Hace rato llevé en mi auto a un conejo negro. Hace dos semanas, acaricié la cabeza de una gata hermosamente siamés y de ojos azules. Ayer no le dije al perro pinto de enfrente que no me dejara sus gracias en la banqueta.
Señal de que estoy perdiendo la alergia a los animales con pelo (de ahí mi debilidad por las golondrinas y las tortugas... bueno, aparte de otras cualidades de estos animalitos).
El miedo cae cuando dejas de estornudar frente a una criatura simpática que no tiene nombre porque es algo más que una mascota.
Señal de que estoy más viejilla. Y náamás.
Les adultes propulsent les ventes du marché du jouet, confronté à la baisse
de la natalité
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Grâce à la hausse de 22 % des achats réalisés par les adolescents et les
adultes, le marché du jouet affiche une progression de 9 % depuis le début
de l’an...
Hace 18 horas



2 comentarios:
De chico me regalaron una tortuga. Animalito que me acompañó hasta casi los 30, pero a esta altura ya estaba en el departamento de mi vieja y no le daba mucha bola que digamos al pobre quelonio.
Pero cierta vez, leí que todo aquel que tenía una tortuga no se casaba nunca.
Por lo tanto regalé mi tortuga a la señora que venía a hacer la limpieza, y unos 4 ó 5 años después me casé.
Para bien o para mal, como diría el guatemalteco que hace letras sobre temas imposibles y que si tuviera el físico de Fito Páez no vendería un solo disco! :D
No sé si te será útil este comentario, pero por las dudas tomá nota...
Mmmh... aún así me encantan las tortugas!!!
Un beso.
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