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lunes, 18 de marzo de 2013

Ojalá que llovieras perfume blanco antes de la caída, piano.

Ojalá me equivoque y no sea necesario el kit contra el dolor a posteriori.
Era la llamada de Dios una jungla. Algo de mí se arranca de las pieles de mil almas hipersensibles habitando este mundo.

jueves, 28 de febrero de 2013

Betsabée Romero en Saltillo

Conocí la visión de Betsabée Romero hace cinco años y me cambió la mía. 

Hoy, la noche se conjugó a mi favor para ver sus ojos, escuchar la canción fundacional de su obra, ver esos rojos y fucsias y ocres plasmados en este páramo donde antes nada pasaba, salvo el tiempo. Conocer en persona a uno de mis referentes femeninos ha sido un poema entre la vorágine.

Gracias, Vida. Gracias a Betsabée por no claudicar ante lo efímero y lo estúpido. Y gracias a Alfredo de Stefano por ser el conductor de este regalo. 


martes, 26 de febrero de 2013

A las cinco de la tarde, los cerros violáceos que rodean esta suerte de mugre y tiempo, carne y abuso llamada mi ciudad nos legan sus lascas arrancadas con las garras del viento, del norte que le dicen los viejos. Jamás llegan en trozos grandes: por efectos de lo que quizá corresponda a una sublimación celeste, las lascas efectúan una danza de siete velos hasta llegar a los hombres hechos polvo con olor de hormiga hembra dispuesta a tensar la piel con su beso anaranjado.

Y como es polvo de hembra, a las cinco de la tarde los cerros violáceos palpitan de poro en poro una mezcla de deseo y abandono que en el mejor de los casos sabrá a añoranza. Los hombres lo perciben como la esencia de un sexo complacido. Las mujeres, si están felices, como la esperanza; si están tristes, como la infancia a la que no se puede volver.

Todo esto me decía el viento, cuando bajó cargado de epístolas para el mundo.

De pronto, sentí la añoranza más grande de mi vida.


sábado, 23 de febrero de 2013

Ánimas blancas, voces de mujeres hermanadas en el olvido. Ya no puedo con él, extiéndanme su bendición, una pócima para ya no soñarlo.

Se me está yendo el agua del cuerpo, la cara empieza a agrietarse, el corazón está enjuto. Adónde la selva, adónde las flores, adónde mi raíz... Eran calles, laberintos con olor a centro, a otro pueblo, por el que dejé a Aridoamérica. Era su casa, su cauce, el diálogo roto, esta informe existencia mitad maniaca, mitad sin hambre.

Ya no busco esperanza, sino quietud.

No más, no más. Una pócima para borrarlo, aunque se me borre la idea del amor.


lunes, 11 de febrero de 2013

Retorno a los 22

La tierra del salto corto entre la polvareda. Torres de polvo erigiéndose a la redonda. Sinfonía de peces muertos abriendo las puertas del recuerdo, la grieta del indio desplazado, otro día para pensar en el hocico del hombre frente al designio del desierto: no más cabida aquí, esta tierra se terminó.

Los centros comerciales en pie, los castillos educativos a la vista.

Hoy la ciudad está como para caerse de inercia y yo tengo la sangre cálida palpitándome los labios.

sábado, 9 de febrero de 2013

Añoranza de la aritmética

Y después de trece años, me di el lujo de hacer una siesta de cinco horas. El problema es que no sé qué hacer con tanta noche.

sábado, 2 de febrero de 2013

Primavera de Praga

El músico inconmensurable en sus notas, el músico entregando el corazón del universo, recién tomado por sus manos. 

La primavera de Praga arribó a su piel otra vez, como cuando ella tenía veintidós y cuarenta y cuatro sueños por realizar, el pelo rojo hasta la cintura, los pies ardiéndole el destino. 

Ocho años y la primavera devino estío: las flores de su cuerpo relatan cómo logró escribir la vida en vez de ser escrita por ella (y entre sus notas está la de no permitir jamás que muera la revelación de aquella estación sublime). Esa noche, volvió a enamorarse de la vida.

Si las letras tienen el poder de traer al presente lo no real y lo pasado, la música posee la gracia de perpetuar la anagnórisis personal de los elegidos, pensó, al tiempo que se oían los decibeles eternos del gra músico. Todos deberian tener una primavera de Praga en algún momento...




Para mi amigo Timo, por ser parte del viaje

miércoles, 30 de enero de 2013

Todos al morir recibimos una parcela de estrellas: sólamente así, la vida puede continuar más allá de la muerte. 

miércoles, 16 de enero de 2013

Leo a T.S. Eliot. Te transcribo, T.S. Eliot. Porque no cabe en mí la algarabía de escuchar el sonido al sonreír la luz. Porque mis dedos son felices al sentir la música de tu danza poética. Porque no concibo que hayas sido capaz de escribir lo melifluo del mundo a través de la lengua que más odio hablar, la más cruel por pertenecerle a hombres inteligentísimos y crueles. El descubrimiento de las traducciones de Paz me habían dejado el prólogo del gozo, pero ahora que he encontrado este pequeño libro español, esta edición bilingüe donde están el pájaro y el jardín de rosas, el tiempo y la lluvia, no quepo de alegría. 

Me quitaría el corazón de enero para lavártelo y enviártelo a tu ciudad favorita, T.S. Eliot. Aquí únicamente se puede reclamar, por ahora,al infortunio de cantarte a ti, a tantos segundos de haber muerto. 

Palabra exacta

A las seis de la tarde, el escritor de mediana edad y media beca estaba replegado en el universo de las palabras de una librería. Nadie podría salvarlo de la mudez de su lengua, su dedo índice y pulgar, excepto aquellas, ya muertas, de los autores que yacían en cajas de escritura de formas y estilos variados. 

A las seis de la tarde, el escritor de mediana edad y media beca, libreta de moda y pluma bic en mano, escuchó de pronto un crujido naciendo debajo de los niveles del sonido. Si los descubridores del ADN, físicos relegados a estampitas de papelería esquinera la hubieran visto, probablemente habrían creado y comprobado la teoría de que la lengua es inherente al hombre desde su nacimiento y por lo tanto, también en su caída: signos en negro colocados verticalmente uno encima del otro aparecían como el holograma primigenio a través del cual algún alienígena de inteligencia superior sembró la inteligencia en el hombre. 

Caminó lenta, parsimoniosamente entre los libros. La palabra ufana de sí diseminaba fonemas de autarquía. 

A las seis de la tarde, el escritor de mediana edad y media beca, saliva deslizándose desde la compuerta bucal abierta, observó cómo la palabra ufana de sí trepó sus pantalones verde olivo hasta la rodilla, para inspeccionar cuidadosamente, y no sin cierta resignación, su nueva casa. 

A las seis de la tarde, el escritor de mediana edad y media beca tenía ya la palabra justa en su otrora hoja blanca. 

-¿Pero qué haces? -dijo a las seis de la tarde el escritor de mediana edad y media beca, la ceja arqueada. 

-He venido en tu auxilio. Soy la palabra que buscabas, la única, la exacta. 

-¿Y quién te ha dicho que te buscaba a ti? 

-Las palabras, cuando ocurre el silencio, son como los amantes: se aceptan a cambio de la elongación del paraíso; se quieren a cambio del fin de la soledad. Y jamás hay pero que valga, porque en el lenguaje y en el amor, lo pronunciado y lo amado es lo que debió ser, aunque el que hable y ame no esté de acuerdo con ello. 

-Llamaré a tu campo semántico para que vuelvas. No requiero tu compañía -dijeron los dientes amarillos a la palabra ufana de sí misma, la voluptuosidad de su caligrafía de origen recostada entre dos líneas perfectamente trazadas. 

-Si lo haces, mi campo semántico se pondrá en huelga. Y no sólamente tú quedarás vacío de palabras para tu página, el resto de los hombres olvidará la porción de memoria dibujada gracias a nosotras. 

-Lárgate. 

Y de un soplo, a las seis de la tarde, el escritor de mediana edad y media beca retiró la palabra ufana de sí misma, y como un embudo la libreta se absorbió en el aire junto con la incapacidad del hombre de enunciar cotidianamente una sensación, un pensamiento o un deseo: frío impalpable erigiendo reinos dentro mío, oro de astro tocase mi alma al caer mi hora. 

Alivio del escritor de ojos profundos y novela entre las manos.

