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martes, 17 de febrero de 2009

Perdónalos, señor...

Por el cinismo en sus bocas para pedir que tengamos misericordia de quien no la merece. Por no respetar la vida y cegar a la gente. Perdónalos por exhonerar a culpables y por castigar a los justos. Y perdónanos por tener la boca cosida, el miedo arriba y las manos atadas.

Y que este día tú no seas el cantar de ninguno de ellos.

Para el señor X... porque si es verdad que las palabras ofenden, pedir perdón esta vez es casi como ofender a cualquier deidad real jurando en vano.

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