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lunes, 22 de septiembre de 2008

Otoño

Pues llegó el otoño, así nomás. Como que no me lo esperaba tan pronto, ni tan de golpe y porrazo. Pero aquí está y más vale ponerse las pilas. Total, nomás faltan otros seis meses para que la primavera llegue.

Taciturna que soy, sacaré mi “kit” otoñal: discos del Morrisey, Serrat, Cohen y otros tantos; películas tristonas de todos los tiempos, y salidas por tardes color sepia y una que otra noche con estrellas que jueguen a las escondidas.

Y aún así, el dorado crujiente de las hojas suena romántico. Es como el punto máximo de una relación del corazón con uno mismo.

2 comentarios:

mike dijo...

No sentí la diferencia, ha de ser mi otoño semipermanente

befesofotofotefes.

mifikefe

caminante dijo...

haz oído "de cartón piedra", de serrat. a mi me mata.
pero mientras las hojas caigan, no te eches a llorar como haciéndole a las ausentes sombras un funeral
mi querida marlén.
Quizás te pidan, en susurro, que les cante, y les cuente la historia de sus últimas horas primaverales
cuando era aún verde su pensamiento
y el sol tiernamente le tocaba
en la cabeza mientras el ruiseñor anidaba entre las ramas.
Háblale de que también a nosotros nos toca el otoño y que el invierno nos dobla sobre el sueño de un calor ausente.