La gente comenzó a aplaudir el nuevo ritmo del inventor de estadíos al escucharlo: ¡Alegría del oído masivo sobre el atardecer! Las seis de la tarde, ¿o las diez de la mañana? 

Miedo, estupor, tiempo, angustia, desesperanza y agenda; psicoanálisis, fama, poder, banalidad, vértigo y hastío fueron desterradas aquella tarde, junto a estulticia.


jueves, 10 de enero de 2013

Manifiesto

Yo no quiero escribir un cuento nada más porque no sé decir "miedo al mármol" y obsesionarme con la trascendencia, ni quiero escribir una novela con trozos de mi cara sólamente porque debo comprar una nueva para poder ser ampliamente reconocida. Tampoco pienso publicar más cuentos aquí porque el amor, a pesar de ser amor, no perdona el plagio. No pienso escribir para congraciarme con nadie más, porque escribir es lo único libre que este mundo en el que nací me ha dado. Y no pienso enajenar mi privilegio, a pesar de que un día tal vez me venza la artritis y tenga que cantar las palabras al aire (y me dará lo mismo: el aire y el papel van al mismo lugar llamado memoria de la vida).

Para Ana

Leo noticias trágicas ocurridas en la India (un camión se volcó dejando varios muertos) y realmente no me conmueve. Quiero decir, no tanto como el hecho de que Ana no haya tenido sus quince años en un lugar mejor que el tutelar. No tanto como el hecho de que no me pasaron a la niña para decirle que la vida no es un carnaval (y jamás siquiera podrá ser una burda copia de él), pero lo cierto es que tener útero y vagina, estrógenos y una sociedad por delante donde cambiar ideas a través del conocimieto, es un regalo natural que por algún motivo nos merecimos por derecho propio (o de nuestras antiguas madres).

En realidad no sé qué tan efectivo habría sido hablar con ella, ya se sabe que las palabras, después de tanto tiempo de ser usadas, no tienen la fuerza primigenia que tuvieron al inicio de los tiempos, cuando el hombre decía "sol" y era Amor lo que estaba llamando.

Leo noticias trágicas lejanas. Sueño que Ana festejará sus quince primaveras aunque sea en este agosto.

Colágeno natural

Alto. La piel magra se arranca en estos momentos. Paren las prensas, los ojos tuertos y los enternecidos dirijan su mirada hacia otro punto del mundo. Aquí sólamente la piel mudando, la dicha tocando la puerta. La cuarentena ha fenecido, que otros vengan a recoger ternura en las calles. 

No, no hay motivo. No hay paraísos, selvas, playas, trenes. No hay risas fingidas en el congelador por temporada baja ni clichés de año nuevo porque para empezar no entiendo el tiempo. Únicamente hay introspección, una larga lista de libros vividos y noches para pensar la existencia. 

Los treinta me han convertido en la mujer más hermosa de mi propio personaje, soy la voluptuosa que mi inteligencia de los diecinueve jamás me habría permitido ser. Soy la inteligencia que se permite criticar sin mortificarse por las conclusiones. El mundo se equivoca, yo tuve la oportunidad de hacerlo y ahora me reivindico. 

Deténgase la tristeza prolongada. El vestido está pasado de moda (confieso que amo comprar vestidos, tanto o más que coleccionar corazones amados). 





martes, 8 de enero de 2013

Lección ___

Fluir, sólo fluir. Palabra fácil para un anacoreta, un yogui. Para mí, un reto.

Fluir, ver el anverso de la mano y entender que las líneas son los ríos. Acomodarse silenciosamente en ellos hasta aprenderse sus nombres y saber cantarlos con amor y respeto, siempre fluyendo.

Fluir, acaso haya sido el primer verbo olvidado en el mar por el hombre moderno, el de la agenda, el perdido en la segmentación del tiempo, la escala para medir los valores que al final no importan tanto.

Fluir. Después, agradecer. Ya la vida es otra.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Que treinta años no son nada...

Abrí los ojos: la humedad cesaba y un mundo de sonidos, texturas, colores y sabores me rodearían para tejer mi memoria, que me acompaña desde los once meses. Desde entonces procuro tejer, una noche sí y la otra también, alguna imagen para vestir los días futuros. 

