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martes, 10 de febrero de 2009

Si estando en la carretera oyes un bip-bip...

...Tendré la seguridad que se trata de un loco del volante que no sabe respetar distancias, tiempos ni reglamentos viales.

Cada día que salgo no sé si volveré. Saltillo es una ciudad digna de topos: hoyos por todos lados, puentes a medio acabar. Dicen que todo en esta vida pasa. Pero yo quiero que pase YA. Justo hoy me desviaron camino a casa: tuve que presenciar la obra negra del puente que está cerca de mi primer alma mater, o séase, la UANE y cómo a pesar de que tengo el horrible SAM's ni a lamparita de solidaridad -de esas que pasaban en los comerciales de la basurita en los ojos, ¿se acuerdan?- llegan los ingratos, y yo, miope por el oráculo de Delphos, me fui a tientas, como casi todo lo que hago en cuestiones del corazón...

Será que vivo con el corazón en la mano todo el tiempo...

El caso es que la gente no tolera llegar tarde -¿por qué no salen antes?- y se la pasan tocando sus cláxones, desorbitando ojos y mandándote vibras que ni con vudú brasileiro tendrías.

No saben cómo extraño tener un correcaminos detrás y no un taxista o una madre histérica camino al cielo de los "enfants".

Poema del día (ahhhh, ¿verdad?)

¿POR QUÉ CANTAMOS?

Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil

usted preguntará por qué cantamos

si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza

usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro

usted preguntará por qué cantamos

cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino

cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos

cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota

cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta

cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.

Mario Benedetti
(curiosamente, siempre que digo su apellido -el de él, mi querido lector-
se me antoja un helado...).


1 comentario:

mike dijo...

Jaja, el correcaminos! siempre me cayó mal que maltratara al coyote willie.

Es cuestión de enfoques creo. En el DF me harto igual de los claxones, pero estando en cuerna me siento extraño si me da la luz verde y nadie pita para que avance! jaja, y pienso ¡qué falta de cortesía! juar juar juar.

En fin. Solo un comentario x para que no creas que ya no te leo.
Besos inesperados ;)