Sucumbí al Facebook:

domingo, 5 de diciembre de 2010

A merced de tu boca Olivetti. Las fotos.



















"A merced de tu boca Olivetti" es un proyecto personal que surgió tras la iniciativa del maestro Javier Treviño de hacer un taller de arte objeto dentro de la clase Crítica del Arte Contemporáneo.

Elegí hacer una crítica del papel de la mujer dentro de la literatura mexicana (y por qué no, latinoamericana) en los últimos 50 años, he ahí por qué hay tres personajes principales dentro de esta instalación, si es que puede llamársele así. Recordemos que, ante todo, soy escritora y no artista plástico, aunque no niego que esta experiencia me ha dejado tantas cosas buenas que estoy tentada a continuar explorando, mejorando y jugando más con las texturas que ofrece la plástica en general.

El primer personaje representa a la mujer que ha conseguido estar dentro del ámbito literario comprando sus propias publicaciones. Para ella, la literatura es un elemento más de su atuendo. Por eso tiene en el suelo una bolsa-libro: ella no crea y no disfruta. Sólo compra. Lo anterior se consolida con la mesita que está a la entrada: enfundada en un mantel de la misma tela del vestido, deja souvenirs con tarjetas en finísima opalina en blanco perfumada de Liz Claiborne. La chica no tiene nada qué decir.

El segundo personaje es la mujer que ha publicado sus viscerales escritos a base de venderse a sí misma. Su literatura es pobre, pero normalmente es reconocida -junto con la literatura del primer personaje-. Las piernas abiertas hacen que igual para un libro lleno de líquido seminal que reciba un miembro más para tener otro libro en puerta.

El tercer personaje es la mujer que realmente es el soporte de la literatura. Es anónima la mayor parte de su vida -algunas incluso lo han sido hasta después de su muerte-. Pero sus letras están cargadas del sentido estético y literario que hacen que la literatura femenina (ojo, no confundir con feminista por favor) tenga un espacio decente dentro de los esquematizados conceptos que el público en general tiene de la literatura hecha por mujeres. Es el tipo de mujer que hará que al final del cuento, y cuando las publicaciones de las otras dos se olviden o se manchen de perfume o bilé, las letras resurjan como una especie de paraíso prometido, algo olvidado que al ser descubierto reivindica la magia de la creación por la creación misma y no por el sexo (hablando en términos del género). Decidí hacer una especie de muñeca-canción, o mujer-poema, repitendo el "eres tú", con todos los tiempos del verbo ser conjugados a merced del sustantivo que lo acompaña. "El olvido has sido tú", "La voz eres tú", "La memoria serás tú".

La posición de cada maniquí-escritora no es al azar. La mujer flotante está ahí porque ese es el lugar que ella ha adquirido. La de piernas abiertas es en donde mejor se siente, y la otra realmente disfruta de hacer contorsionismo con su cuerpo: para ella las letras no son motivo de glamour, sino del proceso creativo en sí y de la libertad que se debe tener para poder parir algo bueno.

Creo que los dibujos tipo boceto ayudan a explicar un poco mejor la intención de mi trabajo. Van desde modelos "haute litérature" hasta la armadura para la guerrera literaria. Las acotaciones tipo revista "Harper's Bazaar" los tomé de un ensayo literario de Adelaida Martínez, el cual lo pueden checar en http://www.sololiteratura.com/fer/ferfeminismoylit.htm.
Un poco de sarcasmo, nada más.

Quise hacerlo en forma de pasarela porque considero que a la mujer aún se nos sigue viendo así: como una pieza prêt à porter -por esa razón el tercer maniquí está descuadrado respecto de la "pista de modelaje"-. Sin importar cuántas páginas se nos hayan publicado, todas hemos sido, al menos durante 5 minutos de nuestra existencia, un objeto listo para usarse, una joyita digna de presumir en las altas esferas literarias, políticas o artísticas en general. El título lo saqué de un poema mío al darme cuenta que ese verso en solitario también funcionaba bastante bien para escenificar lo ya escenificado: las mujeres de mi historia están a merced de lo que les diga su propia Olivetti (de lujo, de cama o de trato rudo).

Mi intención a la hora de hacer todo esto no es el que la gente se lleve la amarga canción de crítica de una veinteañera que roza los treinta, sino el reposicionamiento de las letras mexicanas dentro del ámbito creacional. Es decir, cuestionarnos si todavía podremos sacar el estereotipo que nosotras mismas hemos marcado con nuestras seductoras acciones -que poco o mucho le han valido a la escena literaria mexicana- y saber si lo poco o mucho de bueno que hemos logrado pueda ser reduplicado a favor no de nuestro género, sino de la literatura en general.

Una vez explicado mi pequeño mundo, espero les agrade lo que me costó casi un mes y medio de elaboración. Gracias por sus ojos.

No hay comentarios: