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martes, 28 de octubre de 2014

Las venas del tiempo. Se viaja a la casa del padre para encontrar las raíces. Al final no hay nada, pues su voz está dormida, aniquilada para los decibeles del mundo, viva en los rincones de un cosmos que no se desvela a sí mismo sino hasta que morimos.

Caminaste conmigo, como lo hiciste hace 15 años, veinte kilómetros bajo el sol. Fuimos pobres por convicción, somos éter cuando no nos hallamos en los ojos del otro.


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