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jueves, 13 de agosto de 2009

Sin pensamiento no hay poesía (Eduardo Milán III)

Día tres: Por fin llegué a tiempo. Me senté en primera fila: así no habrá mosquitos de luz pequeñita dispersándome mi dispersa atención. Hoy el maestro Milán se aventó una de las mejores cátedras que he tenido en toda mi vida. Finalmente fue él mismo, creo yo.

Ya no lo quiero clonado y de llavero/separador de mis libros de buró. Lo quiero como maestro de planta en la escuela de letras. Ya sé que es un sueño guajiro y que no es 6 de enero. Pero soñar no cuesta nada.

Le he aprendido a mirar la cuenca de los ojos cuando se burla. Ahora entiendo que lo de ejemplificar la poesía actual con la antología de Fabre no era una pose más de todos los que vienen a esta ciudad. Era una muestra (como se le denomina en metodología al grupo elegido aleatoria o accidentalmente para hacer una investigación) de lo que la poesía da. Y no da para más. Al menos no dentro de los estándares estético-filosóficos (según he captado, no me hagan mucho caso porque tal vez me equivoque) actuales, tan llenos de desencanto, tan nostálgicos de la palabra esperanza. También le he aprendido a arrullar con el murmullo de las seis pasaditas sus ojos plomizos que miran hacia atrás antes de dar el terrible salto mortal al que nos jala esta lavadora realidad.

Hablando de filosofía, me gustó mucho un concepto que Milán dijo al respecto: sin pensamiento no hay poesía. Creo que se refiere a que ahora los que decimos que hacemos poemas lo hacemos como El Borras y sin conocimiento del Conocimiento, de la Filosofía, pues. Hace falta entender y desmenuzar la realidad del hombre para poder hablar de él, como él y a través de él. Pero es que resulta tan horripilante a veces (o siempre, no sé) desmenuzar estados de putrefacción que uno prefiere agarrar el primer boleto con destino a Babia y marketing.
Porque todo en esta vida después de la vida es igual a comprar y consumir, así sea el mismísimo "amor" (no sabía que el humanismo hubiera muerto con la irrupción de la II Guerra Mundial, que los universalistas se quedaran sin fundamento, que la vida de hoy fuera el eco del estado indolente después del asesinato de "dios". Tampoco sabía que una vida que no puede ser cantada no es digna de ser poetizada. Ya saben para dónde voy... Somos el futuro nefasto pronosticado por los grandes pensadores de los últimos dos siglos). El momento actual de la poesía es una realidad fragmentaria que cada quien pezca como dios le da a entender para llegar a la conclusión de que estamos terriblemente solos dentro de la mismísima soledad.

Ya nada más me quedan dos días con él. Yo no quiero que se vaya. Siento que por cada vez que un erudito abre la boca en mi tierra (así sea saltillense o de otro lugar), me sobrevienen oleadas de oscurantismo en todo lo que veo a mi alrededor. Qué desolador.

Mañana será un día ajetreado, la jornada empieza a las 16:00 horas. Por hoy es suficiente de filosofía y poética: tengo un libro nuevo de Milán que me invita a acostarme con él bajo las estrellas que desnuda mi techo con sus caderas de árabe pendiendo de él.

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