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jueves, 5 de febrero de 2009

Teatro García Carrillo, Crónica de un Incendio

Esta ciudad permanece solamente porque
nosotros no hemos dejado de soñarla.

Jesús de León


Ayer miércoles 4 de Febrero y en punto de las siete de la tarde, un par de señores, el escritor Jesús De León Montalvo y el arquitecto Arturo Villarreal Reyes, dueños de un archivo histórico en sus cerebros y de un amor por una ciudad que es mitad fantástica y mitad fantasmal, se sentaron a platicarnos, a reavivar con la decencia, la humildad y la claridad de sus letras la leyenda del Teatro García Carrillo, en la presentación del libro Teatro García Carrillo, Crónica de un incendio.

El monumento a una de las bellas artes que fuera incendiado un martes 3 de Septiembre de 1918 (dejando cenizas que ahora revivieron en un ave fénix con la mitad de sus plumas, como bien lo dijo De León, editor de dicho libro), fue y es objeto de toda una serie de supuestos, mitos, relatos, evocaciones y sobre todo, nostalgias.

De teatro majestuoso a billar -donde ahora ni las bolas quedan-; de billar a un símbolo revivido apenas en una extensión mínima (el Teatro García Carrillo comprendía una cuadra entera, ubicada en Aldama y Padre Flores, en medio de un porfiriato en vías de extinción y con dos entradas, una para la plebe y otra para los hacendados y ricos empresarios). Este teatro, que sólo nos duró ocho años el gusto de tenerlo, fue la sede de representaciones que iban desde lo más sublime del arte hasta lo más prosaico -pero vendible-, mismas que eran abarrotadas por saltillenses y gente que venía principalmente del norte del país, enfundadas en olanes y linos, en sedas y otras telas de alcurnia.

Las causas del incendio varían, pero hay dos que sobresalen: la tentativa de la representación de la pieza teatral El Loco Dios y el anuncio de la representación al día siguiente de una danza exótica, Salomé, interpretada por Norka Rouskaya, una mujer que lo mismo bailaba en tumbas del Perú que en teatros.

Es obvio que el conservadurismo saltillense de la época ciñe la expresión artística -o pseduo artística: al parecer ninguno de los números valían la pena- y relega durante décadas la cultura del teatro y la danza en discos, periódicos, libros... pero nunca en un teatro.

Compuesto por siete capítulos de lectura altamente digerible, este libro nos adentra a la composición arquitectónica de uno de los edificios más vanguardistas de la época: cúpulas únicas, acaso equiparables con una perdida en alguna parte del Indostán, alfombras de mármol, columnas evocadoras de una cultura griega y provocadoras a disfrutar del placer visual al menor de los movimientos. También nos adentra en la sociedad saltillense de principios del siglo XX, sus costumbres, ideas y conductas.

Teatro García Carrillo, Crónica de un incendio, puede conseguirse en el Archivo Municipal de Saltillo, ubicado en Juárez y Leona Vicario s/n.

Vale la pena hacer un viaje, todo un teatro, para leerlo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Marlén, Gracias por tus comentarios... y a seguir soñándola!!!

Anónimo dijo...

Ups.... Olvidé decirlo, soy Arturo Villarreal....

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Don Arturo Villarreal, un honor que me visite por aquí.

Gracias a Usted y a su tesis, pude realizar un exhaustivo estudio para presentar ante el PAICE, del CONACULTA, con la intención de remodelarlo. Eso apenas hará un año, si no es que menos. El Municipal de Cultura, como seguramente ya lo sabrá, estaba interesado en ello.

Me serví de sus planos (aprendí algo de arquitectura a través de su tesis), de sus historias y de la estructura que tuvo a bien explicar y reinterpretar con escasos datos, puesto que el fuego dejó todo devastado.

Me gustaría mucho seguir en contacto con Usted, le dejo mi cuenta de correo electrónico personal: tournesolferman@hotmail.com

Un saludo y espero seguir viéndolo por aquí.