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lunes, 1 de febrero de 2010

Abre los brazos

Así, abierto de brazos, me gustas. No, la cabeza levántala, el cielo es una esponja azul y quiere chuparte los ojos... para nada, no soy seguidora de los motivadores, no hay nada en este mundo para motivar: el mundo es el motivo en sí.

Cada vez que miro el mediodía eclipsarse con tu ángulo en 180º me parece que estoy viendo a Horus desenvainando su espada -¿tendría espada Horus?-.

Escucha ahora el canto de la paloma que se esconde en el nicho de Catedral. No, no es necesario que entres a misa. La misa está allá afuera, con los niños alimentando palomas, con los padres alimentando a sus hijos con el algodón de azúcar hecho de quién sabe qué.

Aguarda en el silencio el mejor de los regalos: es la paz de un sol de invierno como nunca nadie antes lo ha conocido. Será porque ahora sonríes tú.

Así, abierto de brazos, me gustas. Levanta la cabeza, hoy la tristeza no está invitada.

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