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lunes, 14 de octubre de 2013

Me pregunto qué diferencia habrá entre ofrecer lecturas de calidad a ofrecer a Cohelo (Fabrizio Mejía dice "Cohecho" y me parece válido y gracioso), si la gente para empezar ya no sabe leer el lenguaje del cuerpo, los silencios de los interlocutores, aquellos que nacían de manera natural en respuesta a la reflexión o genuflexión ante la vida. Qué diferencia hay, me pregunto, en observar la idiotez paulatina del mundo o escribir miles de páginas si las sobrantes se han mezclado con los clásicos y el ser humano es incapaz de responder a la pregunta original de quién es o por qué todo esto, este siglo, esta banca, este lenguaje, estos gadgets, esta libertad escenificada, estas necesidades a priori cubiertas pero porqué nacieron y dónde están las primigenias. 

Me pregunto qué diablos hago escribiendo en este blog, si en realidad la gente pasa del mensaje porque hay demasiados pasatiempos en las redes sociales y el poco tiempo que queda es para ensimismarse con la obviedad del ser. 

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