¡Llegué a la década de los treinta, amigos! Muchísimas gracias por tantas felicitaciones, abrazos y bendiciones para este día. Agradezco a todas las personas que me han acompañado y moldeado de alguna manera con sus enseñanzas, su paso por mi vida, su amor, su paciencia (demasiada paciencia), su alegría, su presencia.

Al tiempo, le agradezco el haberme permitido ser yo (o una buena parte de mí) en la década que se acaba de ir y le pido lo de siempre: amor, alegría y saber agradecer lo que la vida me vaya presentando, y claro, mucha literatura y mucho arte.

Por mi parte, procuraré construir recuerdos buenos para llegar a los cuarenta.

Les mando un abrazo cálido con todo mi amor, gracias por existir.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Gracias, veintes

Escribiría una elegía, pero las cosas buenas es mejor grabarlas en ese dispositivo ubicado en la parte superior del cuerpo llamado memoria, y algunas más en ese otro al centro del pecho, llamado corazón. 

Hoy es mi último día viviendo con 29 años y quisiera decir en pocas palabras (porque tengo flojera de decir todo lo que sé de mí y en realidad este post, como muchos tantos, son un espejo para el ego), que amé a mi década con todos sus altibajos, con sus cuatro nombres por los cuales entregué el alma (gracias, amados, me hicieron más mujer), mi familia, toda la gente que llegó para quedarse y aquella que cambió sus rumbos, mis dos carreras, mis múltiples oficios, mis sueños locos (muchos de ellos logrados), mis amigos, los seres que siguen llegando a mi corazón para enseñarme algo importante y los que están por venir.

Confieso que no quería soltar esta década tan intensa, pero eso a Cronos le vale un cuerno, por lo que prefiero poner mi mejor cara a una década en la que no sueño nada especial salvo tener el amor en todos los aspectos. Amor y sólo amor. El amor inspira, sostiene, defiende y sueña. Si tengo eso, desde el Amor de mi Padre Cósmico hasta todas las clases de amor posibles (incluyendo mi amor por la literatura), nada me faltará.

Mañana domingo 30 inicio un nuevo viaje. Vamos a ver qué travesuras realizo en estos largos diez años que tengo por estrenar. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Medalla Juan Antonio de la Fuente (12-12-12)

Agradezco a la literatura tantas alegrías. Entré en su mundo hace muchos años, desde hace más de diez lo único que quise es tenerla por amante segura y hoy hasta un premio he recibido, sólamente por amarla con toda mi alma, por abandonarme y abandonar a tantos amores y al tiempo, la jurisprudencia y las reglas en pos de ella, la tierna, la fiera, la única.

Ruego a la vida me dé mucho tiempo para amarla como ella me lo exige.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Para México, algunas profecías

Profecías de Fassbinder y Alfred Döblin, con Berlin Alexanderplatz. Elija su frase ideal (aplica sólo territorio telcel):

"The Punishment Begins"
"How is One to Live if One Doesn’t Want to Die?"
"A Hammer Blow to the Head Can Injure the Soul"
"A Handful of People in the Depths of Silence"
"A Reaper with the Power of Our Lord"
"Love Has Its Price"
"Remember — An Oath can be Amputated"
"The Sun War

ms the Skin, but Burns it Sometimes Too"
"About the Eternities Between the Many and the Few"
"Loneliness Tears Cracks of Madness Even in Walls"
"Knowledge is Power and the Early Bird Catches the Worm"
"The Serpent in the Soul of the Serpent"
"The Outside and the Inside and the Secret of Fear of the Secret"
"My Dream of the Dream of Franz Biberkopf by Alfred Döblin, An Epilogue

sábado, 1 de diciembre de 2012

New born (to Mexico)

Ésta es la historia del Sol Saturno que regresó de muy lejos para lamentarse de los seres de boca y hambre, de corazón y pies cojos. Ésta es la historia de un pueblo cobrizo que nunca supo cómo se llamaba y por eso entregaba su alma al pasado. Ésta es la novela en tres partes inenarrables de una matria que olvidó a su hijo, de un padre que rebautizaba a las putas. Ésta es el poema más triste del mundo, porque no tendrá poesía.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Jueves 22 de noviembre: El tiempo me ha regresado la memoria de mi infancia a través de dos libros, uno de Eliseo Diego; el otro, una antología del Premio de Poesía Aguascalientes, más tres revistas, César Vallejo en una de ellas como tema principal. Diez años me costó la odisea.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

