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domingo, 3 de mayo de 2009

Cambio de horarios

Y resultó que después de cien mil millones de votos, la rutina de la vida en la tierra comenzaría ahora a partir de las cero horas.

Los noctámbulos -bastantes para el pesar de los diurnos- saltaron de alegría. Pero pronto se cansaron porque su creatividad disminuyó al tener que trabajar, pagar cuentas y lavar.

Entonces, comenzaron a desmañanarse. Y volvieron a escribir, a componer canciones, a pintar, a cantarle a Chole y a filosofar. Los noctámbulos ahora eran los rebeldes diurnos que cansaban la vida sosegada de quienes dormían por las mañanas luego de una exhaustiva jornada laboral nocturna.

Por mayoría de votos, dejaron que las cosas fueran como antes, no sin antes engrosar las filas de noctámbulos por otrora diurnos que le hallaron sabor a la vida bajo las estrellas.

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