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domingo, 10 de mayo de 2009

Una noche en el Krakovia




Después de esta cruda de una cerveza -nótese que con una sola cerveza me basta para ser feliz durante toda la noche y amanecer con una hueva de los mil diablos-, me he dispuesto a escribir sobre mi rara experiencia en el bar Krakovia, ayer sábado 9 de mayo. Antes de continuar, les suplico que tomen la palabra "rara" en su acepción "fuera de serie". Bien, después de evitarnos una tergiversación, continúo.

El lugar es una casa adaptada a los gustos de un bohemio que odia los espacios pequeños. Por eso fue el primer punto a favor del lugar. A excepción de los muros exteriores, descarapelados y con series navideñas que tal vez no vendrían al caso, pero que por ser el Krakovia le dan un toque kitsch (imagino que se verían bien esos muros bajo un azul añil -gracias al Arquitecto Arturo Villarreal por darme el nombre del color- y esas rejas de hierro fundido como parte de una especie de instalación urbano-bohemio quedarían poca madre), el resto del lugar es como un punto feliz entre las instalaciones de la antigua Alianza Franco-Mexicana de Saltillo y una cantina del centro del país que no había visto por aquí en ninguna otra parte.

Pero, lo que sin lugar a dudas le levanta todo esto, son dos elementos muy precisos, y son, la palmera de 106 años cuyas raíces semejan una riata o una raíz de esas que salían en la película "El Laberinto del Fauno", y cuya flor tarda cinco años en marchitarse. Dicha palmera ha pertenecido a la familia de la dueña durante todos estos años.

El otro elemento lo otorgan la técnica de óleo sobre papel con reminiscencias de técnica con acrílico que la misma dueña, Rosalinda Cervantes, pintó con sus propias manos. A la entrada y sobre el bar que administra su hijo, Gerardo, pende un cuadro que habla de los siete pecados capitales. En la esquina inferior derecha, un rojo viviente punza el timo de cualquier visitante, y el centro, una escultura con los rostros de niños rodeados de palomas muertas, simbolismo que la autora explica significa la pérdida y muerte de las esperanzas, petrifica cualquier sentido de banalidad que algún parroquiano pudiera llevar como secretas intenciones al ingresar al recinto.

Existen otros dos cuadros, uno de ángeles muy vívido, y otro de un ensamble de niños desnudos que fue muy polémico en su época por tener a una niña con su sexo al desnudo. La gente -según comenta la artista- le espetó el que pusiera a una niña y no a un niño. Ella simplemente dijo que el sexo no tiene nada que ver con el arte ni con la capacidad para expresarlo. Y es una nota tan redundante que hasta el más misógino entre los misóginos le dará la razón. El cuadro fue inspirado por la noticia que llegó a oídos de la pintora cuando en Rusia mataron a varios niños, mismos que fueron hallados desnudos entre la nieve. Hay un elemento que denota esta situación en la trompeta roja puesta de manera vertical sobre fondo blanco: es la sangre de un inocente que se eleva hacia los cielos como las mismas notas musicales de dicho instrumento. "Pregunté por qué los desnudaban, ellos me dijeron que el despojar de las ropas es entendido por la sique humana como el despojo de una casa", dice la señora de aspecto formal que contrasta con sus ideas "open mind".

¿A qué me refiero con que sea open mind la dueña? A que su servidora tuvo el buen desatino de presentar un texto francamente hereje. Al finalizar la parranda, me dice: "Qué bárbara, te mataste al Jesucristo. En otros tiempos no lo habría tolerado, pero ahora sí. Y me dio mucha risa". La sangre se me heló un poco cuando observé que tiene a la entrada un busto del Papa Juan Pablo II. Me sentí algo sacrílega en un bar que tuviera a este personaje. Pero la dueña me calmó diciendo: "No lo puse ahí porque sea el Papa, sino porque Karol era polaco. Y este es un bar que se supone habla de Polonia".

Fiuf... y yo que pensé que ya no podría volver a romperle los tímpanos a Lalo, el guitarrista de un dúo acústico que me dio chance de cantar Zombie, de los Cranberries. No, al parecer, he de volver. Por lo pronto, ya me dieron un flyer de un eventico que habrá este sábado. Ya se los pondré después, para que no se les olvide.

Gracias al Krakovia por revivirme la tuerca que traigo siempre perdida. Y más gracias a Arturo Villarreal, a Gerardo Carrera, a Livio Ávila, a Humberto, alias "El Primo", a Germán Siller, a Fabiola, a Jesé Avendaño, a Melinda por compartir su mesa y su plática chida conmigo. Y a Eugenia Flores, por invitarme a participar en esta lectura que se puso muy "soñadora" (aaayyy).

Ahora entenderán por qué están al principio estos cuadritos chidos. Ya saben su historia. Ahora, vuélvanlos a ver.








6 comentarios:

Imagino dijo...

Hola

Claro que se aceptan escritos ya sea transcripciones o comentarios sobre su obra, fotos y de todo ja ja digo alguna vez que lo veas en eventos o algo así y tengas chanza de hace una nota bienvenida ya ves que vivo en Monterrey y pues eso si no podría hacerlo je je Saludos

Eugenia Flores Soria dijo...

hola Marlén!

Pues el Krakovia es un lugar extraño. Yo fui a esa casa antes de que fuera bar y me gustó mucho. Uno se siente tranquilo, agusto. No es como en otros bares que uno se siente muy lejano y distante y da la sensación de estar fuera de casa.

Fue una noche tranquila y creo la pasamos bien!!! no sabía que cantabas!! ja ja

La palma se llama piñanona

Y me sacó de onda tu cuento hereje ja ja ja

pero estuvo bien porque hay que darle variedá!!!

Gracias por tu apoyo Marlén, se que podemos contar contigo

saludos!!!!

Eugenia Flores Soria dijo...

si kieres te paso las fotos de ayer!!!

sale??

pero al rato porque ando algo ocupadilla

nos vemos

aios

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Claro que sí, Adriana! Ya tengo varios que he posteado por estos lares y los guardo en formato word. Fotos también tengo bastantillas, e incluso grabaciones de audio.

La bronca está que no tengo tu correo para enviarte el material. Te dejé mi cuenta de correo para que ahí me escribas para así yo registrarte. Y si no, aquí en este blog tengo un enlace vía email para que te puedas comunicar conmigo.

La foto del blog está genial...

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Sí, está chida la casita.
No, yo tampoco sabía que cantara...
jajajaja! Pobres de ustedes!

Ahhh, Piñanona... como Señora Piña?

Deja mejor me pongo a hacer la tarea...

Besos!

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Sí, Quiero las fotos! Y nos evidenciamos aquí! Los delincuentes de las letras!


jajajaja

besitos!