¡YA INAUGURAMOS! LIBRERÍA CARLOS MONSIVÁIS


Tenemos el gusto de invitarlos a la inauguración de la Librería Carlos Monsiváis este viernes 9 de noviembre a las 11:30 horas. Ramos Arizpe no.l 871 esquina con Cuauhtémoc, Zona Centro. Saltillo, Coahuila:



domingo, 28 de octubre de 2012

64

Y hoy cumples en mi tiempo sesenta y cuatro, papá. Por primera vez te puedo decir que estoy bien, que regreso del centro del corazón de México a constatar que ni un hombre me ha amado, pero que soy libre porque amé, tú sí sabes cuánto. Que por fin tengo un lugar en el mundo para decir que no fue un desperdicio la segunda vuelta de amor entre tú y Margarita, que estoy en paz y no tengo ganas de morirme.

Feliz cumpleaños, se te extraña siempre.

jueves, 18 de octubre de 2012

Génesis del ocre

Déjame que te cuente, mi niña, cómo dan las seis en este pueblo de tierra y trenes. Déjame que te cuente cómo a esa hora se termina la siesta entre los que lo habitan, y un espacio en blanco se les instala detrás de los ojos, alrededor del alma y en un lugar incierto del corazón. Déjame que te cuente que es mitad de octubre y el otoño es un rostro de muchos labios esperando pronunciar una letanía que lo vuelva feliz, tal vez eterno. Déjame que te cuente cómo una canción se levanta entre el polvo y el horizonte, cómo se levanta y es una mujer ataviada de gasas de eones y tonos malva que sale a pasear por la línea del tiempo, robándose las historias de los hijos de los pueblos pequeños, como éste: aquí está la historia del herrero francés del siglo XVI que perdió a su hijo por hambre y la de la costurera alemana que esperó demasiado para amar a un hombre de apelativo incierto por no haber nunca existido; ahora se ve el anciano de olor acre que creyó ver un rayo y era el flash de un antropólogo suizo que murió, meses después, en las tumbas de un rey egipcio que amó tanto a su mujer que se volvió el río por donde trece hombres viajaron hasta dar con el primer fonema del hombre. Déjame que te cuente, selva tierna, niña, última pieza de la matrioska del corazón de este lado del mundo, déjame que te describa las notas de su canción milenaria. La oirás dentro de ti tan pronto conozcas la melancolía, la oirás llegar y sabrás la soledad de los que conformamos el mundo. Y no llorarás porque es más dulce que el vientre único de nuestro padre, y no querrás interrumpirla ni cuestionarla porque ha venido a acariciarte, a llevarse consigo la primera sílaba pronunciada el día más jubiloso y el más triste de tu existencia. Déjame que te dé una pluma de tinta invisible, mi niña, para que escribas el poema que te dicte la señora de gasa de eones y tonos malvas, naciente entre el ocre polvoriento del otoño, justo en medio del espacio blanco instalado detrás de los ojos de los vivos. 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Joy

Años que nadie me daba una flor. (Esto debía ser escrito).
Motocicletas. Ocho y tantos de la noche. Una familia reunida alrededor del cochambre de la bodega donde estos caballos motorizados aguardan, antes de dar el gran rugido. Los miro mientras voy caminando, como si algo me urgiera a terminar pronto, como si supiera que tengo deberes ineludibles que aceleran mi paso. Una señora gorda, cuatro señores ennegrecidos, dos niños, ocho, diez motos, el foco mortecino. El diálogo inaudible.

Surge la pregunta de si el motivo de la reunión eran las motocicletas o el simple ánimo de juntarse y verse las caras, juntarse para no desmerecer el dicho de Aristóteles. Surge la pregunta de si la mejor opción para evitar reuniones así es caminar sin propósito. Surge la pregunta de por qué siempre habrá críticas, cuestiones, ¿no se puede abandonarse al tiempo y ya? Surge la respuesta: no.

El 95% de las cosas que hacemos atienden a la inercia, incluyendo a veces el sexo. El otro 5% es lo que, quizá, define a cada uno como alguien (especial o no, alguien).

Las ocho y tantos más de la noche. Ni la familia ni yo hemos concretado la dosis del día de llamarnos por nuestros nombres. Ellos tienen motos para la cena. Yo,