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viernes, 31 de octubre de 2008

No, no soy aguafiestas. Y no, no me pidan Jalogüín (tampoco quiero travesuras).

Hace rato asistí a la presentación del altar de muertos de los chicos del 5º semestre de mi skul, el cual les quedó precioso. Una de las chicas se vistió de Catrina, narraron leyendas y hasta hicieron una pequeña pieza teatral representando a la difuntita, la ególatra de Pita Amor. Les quedó tan lindo y hermoso, que por primera vez le aplaudí a la señora con delirios de ubicuidad... Un chico "rollizo" (ay, Balzac!!!) de cabellos ensortijados (ay, Béquer!!!) color oro (ay, basta de melcocha!!!) la hizo de Pita en su etapa anciana. Le quedo genial, hubieron quienes hasta lo grabaron. Remataron con tamalitos (los itzcuintlis finalmente creo que no llegaron a su destino final: hacerla de puente entre esta dimensión y la que no se vé) y champurrado... Nomás por el champurrado, me dejé tomar una foto con La Parca (no era el luchador, ¿ok?... aunque no estaría nada mal...).

Ojalá que estas cosas se retomaran. Desde niña odié la "Noche de Brujas": tan insípida, tan estúpida, tan llena de dulces pintados artificialmente... tan pediche. Odio ser pediche. Si hay algo más odioso para mí en esta vida, es "pedichear". Nunca me llamó la atención ir de casa en casa viendo caras de todos tipos nomás para que me den dulces rancios o lamidos... o en un descuido y hasta envenenados o alterados con sustancias nocivas. Tampoco me gustaba la idea de desfigurar la naturaleza de mi cara... bonita o no, así la tenía y ya. Como la hermana menor que era, me acostumbré a tener lo que yo quería sin tener que rogar, acaso unas dos veces. Y además, tenía montones de dulces todo el año. Mi padre, el escorpión consentidor, era el autor material de mis planes dulceavélicos.

Unos compañeros de mi salón me vieron con ojos de "She's so fucking loser" cuando les dije que no festejaba el Jalogüín y que no me gustaba ir a fiestas de disfraces. Creo que para disfraces, nomás la época de carnaval...

Así que por favor, no me pidan Jalogüín, porque no les daré mas que las galletas o los dulces que me nazca darles (tanto del bolsillo como del corazón), acompañados de una cara de "Dios, enderézales el camino...". Jamás hemos dejado en casa a un niño con el corazón roto. Son los idiotas (o más bien enajenados) de sus padres quienes tienen la culpa de que el niño crezca con mentalidad capitalista (llámese empresario) y que al final termine como todo buen operario-técnico-supervisor.

Confundir brujas con muertos es sinónimo de desubicación respecto de las tradiciones. Nosotros le rendimos el culto a la vida a través de la muerte, los sajones recuerdan al montón de hiperestésicos y superdotados que quemaron en las hogueras por pensarles brujos...

Si tienen algo mejor que hacer que andar copiando tradiciones y no quieren hacer altares de muertos (son una chinga), entonces cómprense un buen ramo de flores y pónganle un plato extra en la silla vacía que dejó su ser más querido... esté vivo o no. Y celebren la vida. No la del que se fue. La suya. Les aseguro que nadie la vivirá mejor que ustedes.

Y chance se me unan y me apoyen en mi tambaleante decisión de poner por epitafio "Puto el que lo lea".

Es una broma. ¿Acaso debo aclararlo? La que realmente me gustaría poner es "No te molestes, yo ya no estoy aquí".

¡Feliz viernes!

2 comentarios:

J dijo...

bueno la segunda opción del epitafio es más ortodoxa, pero la primera en un post data no caeria mal, jajaja y coincido plenamente con lo que escribes la noche de brujas es un sin sentido, incluso si lo llevas al aspecto religioso va en contra de todas las religiones excepto la satanica, por que se festeja entonces?? en fin, si yo cambio ya habré echo algo y eso hacemos, es bueno saber que ya somos más...

-J

Marcelo Dance dijo...

Como diría Bombita Rodríguez: "Halloween ó Jalogüin no es más que otro avance de la oligarquía cipaya y vendepatria, que quiere atentar contra los más preciados valores revolucionarios"
Revolución Compadre!
Lamentablemente en la Argentina una buena porción de "tilingos" también rinden culto a esa payasada del 31 de octubre...
La solución sería llenar de chile en polvo las golosinas, para que los niños se retuerzan de picor, aunque quizás en México eso provoque el efecto contrario...
Saludos Marlenucha!