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lunes, 19 de enero de 2009

(Al César lo que es del César) y adiós que te vaya bien...

Eso deben de cantarle al del moño colorado, quien hoy se retira para siempre jamás.

Dejará de oler a azufre en la silla presidencial de los EE.UU. Eso es lo que festejan un montón de estadounidenses el día de hoy lunes 19 de enero del 2009. Verlos tan enjundiosos nos hace tener (o al menos, a mí), algo de lástima: son víctimas de un sistema restrictivo que utiliza el término "democracia" para imponer los límites más absurdos a la libertad de expresión en sus habitantes.

Pero lejos de la lástima, está la decepción: si los demás países forjaron sus sistemas político-económicos en una falacia como la estadounidense, tenemos malas noticias: la democracia per se no existe en ese país: quienes tienen la sartén por el mango (grandes empresarios y estados federados poderosos) son los que al final deciden el destino de un mega país. No, señores, la democracia no existe. O al menos no existió durante el mandato del presidente no. 43 de los EE.UU.

Esa es la primera noticia. La segunda, fue la conmoción que nos produjo a varios el nulo respeto hacia la teoría de la división de poderes de Locke. En tierras yanquis, lo que menos hubo fue una segmentación heterogénea y sana de los tres poderes estaduales en los que se basa su forma de gobierno. Así, tenemos que, por mucho que jueces y senadores se quejaran del susodicho, las cosas siguieron su curso, y miles de inocentes, entre norteamericanos y medio-orientales, perdieron la vida. Sin contar los otros tantos en el resto de mundo que murieron de hambre.

La tercera mala noticia, es que el Habeas Corpus (institución jurídica estadounidense que pretende proteger al individuo en sus libertades y en su dignidad a la vida como ser humano) que tanto presumen nunca fue puesta en práctica con los prisioneros de guerra, ni con los indocumentados que fueron enjuiciados por robos o asesinatos.

Y la cuarta mala noticia, es que todos nos atrevemos a hablar cuando el ser non grato más ingrato de todos los tiempos se va.

Mañana será otro día, decía Topo Giggio. Pero yo no me hago muchas ilusiones. Obama ganó por una elección muchísimo más limpia y arrasadora que ningún otro candidato, sí. Los ciudadanos esta vez sí fueron escuchados y lo eligieron también. Es cierto. Es negro, y es el nuevo héroe mundial, también. Pero no hay que olvidar que se trata del presidente del imperio globalizador.

En pocas palabras: nunca te confíes de un gringo.

(Al César lo que es del César) y adiós que te vaya bien... Yo no estoy de acuerdo con esa frase, pero dicen que a lo malo hay que destruirlo con algo bueno... Se los dejo a su criterio.

Mientras tanto, festejemos que el día de hoy estamos como canica en lavamanos: no hay quién pise nuestra sombra, somos libres de respirar, como hacía muchos años no lo habíamos hecho.

Y pidamos por la instauración de una nueva era más luminosa, más llena de paz y de respeto, con o sin Obama de nuestra parte.

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