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domingo, 5 de abril de 2009

Ora río nomás por no llorar (o "Pinche horario de verano")

Es la una con doce en realidad pero mi reloj ya debe mostrar que son las dos con doce.

Es el horario de verano en su décimo cuarta edición. Es la estulticia de las legislaciones rabonas mexicanas y el oportunismo de las grandes empresas lo que hace que a usted y a mí nos provoque a nivel fisiológico un reverendo caos porque nuestro cuerpo pide una hora más de sueño -la misma que nos exige cuando lo obligamos a ir a la cama una hora antes- para poderse acostumbrar a la idea de que el tiempo es relativo, pero ah qué bien nos joroba cuando le cambiamos la rutina. Porque a pesar de todo, somos solares. ¿O acaso no me va a decir que no es cierto que si nos dicen que son las ocho de la noche en verano de plano no nos la creemos porque en pareciera que son las ocho de la tarde? ¿Y a poco usted no sufre, al igual que yo y otros treinta que conozco (si no es que más), problemas de estreñimiento, insomnio, cansancio, mal humor e irritabilidad?

¿Y a poco a usted le bajan las tarifas por el uso de la energía eléctrica? ¿Verdad que no? ¿Verdad que en realidad se produce un efecto contrario, pues de perdido durante el primer mes debe gastar entre 20 y 150 pesos para comprarse un remedio contra algún desajuste en su organismo producido por el cambio de horario?

Ellos dicen que fortalecen a la megaindustria y a las empresas grandes mexicanas. Yo me pregunto: con el cierre de tanta empresa, ¿aún es necesario adelantar nuestro reloj? ¿Y no será más bien que nos homogeneizamos a placer de los caprichos y necesidades de nuestros nefastos vecinos del norte?

En fin, supongo que tanta pregunta irá derechito a los X-Files o algo parecido. Mientras tanto intente no hacer rabietas por perder una hora de su vida, ajuste su reloj para no quedar mal en sus citas, respire hondo, exhale profundo y saque la panza: flojito y cooperando se ve más bonito...

Un saludo para mi prima Laura Monsiváis, quien en este día está de "feliz-feliz no cumpleaños". Ni modo, prima, una hora menos es quizá una hora de juventud de tu año anterior. Y además nos la cobraremos a finales de octubre, cuando en vez de 24 tengamos 25 horas. Estés en donde estés, quiero que sepas que siempre te llevo en mi corazón. Gracias por las carcajadas a diente pelón de nuestros quince y once años, respectivamente. Un beso enorme y mil días como éstos (pero sin horario de verano).

Un beso para el resto de los mortales. Y que la fuerza -y Yoda y todos esos weyes- os acompañen.

4 comentarios:

Marcelo Dance dijo...

Los cambios de horario con estos adelantamientos en pos de un ahorro energético no sirven para nada.
Es cierto que generan mal humor e irritabilidad y encima efectos residuales.
Acá volvimos al horario normal, y yo no me puedo dormir antes de las 04:00 AM...
Que me recomienda Doctora Carrillo?

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Mmmh...té de tila, flor de azahar y anís estrella.

Te duermes como un tronco, pero luego te pierdes de la mágica noche.

Saludos!

Red Cultura San Luis.Com dijo...

!Somos seres de Luz...! Y para que quiero la lúz, sí cada verano es más cara...? O máscara que ayuda a olvidar que lo realmente escencial es invisible a los ojos

Marlén Curiel-Ferman dijo...

Estuvo bueno ese estribillo al vapor, Sr. Markos Blues.

Mil gracias por sus comentarios del blog de fusión etérea, tener iluminados siempre sienta bien a una extraña como yo.