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jueves, 24 de marzo de 2011

XX vertical

Escribiendo en hojas inservibles (de esas que tienen todas las letras pesadas del mundo que no se quiere ir, y que lamentablemente encuentras gratis en los panfletos grandes de instituciones grandes) las dos equis del siglo pasado, me percaté que éstas, al unir sus puntas, formaban un símbolo del infinito, abierto sin fin (paradójicamente).

Ahh... entonces por eso la postmodernidad: todo lo vivido, pensado, filosofado, inventado, imaginado, creado y ensayado en siglos pasados, se goteó poco a poco, hasta el infinito, como una llave mal cerrada por la cual se escapaban todas las voces de todos los tiempos anteriores, hasta anegar a la gente en el pensamiento de sus antepasados.

El infinito sería entonces un charco de ideas muertas, estancadas en la postmodernidad del siglo XX. Dicho de otra manera, el siglo XX fue un reducto o una válvula de escape por donde se salió la producción intelectual de la humanidad.

Lo curioso sería que, pasando las dos equis, quizá también hayamos superado la postmodernidad porque resulte que el ahora no sea más que el sueño del último perezoso superviviente de este alfiler de la galaxia. O bien, si ya le agregamos el "I" al siglo que vivimos, entonces no haya más infinito: el infinito tendría límites, después de todo. O quizá nosotros superamos sus no límites al agotar todo lo que era posible pensar y por eso ahora lo único que nos queda es debatirnos entre el caos y el new age.

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