Sucumbí al Facebook:

domingo, 26 de agosto de 2012

Yo no quiero una vida familiar de combos y pasillos de Liverpool, filas de mujeres soñando con perfumes de Lalique (en todo caso, sigo prefiriendo Channel), hombres sumergidos en el sueño de un bose y el nuevo i-pod. Yo más bien quiero una selva, una casa naranja, un cuarto para no salir de ahí, aunque mi piel no sea tan tersa como las de mis congéneres, aunque no tenga el más mínimo conocimiento del nuevo protocolo humano. Yo no quiero volver a salir en domingo al centro comercial a atestiguar el paseo en carreola entre las mesas sucias, grasientas pero aparentemente blancas. Yo nada más quiero que me escriban y me escribas, para recomponer mi flora original.

No hay comentarios: