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martes, 6 de enero de 2009

¿Para qué?

¿Como para qué tanta guerra?
¿Para que los niños que no pidieron venir se mueran?
En ese caso, más valdría no conocer
la tibieza de la avaricia
que da de tumbos con toda fuerza
a la pureza del beso de la fecundidad.

Escribo impotencia en este blog y a esta hora
para no escribir
apachurrado corazón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pese a todo ya todos:
Buen día Luz Marlén.

Como dijo el maestro Fromm:
"Las naciones y las clases sociales viven también gracias a la esperanza, la fe y la
fortaleza..."

El cielo es de un bello azul, aún con nubarrones negros. No lo olvidemos.

Un abrazote y hasta pronto.
Martín Molina