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viernes, 21 de agosto de 2009

A este gran evento llamado clase

Ayer nos aventaron un speech que incluía violines estilo Paganini en Brodway para los obreros y los demás esclavos del sistema (gerentes y directores incluídos): los jodidos pagan con sus impuestos mi escuela -y las escuelas en general-. Sin importar las cuotas altas que se pagan -para ser públicas, son altas-. Sin tomar en cuenta que muchas veces se atraviesan días de calendario como el de mañana, que está dedicado al sindicato. Sin que por ello se eleve el nivel educativo de cada estudiante. Así de buenos somos los contribuyentes, voluntarios e involuntarios.

Yo me quedé algo convencida: efectivamente mi ISR deambulaba por ahí, aunque mi intención por recuperar algún día lo arrebatado no fuera el motivo por el que estudio una segunda carrera: digamos que había razones para apoyar la tesis.

Por la noche, cierta persona me dijo que en la UNAM pagan a $25.00 el semestre. El 1% de lo que yo y otros muchos pagamos. $25.00 me los gasto en unas papitas y un refresco cuando no puedo ir a mi casa a comer. Con $25.00 ni siquiera alcanzo a entrar al cine. El maquillaje (el poco maquillaje que compro y luego acumulo) no me cuesta $25.00. Con $25.00 no llego siquiera a la gasolinera a recargarle $70.00. Con $25.00 no alcanzo a pagar las copiosas copias de ciertos libros...

¡Qué ganas de cambiar el mal entendido sistema federal! ¿Verdad, Miguel Ramos Arizpe?

Me la pasé imaginándome lo que no haría en ese lugar: dormir o estar triste. No tendría tiempo para ello. Al menos no para dormir.

Debo ahorrar para cambiar de suelo: aburren los speechs.

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