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domingo, 17 de junio de 2012

Para mi padre

Gracias, Miguel, por tu ejemplo. Hasta estando muerto me enseñas a diario el valor de la libertad. Saldré airosa de esto, te lo juro por el vínculo intelectual que tuvimos cuando vivías (me pregunto qué opinarías de todo este desamdre político que se vive en el país en estos momentos). No puedo decir lo mismo del vínculo emocional, el escorpión de tu signo siempre tendió un muro inmenso entre los dos. Aunque puedo asegurar que es ahora cuando estás muerto que siento más seguido tus caricias, tus consejos. Precisamente ayer, mientras lavaba a mano, te escuché decir: "échale ganas, Chaparrona". No pude evitar el llanto. Sabes que la estoy pasando mal. ¿Qué ironía, no? Ganarse a pulso el triunfo de mi carrera de Letras y vivir esto que me está ocurriendo. Así es esta vida, un deber y un ganar. Te espero el jueves 21 en primera fila, voy a leer poesía para ti. Y luego, te espero el viernes 29, también en primera fila: mi título va para ti, el hombre que salió del microuniverso para volverse un semidios en vida. 

Te extraño mucho. Mil besos a tu parcela azul.

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