Te sientes plena, María Magdalena. Plena y la cintura, plena y las medias, plena y estas botas que caminan encendiendo la mismísima luz. Te sientes plena, María Magdalena, él te moldea así, su canto distante que quisieras tener en la más negra hora de tu sueño.
Y estando así de plena, cuentas las horas hasta volverte loca. Qué diamante deberías empeñarle al tiempo para que el gran día venga, cuántas ánimas habrás de convencer para que la plenitud te alcance hoy su abrazo y sus labios.
Te sientes plena, María Magdalena. Tanto, que vienes y lo escribes, mordiendo al perro mundo que al fin te libera.
Cooperacha de a peso por la libertad de expresión
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