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jueves, 2 de abril de 2009

Andrés, la visita de cada mes, y las compras compulsivas

Ahora resulta que las mujeres que compran por compulsión lo hacen más al estar a diez días de la llegada del príncipe no guapo Andrés (el mismo wey que llega cada mes, y que llena los bolsillos de cuanta chuchería vendan para la mujer en esos extraños -pero necesarios, supongo- días).

Un estudio de Reino Unido así lo manifiesta. Lo más extraño es que diga que el fenómeno de la compra compulsiva se haga diez días antes y no dos o tres, lo cual quiere decir que una vez más achacan a la ya de por sí histérica mujer del siglo XXI una actitud directamente proporcional a la menstruación, cuando deberían decir que es alrededor de los cinco días después de la ovulación.

O sea, que de ser cierto este estudio (tengo mis dudas), no es la culpa de Andrés el que la mujer haga sus tarjetazos master card, sino más bien la ausencia de la satisfacción que debe darse en el período ovulatorio. En pocas palabras: admitir que la mujer insatisfecha sexualmente probablemente incurra en este patrón conductual si no ha sido debidamente des-instruída (escuchó usted bien) como fémina con poder adquisitivo dentro de un mundo tecnócrata y neoliberal para dejar de serlo y convertirse en un ser humano libre y sin remordimientos por no tener.

Pero sobre todo -y lo más importante- es que lo que sucede aquí en realidad está sospechosamente asociado con el abuso de un ente monstruoso llamado mercadotecnia, mismo que se aprovecha de las estructuras sociales tan cerradas que actualmente originan la soledad y el segregarismo social en entornos superpoblados para atosigar a las mentes débiles con tontera y media que intenta llenar vacíos emocionales y/o de pertenencia social; por consecuencia, tanto el comportamiento posterior a la ovulación como el previo a la menstruación poco tendrían que ver si no existiera el poder del media mass...

Yo lo que quiero ahora es un estudio de revancha: estoy casi segura que los hombres gastan menos porque lo que compran es más caro -gadgets- y, a menos que sea Gates u otro por el estilo, difícilmente comprará un juguetito de esos cada quince días. ¿Razones para hacerlo? No sé, quizá sea solo parte del embrujamiento de la mkt o tal vez tenga algo que ver con su producción de progesterona y testosterona... Pero de que suena igualmente absurdo como suena en la hipótesis planteada en el estudio ya mencionado, lo suena de verdad.

Y para ser francos, la realidad es que la gente (hombres y mujeres) compra como el Borras cuanto objeto se le ponga enfrente porque no sabe qué fregados hacer para llenar su hueca vida. Y ya.

1 comentario:

Marcelo Dance dijo...

En el programa de radio debo haber mencionado unos 327 estudios de este tipo realizado por los ingleses.
La relación directa entre insatisfacción sexual y consumo de chocolate, La duración del amor en una pareja, La necrofilia como alternativa sexual del siglo XXIII, Los hombres que colaboran en las tareas domésticas son mejores amantes y otras tantas boludeces por el estilo.
No hay duda que luego del extasis, la heroína, ketamina, cocaína y demás "inas", las raves, la bisexualidad, el alcoholismo, la promiscuidad y todo lo demás, a los ingleses no les quede otra que paliar su insatisfacción sexual con encuestas y estudios que hablen precisamente de lo que ya están aburridos de practicar: El Sexo.
Por suerte y gracias a la Santa Iglesia Católica, en nuestra latinoamérica, el pecado sigue siendo objeto de deseo.
Coincido con tu último párrafo. Hombres y mujeres somos compradores compulsivos por igual. Cuál es el remedio? vivir en lugares donde las tentaciones no estén tan a la vista, o hacerse mormón! Ja! Ja! Ja!
Un Beso Marlén!