Anoche al dormir me dirigí a un pasillo laaargo laaargo. Mientras caminaba, rezaba oraciones en un idioma que no recuerdo. Una aflicción me hacía chiquito ese músculo que dicen que palpita y se llama corazón. Muchos cuadros de ángeles niños, desde Mafalda hasta mi propio retrato a los cinco. Al llegar a la recámara principal, me encontré con un niño jugando a los legos.
Me arrodillé, le dije: "Padre, por fin te encuentro".
Y sólo atinó a responderme: "¿Cuál es tu pobema? ¿Quieres jugar comigo a los legos?"
Desde entonces no guardo congoja en el alma: allá a lo lejos, el dios niño sabe que esta vida no es más que un colorido lego.
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Hace 1 hora
1 comentario:
Y lo mas interesante es lo que podemos armar con esos legos no crees?...
-J
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