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viernes, 20 de marzo de 2009

Pajaritos a volar

Reclamaré a mi ex alma mater porque no me enseñaron bien la carrera... o al menos eso me hace pensar la SHCP cuando dice que el apoyo de los estadounidenses en la banca mexicana (entiéndase Citigroup) no viola las leyes. Yo eso no lo aprendí así. Y si no, pues que se den una vueltecita por las leyes de comercio, mercantiles, bursátiles y demás que para efectos de inversión extranjera se supone que el Estado mexicano tiene.

No cabe duda que mientras más vivo, más asombrada me quedo yo.

Ojalá que a la corrupción característica de nuestro país los vientos primaverales le oxigenen el cerebro... no es posible que el pensamiento político colectivo, en su esfera de ejecución y planeación, sea tan descarado. O tal vez lo que no es posible, es que esperemos que esto cambie...

Es viernes, no creí que llegara tan pronto tan hermoso día. Tengo muchas cosas revoloteando en mi cabecilla negra y la verdad creo que eso es así porque hoy llega mi comadre, Amarylis. Todavía recuerdo bien (soné a "oh, sí, lo recuerdo perfectamente") el festejo de la primavera del 91: robusta entre las tercermundistas, me tocó bailar "Pajaritos a Volar" -creo que era de Parchís, si me equivoco díganme, por favor- disfrazada de urraca, pues a mi mamá le encantaba el color negro, así que me vistió de leotardo negro, mallas negras y me hizo un pico que más bien parecía de pato y no de pájaro tierno ("los jilgueros en el norte son raros de encontrar" -supongo que eso pensó la mamá). Y para rematar, me pusieron unas alas amarillas. Odio el amarillo. Me provoca ansiedad. Hiperactiva que soy, necesito colores tranquilos para encauzar mi energía y el amarillo no es mi mejor aliado que digamos. Tampoco el verde.

Total, que creo yo que ha sido la única vez en que realmente siento envidia por algo, así, con todas las entrañas, con toda la bilis que se pueda derramar: las escuálidas fueron vestidas de florecillas vivientes y danzaban gráciles al compás de las cuatro estaciones de Vivaldi, mientras yo tenía que aparecer, junto con las otras quince que comían bien en su casa, bailando grotescamente en círculos el estribillo "pajaritos a volar/ acabados de nacer/ su colita han de mover/...", mientras aletéabamos con la gracia de quien preferiría mejor hacer lanzamiento de jabalina. Maldita canción estúpida... y todavía me tomaron fotos!!!!

Y aún así, adoro a la Primavera. No es que el mundo cambie, es simplemente que me pone de mejor humor para aguantarlo y, por qué no, para sacar creaciones a tono con el matiz de la luz solar y el olor a algodón de azúcar que imagino las abejas o las moscas o qué sé yo se encargan de dispersar. O será que tengo sinusitis. El caso es que soy feliz porque finalmente ha llegado la Amarylis.

Y que comience el baile, puesn...

Feliz viernes, no hagan corajes. Mejor hagan malabares con esta vida que no es chistosa per se, pero ah cómo se ríe la cabrona de nosotros, los humildes y soberbios humanos.

Un beso primaveral!

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