Sucumbí al Facebook:

viernes, 13 de marzo de 2009

Equívoca, unívoca, análoga, retórica, botánica y sistema decimal

Viernes, venus, vienes, vamos, vives, viajes, visite. Qué lindo es el viernes...

Las prisas no me han dejado saborear mi mes favorito. Me gusta porque empieza con la misma sílaba que mi nombre y porque es la sílaba intermedia de la diosa de la primavera, Amarylis. Me gustaba de niña escribir Martes de Marzo-Marlén. Mar, tengo ganas de ir a la playa.

Hace rato terminé un curso de hermenéutica analógica (interpretación de textos a través del signo y el símbolo) y descubrí con tristeza que los análogos de siempre son los equilibrados de toda la vida, y que unos deambulan por la univocidad (literalidad, cuadralidad -expulsación-, rigidez), mientras que otros flotamos en la equivocidad (alegoría, éter, fumada sin fumar). Ahora resulta que las metáforas son bonitas pero si fueran más metonímicas, calle boca, señores, los poetas y pseudo poetas seríamos no la octava, sino la décimo primer maravilla.

También llegamos a la conclusión de que vivimos en una sociedad posmodernista (hablando de latinoamérica, claro) caracterizada por la producción de filosofías fragmentadas, de un narcisismo exacerbado -todo vanidoso y suicida-, en donde la idolatría prevalece sobre todo lo demás. Somos falacias andantes, espejismos que no fundamentamos nada porque lo queremos así. Que mientras el ídolo no te permite llegar al conocimiento porque sólamente pide atención, el ícono (y lo acentúo porque es la acepción de imagen como símbolo según la semiótica) permite que el ser pase a través del mismo ícono para poder tener el conocimiento.

Entonces, según el conferencista Mauricio Beuchot, los maestros deben ser íconos, modelos a seguir y al mismo tiempo guías, y no ídolos. Y creo que el término iconoclasta entonces debería redimensionarse para evitar confusiones: se rinde culto a la imagen externa pero en el sentido de la idolatría, cuando en la acepción primera es que se debe perseguir la analogía (proporción, en griego) que da vida al ícono en sí.

Me gustó la conferencia en lo relativo a la parte filosófica y a la historia de la hermenéutica analógica que hizo de manera amena el Doctor, pero no me gustó cuando se burlaba de los literatos y de los creadores porque no podemos justificar la existencia de nuestras creaciones, dado que somos demasiado alegóricos, según su concepto. En realidad esta teoría es lo mismo de siempre: o tienes los pies en la tierra o vives en las nubes, cuando lo ideal sería alcanzar el equilibrio (nadar, supongo). Yo creo que tanto unívocos como equívocos y análogos hacemos falta, la trinidad es la perfección divina primera. Pregúntenle a los pitagóricos.

También concluí que los filósofos y los escritores andamos siempre en lo abstracto e igualmente avionados, es sólo que los filósofos hacen uso de la epistemología y de la lógica para traer a lo tangible la maravilla del micro-macro cosmos que nos habita y rodea, en tanto que los segundos siempre intentamos crear mundos paralelos con nuestras letras.

Espero que al terminar mi carrera tenga vida, tiempo, dinero y oportunidad de estudiar filosofía. Y que el cortocircuito no se haga esperar.

Feliz viernes, coman nubes y planten vientos dulces, por favor.

1 comentario:

Red Cultura San Luis.Com dijo...

Uhmmm...Me encanto su reflexión sobré este avionado mundo quimerico de las letras en todas sus variantes....Aclaro que llegué a su blog, por equivocación, pero celebro este afortunado hallazgo...espero seguir de cerca su trabajo.
Saludos en este irrenunciable oficio de las letras.
atte.
Marcos.
www.redculturasanluis.blogspot.com