechos Humanos y Tratados Internacionales de la misma categoría -e inservibles por igual: esos ya ni en su casa los conocen- deberían ya, de una vez por todas, olvidarse? ¿Las ideologías políticas, morales, de justicia social y éticas en los jóvenes ahora serán agrupadas por equipos deportivos y no por una tendencia teórica que los unifique? Porque lo que pegó en esta ocasión fue la presión mediática, la solidaridad virtual... Y el espíritu puma. Lo anterior no es, en todo caso, una afrenta social. Más bien sería una afrenta a las estructuras jurídicas degradadas que han permitido escenarios como éste. Mariel Solís seguramente no ha sido la primera afectada con el comportamiento errático de la justicia mexicana, pero quizá sí de las poquísimas que se salvan de un tormento perpetuado en las cárceles de nuestro país. Y todo gracias a un twit de sus amigos.

3. ¿Cuál sería la conclusión a la que se llega, ante tal panorama? Joaquín López Dóriga intentó indagarlo al preguntarle a la joven cuál había sido su enseñanza. "Que debo cuidar más mi papelería personal", respondió ella. ¿En verdad eso es lo que un joven mexicano desearía o esperaría aprender de su país? ¿Cuidar sus credenciales, creer que el Twitter y el espíritu estudiantil saldrán en su defensa en casos obscenos como el ocurrido a Mariel? En materia jurídica, ¿el paradigma estadual tradicional estará llegando a su punto de colpso tal, que la nueva -o ni tanto- comunidad global está estableciendo nuevos métodos que aseguren la observación del respeto hacia la acotada libertad de sus habitantes, hasta llegar a un punto equiparable con el retorno a la horda, pero con i-pads, lap tops, y celulares con Wi-Fi?

Alguien dijo por ahí, que entre más conocía a la humanidad, más quería a su perro (se rumora que era, casualidades que tiene la vida, un dictador). Ahora nosotros, los mexicanos, podríamos estar facultados a decir que entre más conocemos la justicia, más amamos al Twitter...

1 comentario:

Josepho dijo...

nada está mal, todo está cambiando... es evolución.